
«La causa de los pobres, causa de Dios». Entrevista a J.I. González Faus
Cristianisme i Justícia. Entrevistamos a José Ignacio González Faus a propósito del cuaderno de CJ «La causa de los pobres, causa de Dios», una antología de textos que demuestran hasta que punto la preocupación por la injusticia social y económica ha estado presente en el pensamiento de la Iglesia desde los primeros Padres hasta el Papa Francisco. Preocupación que llevó a un cristiano del s. XII a hablar de los pobres como “vicarios de Cristo”, o lo que es lo mismo a considerar la causa de los pobres como causa de Dios.

Los pobres vicarios de Cristo (VI): Hermann Kutter
Cristianisme i Justícia. [Este es el último una serie de posts que no han sido escritos por contemporáneos nuestros sino por personas de otros siglos pertenecientes a la tradición de la Iglesia. Todos estos textos pueden encontrarse en el libro Vicarios de Cristo: Los pobres de José I. González Faus].
Hermann Kutter (1869-1936)
Vosotros miráis tranquilos la miseria de la humanidad. No tembláis ante el clamor de los desgraciados. Vuestro cerebro es duro como el acero y vuestro corazón, firme como una roca… Vuestra máxima es que hay que sufrir y que no se consigue nada sin pasar apuro y necesidad. Y tenéis razón: hemos sido creados para luchar y para vencer; no debemos temer al mal, y hemos de ofrecer el rostro a los malvados y caminar confiados cara a la muerte. Tenéis, pues, razón. Pero ¿por qué esa razón se convierte en seguida en una amarga sinrazón? ¿Por qué esa verdad se transforma tan pronto en una mentira diabólica, en cuanto amenaza a vuestros privilegios, a vuestras posiciones sociales y a vuestro dinero?… (más…)

Los pobres vicarios de Cristo (V): E. Lacordaire
Cristianisme i Justícia. [Durante el mes de agosto estamos publicando una serie de posts que no han sido escritos por contemporáneos nuestros sino por personas de otros siglos pertenecientes a la tradición de la Iglesia. Todos estos textos pueden encontrarse en el libro Vicarios de Cristo: Los pobres de José I. González Faus].
Lacordaire (1802-1861)
Hay pues otro escalón de la pobreza: la miseria. ¿Qué es la miseria? Es no ganar la vida, por trabajo que en ello se ponga. Y eso ¿existe? ¿Es posible que en el mundo haya hombres que puedan y quieran ganar su vida con el trabajo, y no puedan? Efectivamente. Y esos hombres ¿son inválidos? No, están pletóricos de vida, de vigor, de buena voluntad; son hombres que están en vuestras plazas públicas, y que sólo una cosa esperan de la providencia de Dios y de la providencia de los hombres: que les den trabajo, por laborioso, por penoso que sea, pero trabajo. Y ese trabajo no existe para todos; vivimos rodeados de gente que no pide más que vivir del trabajo, y no puede. (más…)

Los pobres vicarios de Cristo (IV): Bossuet
Cristianisme i Justícia. [Durante el mes de agosto estamos publicando una serie de posts que no han sido escritos por contemporáneos nuestros sino por personas de otros siglos pertenecientes a la tradición de la Iglesia. Todos estos textos pueden encontrarse en el libro Vicarios de Cristo: Los pobres de José I. González Faus].
Bossuet (1627-1704)
…Venid, pues, ricos a su Iglesia: tenéis la puerta abierta. Pero os ha sido abierta en favor de los pobres y a condición de que les sirváis. Es por amor a sus hijos por lo que permite la entrada a estos extraños. ¡Ved el milagro de la pobreza! Porque sí: los ricos eran extraños; pero la dedicación al servicio de los pobres les hace legítimos, y les sirve para expiar el contagio que traen con sus riquezas. Así, pues, ricos del mundo: poneos tantos títulos soberbios como queráis, podéis llevarlos en el mundo; pero en la Iglesia de Jesucristo no sois más que los servidores de los pobres. (más…)

Los pobres vicarios de Cristo (III): Erasmo de Rotterdam
Cristianisme i Justícia. [Durante el mes de agosto estamos publicando una serie de posts que no han sido escritos por contemporáneos nuestros sino por personas de otros siglos pertenecientes a la tradición de la Iglesia. Todos estos textos pueden encontrarse en el libro Vicarios de Cristo: Los pobres de José I. González Faus].
Erasmo de Rotterdam (1467-1536)
Cristo quiere que sus beneficios no se los devuelvas a él sino a tu prójimo. Mira, por tanto, qué puedes tú y qué necesita él. Piensa sólo que es hermano tuyo en el Señor, coheredero con Cristo, miembro del mismo cuerpo que tú y redimido por la misma sangre… Y si un miembro tuyo rechina los dientes de hambre, ¿vas tú a estar eructando perdices? (más…)

