
Las paradojas de las muertes en cuarentena
Juan Pablo Espinosa Arce. «Sería igualmente erróneo decir que hemos redescubierto la trágica muerte, la finitud, etc. La tendencia desde hace más de medio siglo, bien descrita por Philippe Ariès, ha sido ocultar la muerte tanto como sea posible; bueno, la muerte nunca ha sido tan discreta como en las últimas semanas. Las personas mueren solas en el hospital o en las habitaciones de los hogares de ancianos, son enterradas de inmediato (¿o incineradas? La cremación está más en el espíritu de los tiempos), sin invitar a nadie, en secreto. Muertas sin ninguna evidencia, las víctimas se reducen a una unidad en las estadísticas de muertes diarias, y la ansiedad que se extiende entre la población a medida que aumenta el total tiene algo extrañamente abstracto» (Es un poco peor, Michel Houellebecq, 04 de Mayo 2020). (más…)

Todos somos los padres de Andreas
Llorenç Puig. [Bon Pastor] Estos últimos días hemos vivido un drama terrible en nuestra casa: no sólo la muerte de 150 personas en un accidente de avión, sino la tragedia de que esto haya sido provocado expresamente por una persona, a sangre fría.
Todos hemos quedado consternados por la magnitud de la tragedia, y aún más al ver que la causa no ha sido un fallo mecánico, sino el inexplicable comportamiento de un joven de 28 años que ha cortado brutalmente su vida y la de 150 personas. Nos ha dejado sin palabras.
En cuanto se tuvo la terrible noticia, los familiares se organizaron para ir al lugar del accidente, y e hicieron allí mismo una celebración religiosa para despedir a los suyos y para hacer el necesario duelo. Entre ellos había también, por lo visto, los familiares de Andreas. También lloraban a su hijo, muerto en el accidente. (más…)

La plaza a la que no podremos llegar. Contra una ayuda despersonalizada
Ignasi Escudero [Fundació La Vinya]. En la fuente de la plaza hoy se llenaban de agua las garrafas de un grupo de rumanos. Aparecieron en Bellvitge en grupo a finales de junio, más o menos. Desde que han llegado el barrio no está más degradado, pero la policía se empeña en detenerlos a menudo. Ellos son para nosotros una referencia de nuestra fragilidad, de todo aquello que se nos escapa. Son esa parte de la plaza a la que difícilmente podremos llegar.
Quisiéramos llegar a ellos o que ellos llegaran a nuestra puerta. Podemos ofrecer actividades y ayudas concretas -refuerzo y ocio educativo para los niños, distribución de alimentos, asesoramiento jurídico…- que se convierten en un espacio de encuentro, trabajo y refuerzo personal y comunitario. Pero, ¿qué sucede cuando una persona o colectivo no puede acceder a estas actividades? Ya sea porque la persona no está empadronada, por desconocimiento de los recursos, porque no se ajusta a una necesidad concreta… En este caso, las actividades pueden ser restricciones al encuentro. (más…)