
Ahondar en el misterio del dolor y del amor – Viernes Santo
Carles Marcet. [En estos textos se proponen algunas pautas para vivir en tono orante estos días en que recordamos las horas más intensas de la vida de Jesucristo y, por esta razón también, las horas más trascendentes de nuestro caminar como creyentes y como Iglesia. En la página web www.semanasantaencasa.es , en Instagram @serjesuita o en Youtube JesuitasESP podrás seguir en directo o en diferido otras propuesta para esta #SemanaSantaEnCasa].
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Primer punto
En el contexto en el que vivimos esta Semana Santa, afectada por esta pandemia que nos supera y desborda, y hace sentirnos hermanos y hermanas en «la comunión del sufrimiento», quizás la mejor manera de orar sería simplemente contemplar esta humanidad que sufre como el cuerpo de Cristo hoy, de nuevo martirizado y crucificado. (más…)

Retiro de Semana Santa (II). Viernes Santo: «Hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23,43)
Darío Mollá. «Crucificaron a dos malhechores… uno a la derecha y otro a la izquierda» (Lc 23,33)
En esta mañana de Viernes Santo les propongo que, en nuestra oración, nos acerquemos al Calvario, ese lugar fuera de la ciudad en el que Jesús es crucificado, aplicándole, tras el proceso civil y religioso, la muerte de los esclavos. El gesto de Jesús como esclavo que lava los pies de sus discípulos, gesto que
contemplábamos ayer, no era, pues un gesto vacío, una comedia, un gesto para la galería, o una pose para una fotografía virtual o para los pintores de épocas posteriores. El lavar los pies de Jesús a sus discípulos es la expresión de una dinámica de vida que comienza con la Encarnación y culmina con la muerte: «se despojó de sí mismo tomando condición de siervo… y se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz» (Fil 2,6-8). Toma la condición de esclavo y muere como un esclavo. (más…)

Retiro en la ciudad (II): Viernes santo: un varón de dolores engendradores de vida
Josep M. Rambla Blanch.
A. Varón de dolores
Hoy os propongo acompañar la meditación de dos imágenes profundamente impactantes que nos invitan a entrar en los dolores de Cristo y del mundo, así como en sus capacidades de ser engendradores de vida y de consolación. Primero, conviene no pasar por alto demasiado rápidamente por encima de la crudeza desgarradora de los dolores de Cristo. Son dolores que nos quitan el aliento cuando los contemplamos. Hay tantos vídeos de YouTube sobre dramas del mundo e injusticias que es casi imposible llegar hasta el final… Son dolores que no deben ser “racionalizados” demasiado rápidamente, que no deben ser objeto de un discurso para encontrar un sentido. ¡Dejemos primero que nos impacte su crudeza! Invito a contemplar el Cristo crucificado de Benito Prieto Coussent. (más…)

Retiro en la ciudad (II): El Padre me enseñará cosas aún más grandes
Santi Thió. Después de curar al paralítico de la piscina de las ovejas, el Evangelio de san Juan recoge la intrigante afirmación de Jesús cuando las autoridades protestan porque trabaja en día festivo. Ahora, al considerar los sucesos pascuales, palpamos una concreción absoluta del aprendizaje de Jesús.
La respuesta de Jesús a la demanda de Felipe refuerza el interés por la contemplación de los hechos pascuales. Felipe quiere que en aquel momento solemne Jesús le muestre al Padre, pero el segundo le responde: «El que me ha visto a mi, ha visto al Padre […]. ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? (Jn 14, 9-10).
Es obvio que esto lleva a considerar que Dios Padre lava pies, se da en eucaristía, llora ante la tumba del amigo o busca a la oveja perdida en el barranco; pero surge el deseo imperioso de un conocimiento mayor de Jesús, persiguiendo el rostro de Dios. (más…)

Retiro en la ciudad (II): En la noche oscura del sufrimiento, la violencia y la injusticia
Pepa Torres. La vida no es una improvisación. Nuestras decisiones más importantes tampoco son espontáneas ni porque sí, sino que van precedidas de muchas otras pequeñas
y cotidianas decisiones que van configurando el momento de la definitividad. Así sucede también en Jesús. Su vida es inseparable de su ajusticiamiento, su muerte. Estos son consecuencia de su modo de ser y estar en la vida y con la gente, siendo misericordia en acción, misericordia en relación.
El Crucificado es la expresión máxima de la ternura entregada hasta el extremo
en la tarea de aliviar el sufrimiento de los últimos. Por eso la ternura es también subversiva, porque invierte el orden «colocando como primeros a los últimos» (Mt 20,16). La ternura vivida hasta el extremo, al modo de Jesús, tiene repercusiones sociales y políticas y por eso se les hace insoportable a quienes «hacen de su fuerza la norma de la justicia» (Sb 2,1-17) y «oprimen la verdad con la injusticia» (Rm 1,8). (más…)

Retiro en la ciudad (II): Y cayó por tercera vez… El grano de trigo. Viernes Santo
Jaume Flaquer. Jesús encarna en su pasión la enseñanza de sus parábolas. “Si el grano de trigo no muere y cae en la tierra…”, nos dice Jesús. Ahora, él mismo, cae en la tierra una, dos, y tres veces para acabar muriendo en la cruz, en un proceso de descenso que será a la vez un camino de ascenso y de Vida, para él y para toda la humanidad. Las tres caídas no son más que un capítulo final de toda una vida de abajamiento expresado en infinitud de imágenes: situarse en el último lugar, hacerse como niños, ser como el grano de trigo, lavar los pies… Resulta difícil encontrar una temática más omnipresente en todo el evangelio. Y si Jesús es camino, verdad y vida es porque él nos abre la puerta para que podamos seguir este camino de descenso que paradójicamente será a la vez de ascenso hacia el Padre. (más…)

Retiro en la ciudad (II): La muerte de Jesús según los cuatro evangelios
Oriol Tuñí. El viernes Santo se recitaba el sermón de las siete palabras: eran las siete palabras que había dicho Jesús en la Cruz, en el momento de morir. Según una lectura concordista de los evangelios se daba por supuesto que estas obras ofrecían un relato literal del episodio de la muerte de Jesús. La óptica de lectura de la muerte de Jesús llevaba a una contemplación que iba desde el grito dramático de Marcos y Mateo (“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”) hasta la muerte confiada de Jesús en Lucas (“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu ) y al momento de plenitud de Jesús en Juan (“Todo se ha cumplido”).
Hoy en día no se acostumbra a predicar el sermón de las siete palabras. Pero tenemos la notable riqueza de cuatro relatos de la muerte de Jesús y vale la pena subrayar el mensaje de cada uno de estos autores. Porque, como nos enseñó el Vaticano II, (más…)