Los pobres vicarios de Cristo (I): san Ambrosio de Milán
Cristianisme i Justícia. [Desde hoy y a lo largo del mes de agosto publicaremos una serie de posts que no han sido escritos por contemporáneos nuestros sino por personas de otros siglos pertenecientes a la tradición de la Iglesia. Todos estos textos pueden encontrarse en el libro Vicarios de Cristo: Los pobres de José I. González Faus].
San Ambrosio de Milán (339-397)
La misericordia es parte de la justicia. De modo que si quieres dar misericordiosamente a los pobres no haces más que justicia, según aquello de la Escritura: «Distribuyó, dio a los pobres; su justicia permanece eternamente» (cf. Sal 111,9). Porque es injusto que el que es completamente igual a ti, no sea ayudado por su semejante, sobre todo desde el momento en que Dios nuestro Señor quiso que esta tierra fuese posesión común de todos los hombres, y diese frutos para todos ellos; pero la avaricia dividió los derechos de las propiedades. Por tanto es justo que, si reivindicas para ti como privado algo de lo que es común a todo el género humano…, al menos repartas entre los pobres algo de ello, para que no niegues el alimento a los que participan del mismo derecho que tú. (más…)

Crónica de un taxista
Jorge Picó. A los maestros habría que acompañarlos al menos una vez hasta su casa. Si no tenéis coche particular porque os oponéis razonable y comunitariamente a su inevitable uso privado, pues hacedlo en transporte público o a pie. La experiencia de estar «al lado de» es inestimable. Ya me pasó con Jacques Lecoq, cuando le llevé al aeropuerto tras su clase magistral en el Festival de Mim de Sueca: no dejan de indicar calles, de señalar sentidos, de comentar lo aparentemente insignificante que ven a su alrededor y uno, discretamente, intenta seguir la clase en el viaje preguntando. Ellos lo notan y se dejan hacer amorosamente. Creo que fue San Juan Crisóstomo, uno de los autores seleccionados en el curso, quien se quitó el sayo en un juicio quedándose desnudo para que nada le pesara en la defensa de la verdad. Con Lecoq sentí entonces lo mismo que ahora con González Faus: liberados del acto de agradar, han quemado bastantes sayos y adornos superfluos y sólo desde ahí se puede pensar misericordiosamente. Cuando volvía solo en el coche, haciendo un uso privado, me acordé del parlamento final del Próspero de Shakespeare que se humaniza y rompe su varita mágica, ya mayor, cuando se percata que no puede ni debe juzgar a su hermano. (más…)

Berakot Pilar
J. I. González Faus. [La Vanguardia] Amiga Rahola: Gracias por tu carta del sábado santo. Como decías en aquella columna, ya que “hemos creado una tradición”, voy a seguir con ella. Para despejar dudas, hago mías de entrada las palabras de Francisco al rabino de Roma: como cristiano “tengo un alma judía”. Muchos siglos ha, dijo lo mismo otro cristiano judío de Tarso: “de ellos son las promesas” (Rom 9.4).
Y déjame contarte que en mi curso del cole, por los años 40, teníamos un compañero alemán, supuestamente judío y escapado de Hitler. A veces, con la típica inconsciencia adolescente, algunos compañeros buscaron divertirse insultándole como judío. Hasta que el P. Manubens, jesuita catalán, bajito, rompetechos y profesor de filosofía, levantó la voz para decirnos en clase: “Jesús era judío y María también. Por tanto quien insulte con ese adjetivo está blasfemando”. Se me grabó tanto que aún lo recuerdo. (más…)

Despertar del sueño papal
J. I. González Faus. Soy de la era del papel y nunca imaginé que esto de las redes pudiera tener tanto poder de difusión. Ello me anima a escribir ahora a cuantos comentaron mi escrito anterior sobre el papa Francisco. A niveles personales sólo he contestado a tres (un hermano jesuita y dos laicos latinoamericanos) que se mostraron más recelosos o críticos. A los entusiasmados, no quisiera hacerles ahora de aguafiestas: simplemente recordar que también las fiestas necesitan agua, para no agostarse.
1. A toda gran esperanza le es intrínseco el peligro de que “más dura sea la caída”. Atención pues. Los gestos iniciales del papa Francisco han sido muy alentadores, pero hay que tener en cuenta dos cosas: han sido sólo de formas, aunque fueron formas con simbología muy adecuada. (más…)