
Desaparecer
[El 6 de octubre de 1981 desapareció Marco Antonio Molina Theissen, una de las 45.000 víctimas de este delito de lesa humanidad en Guatemala que se prolongó durante décadas de conflicto armado. El país centroamericano fue uno de los primeros en el que la desaparición forzada fue utilizada como herramienta de terror contra la población civil. Hoy recuperamos este texto de la hermana de Marco Antonio, Lucrecia, que nos recuerda la importancia de la memoria histórica, de la reparación y la justicia para que ese horror no se vuelva a repetir.]
Voces. Lucrecia Molina Theissen. [Cartas a Marco Antonio] La gente normal, en un país normal, si tales cosas existen, pierde cosas: las llaves, los libros, los trenes en grandes estaciones, esas con andenes interminables y millares de viajeros; pierde los vuelos, la cordura, el amor, la cartera, el empleo. Pero yo no soy de un país normal, sino de uno donde se perdió mucha gente para nunca más aparecer.
El parentesco era un detalle irrelevante. Se perdían por igual hermanos, hermanas, esposos, amigos, compañeras y compañeros de clase, del trabajo o el partido; vecinos, el papá, la mamá, los hijos o las hijas. El hecho es que un día cualquiera –de fiesta, entre semana o en el fin de semana-, a una hora cualquiera -en la mañana, la tarde, la noche, la madrugada-, en cualquier parte –en el baño, quizá lavándose los dientes, saliendo o entrando por la puerta de la casa, la oficina o el aula-, en el trayecto a alguna parte -en carro, camioneta, bicicleta, a pie, en moto- cualquier persona podía desaparecer. (más…)