Sonia Herrera. Antes de que el 25N se convirtiera en una cita electoral en Cataluña, la importancia de este día radicaba (o debiera hacerlo) en que mañana es el Día Internacional contra la Violencia de Género, aunque el término “violencias” sería mucho más adecuado ya que son múltiples y de muy diversa índole las agresiones machistas que una mujer recibe a lo largo de su vida.
Desde la discriminación salarial hasta el feminicidio, hay un largo reguero de ataques y formas de violencia: acoso callejero, violencia psíquica, violencia sexual, trata, violencia institucional, ablación, infanticidio selectivo, maltrato físico, acoso sexual en el trabajo, matrimonios forzados, violencia simbólica, infravaloración, crímenes de honor, esterilización forzada…
Según datos de la plataforma Feminicidio.net en lo que llevamos de 2012 se han cometido 100 feminicidios en todo el Estado español, 55 de ellos a manos de las propias parejas o ex parejas de las víctimas.
Desde 1999 unas 882 mujeres han muerto en España considerando solamente las que han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas. Solamente por tener un dato comparativo, cabe recordar, que en los 51 años de historia de ETA, la banda asesinó a 857 personas. Y tal como dice Ana María Pérez del Campo, “el terrorismo machista no ha dado nunca ninguna tregua”.
¿Acaso hay víctimas de primera y víctimas de segunda? ¿O será que las autoridades de este país todavía consideran que el maltrato es algo que nunca debió salir del ámbito doméstico y privado?
Cierto es que los medios de comunicación no ayudan demasiado. La prueba la encontramos en el rebrote machista del tratamiento mediático del asesinato de una menor de 13 años en el municipio de El Salobral el pasado mes de octubre. Sin saber cómo ni por qué los medios sacaron del baúl de los malos recuerdos toda la artillería machista que creíamos ya erradicada: el crimen pasional, los celos, aquello tan manido por la literatura y el cine de “ella lo volvió loco”, y el clásico “era una maravillosa persona” (hasta que ella lo volvió loco, obviamente) del vecino o vecina de turno tomado como fuente fiable y experta…
Así están las cosas a nuestro alrededor. Y si abrimos el espectro, los datos[1] todavía son más abrumadores:
– La violencia es la principal causa de muerte para mujeres entre 15 y 44 años de edad, más que el cáncer y los accidentes de circulación[2].
– 1 de cada 3 mujeres en el mundo sufre alguna forma de violencia física.
– El 90% de las víctimas de trata y explotación sexual son mujeres y niñas.
– Aproximadamente el 70% de las mujeres del mundo sufren violencia en sus vidas.
– Se estima que al menos 1 de cada 3 mujeres ha sido golpeada, coaccionada para tener relaciones sexuales o ha sufrido otro tipo de abusos por algún hombre presente en su vida.
– Cada 9 minutos una mujer es violentada sexualmente.
– Cada 15 segundos una mujer es agredida.
– El 70% de las mujeres asesinadas en el mundo lo son a manos de sus parejas o ex parejas.
– Cada año, a 2.000.000 de niñas les es practicada la ablación y se añaden a los 100.000.000 de mujeres mutiladas genitalmente ya existentes.
– En Sudáfrica, una mujer es asesinada cada seis horas por un compañero íntimo.
– Durante el genocidio en Ruanda (1994) fueron violadas 500.000 mujeres.
– Durante la guerra de 1992 a 1995 en Bosnia y Herzegovina, miles de mujeres y niñas fueron violadas y sometidas a explotación sexual en campos de prisión, hoteles y domicilios particulares.
– En Honduras, se cometieron 405 feminicidios en 2009.
– En México, de 2007 a 2012, se registraron 4.419 feminicidios.
Pero parece que nada de eso tiene demasiada importancia ya que hace unos días nos desayunábamos con la noticia de que el nuevo anteproyecto de reforma del Código Penal impulsado por el Ministerio de Justicia no incluye el término “violencia de género” que tanto costó introducir en la legislación española. ¿Cuántos retrocesos más al respecto vamos a tolerar?
No olvidemos que esta lacra social nos concierne a todos/as. No olvidemos tampoco pedirles a esos/as representantes que mañana elegimos que las políticas de igualdad no deben ser papel mojado, que deben llevarse a cabo y sobre todo, deben integrarlas en su hacer político de cada día. No olvidemos, a fin de cuentas, recordarles que «lo personal es político», que las mujeres no somos un colectivo, ni un grupo minoritario, sino más de la mitad de la humanidad. Y tenemos derecho a una vida igualitaria y libre de violencia.
[1] Datos de Amnistía Internacional, la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe en Gestión de Organizaciones y Tu voz cuenta.
[2] La violencia contra las mujeres y las niñas es un problema con proporciones de epidemia, la violación de los derechos humanos más generalizada.
Imagen extraída de: Blog de Maite Salord
[…] Las experiencias personales y las situaciones sociales no fueran nada sin la memoria. Memoria que debe ser año tras año exaltada, porque detrás de nosotras vienen generaciones que necesitan conocer y aprender de sus antepasados. Conmemorar el 25N comporta aproximarnos a un mundo mejor donde mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades para vivir en libertad. Todos los días son 25N. […]