Santi Torres. Cuando éramos niños, y supongo que aún sigue la tradición, una forma de castigo era enviarnos al “rincón de pensar”. Un espacio silencioso y oscuro, donde meditar aquellas acciones que no habían sido del todo correctas. Esta imagen me volvía ayer una y otra vez, escuchando algunos de los talleres propuestos por Cáritas Internacional alrededor de la migraciones y el desarrollo, o escuchando también nuestro mismo taller sobre la crisis europea que contó con la participación de Jaume Botey, Víctor Ríos y Evaristo Villar. Nuestro mundo, o al menos una buena parte de él, debería ser enviado al rincón de pensar. De pensar que hemos hecho mal para llegar a este brutal proceso de mercantilización de la vida humana. El Foro de alguna manera cumple la función de este espacio, aunque ciertamente no tiene nada de oscuro, ni tampoco de silencioso.

Porque ciertamente, los fenómenos son muy diversos, y si nos quedamos en la superficie de ellos, se nos aparecen como algo terrible e inconexo. Un enorme collage de causas perdidas, o si uno lo prefiere de causas esperanzadas. Aparentemente nada une a un joven sin trabajo en Europa, con aquel etíope que mientras escribo estas líneas ha empezado una migración suicida desde cualquiera de los países del mal llamado tercer mundo. Y sin embargo en las dos situaciones una misma y única realidad: haber convertido la vida humana en una mercancia, en una fuerza que se compra y se vende en función de necesidades y demandas. En definitiva, puro negocio para unos, pura lucha por la supervivencia para otros.

Personas que pagan ingentes cantidades de dinero para atravesar Sudán y Egipto,  y acabar chocando al final con un muro-frontera como el que el Estado de Israel ha construido en pleno desierto. El testimonio de un joven que fue retenido por sus traficantes en espera del pago de una suma de más de 20.000$, y que mientras duraba su cautiverio fue sometido a tortura y humillación. Pero ¿es el caso del muro de Israel un caso excepcional? Muro en México, muro físico en Ceuta y Melilla, y un gran muro en el mar y en el desierto con nombre de agencia europea llamada FRONTEX. Algo está pasando en nuestro mundo que no para de endurecer las condiciones de los flujos migratorios y que somete a las personas a condiciones de trabajo y de protección social cada vez más precarias. Y a medida que se endurecen estas condiciones se incrementa proporcionalmente la explotación y el tráfico con seres humanos. A mayor dificultad más suben los precios que imponen los traficantes, y más se endurece el viaje que puede llegar a durar meses. Meses de incertidumbres, torturas y en muchos casos la muerte.

Y al lado de esta realidad, otra realidad bien cierta también, la de la solidaridad. Impresionante el trabajo de las Misioneras Combonianas en el Sinaí, con un centro de acogida y una clínica en Tel Aviv dedicada exclusivamente a acompañar y recuperar física y moralmente a aquellos que inexplicablemente han conseguido entrar en Israel. Impresionante el trabajo de Cáritas del Líbano, o del Servicio Jesuita de Migraciones México, que han podido explicar en este Foro Social Mundial su trabajo y sus reivindicaciones. Trabajo cada vez más en red como el que realiza el Euro-mediterranean anti-traffiking project.

En todos los testimonios un grito unánime: “Hay que replantear las políticas migratorias, el endurecimiento de las condiciones de tránsito es un error. Provoca una total desprotección de las personas que por razones económicas o por razón de búsqueda de refugio han de salir de sus lugares de origen. Debemos pedir que se adopten políticas más claras y transparentes para garantizar la protección internacionales a los migrantes y refugiados”, clamaba la representante del Servicio Jesuita Migrantes de México.

Un mundo donde crecen tráfico de personas y esclavitud, es un mundo que debe repensar muchas cosas. Entre ellas algo realmente simple: devolver a los seres humanos la dignidad perdida. Aquí en Túnez el Viernes Santo se nos hace como mínimo más dramáticamente comprensible.

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Podéis ver nuevas fotografías de estos días en nuestro álbum aquí.

 

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Miembro del equipo de Cristianisme i Justícia. Licenciado en Psicología por la UB, en Teología por el Instituto de Teología Fundamental y máster en Teoría Política por la Universidad Pompeu Fabra. Presidente del Patronato de la Fundación Migra Studium.
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