
Hermanos
Josep Cobo. [La modificación] Cristianamente decimos que todos somos iguales ante Dios. Esto es, bajo el derrumbre de los cielos, ahí donde nos hallamos en los tiempos de Dios, no hay estatus que valga. Todos somos uno y el mismo huérfano. Hermanos. Ahora bien, ¿podemos darlo por sentado? ¿Hasta qué punto la convicción cristiana no será una variante sofisticada del todo el mundo es bueno? ¿Acaso no estamos más cerca de la verdad, si entendemos que siempre habrá quienes, incluso en los tiempos apocalípticos, crean que el más débil no merece vivir? ¿Acaso el psicópata no fue, en la Antigüedad, la encarnación de Satán? De hecho, el cristianismo primitivo no hubiera dicho tan fácilmente que nuestra condición fraterna emerge como dato donde ceden los muros protectores de la ciudad. En realidad, no se trata de un dato, sino de una fe. (más…)

«Captain Fantastic» y la búsqueda fallida de la pureza
Oriol Quintana. ¿Hasta qué punto un padre (o una madre) debe filtrar el mundo para mantener a su prole alejada del mal? Y, ¿cómo debe prepararla para que se pueda enfrentar a la maldad del mundo? El protagonista de Captain Fantastic (Matt Ross, 2017) opta por entrenar a sus hijos en el aislamiento del bosque en busca de la excelencia física e intelectual. A través de la disciplina de vida consigue tener unos hijos comparables a los filósofos gobernantes de Platón: bellos, atléticos y sabios. Pero como en los escritos del viejo filósofo, ay, el problema viene cuando los filósofos gobernantes deben re-integrarse al mundo: no saben cómo hacerlo. Primera lección de la película: es bueno proteger a tu prole, es bueno implicarse en su educación, pero vivir fuera del mundo es vivir fuera de la realidad, y una educación no basada en la realidad fracasa. Después de todo, el primer (y único) objeto de la educación es la realidad. (más…)

Abrazar a un musulmán
J. I. González Faus. “Necesito abrazar a un musulmán”. Esas palabras del padre del pequeño Xavi (muerto en el atentado del día 17), junto a la foto del abrazo con el musulmán que llora, rebosan tesoros de humanidad que necesitamos saborear.
El bien siempre tiene más peso y más entidad que el mal: una pepita de oro vale más que un montón de basura. Un gramo de bondad pesará siempre más que un kilo de maldad: pues la bondad es inmortal y la maldad es perecedera por autodestructiva. Y en aquel abrazo, o en la necesidad de darlo, había más de un gramo de bondad. (más…)