
Retiro en la ciudad (III): Sábado santo: alegría. Alegría, no obstante
Josep M. Rambla Blanch. Los gritos de angustia de los sufrimientos del viernes santo dan paso al silencio de la mañana del sábado santo y, en medio de este, irrumpe la alegría de la Resurrección.
A. Dios le ha glorificado (cf. Jn 12,28)
“Después de tanta aflicción verá la luz” (Is 53,11)
Jesús, bebiendo el cáliz amargo de la cruz, ha conseguido la plenitud de la alegría. Su condición divina ahora se manifiesta y llena de alegría su corazón y los nuestros. Esta alegría emerge en medio de los sufrimientos y resuena aún mucho más fuerte después de las lágrimas del viernes. Estamos quizás tentados a mantenerlas estas con el impulso de preguntarnos: ¿Es posible la alegría en nuestro mundo actual? (más…)

El precio de la alegría
Josep M. Rambla Blanch. Hablar de alegría puede parecer insultante u obsceno a la orilla de un Mediterráneo convertido en cementerio, en una Europa con las puertas cerradas a los refugiados, con una escandalosa desigualdad entre unos pocos ricos y una mayoría de pobres… Quizás nos deberíamos adherir al Elogio de la infelicidad (Emilio Lledó), puesto que la alegría es síntoma de felicidad… Los israelitas no eran capaces de «entonar cantos del Señor en tierra extranjera», en el exilio de Babilonia…
Sin embargo, todos llevamos dentro un anhelo de alegría que no es fácil, ni lícito, ahogar. Y, además, recibimos muchas invitaciones a la alegría. El papa Francisco es reiterativo en este punto en sus documentos y discursos. Recordemos tan sólo estos dos textos importantes: La alegría del Evangelio y La alegría del amor. Incluso su mensaje de la misericordia va acompañado con la melodía de la alegría. Se ha dicho incluso que la alegría, siendo central en el mensaje de Jesús, es una asignatura pendiente de los cristianos y debería ser la gran oferta a la humanidad… (más…)

La luz brilla en las tinieblas. Meditación navideña desde Bolivia
Victor Codina. Cuando se acerca Navidad surgen voces críticas que denuncian el secuestro de la Navidad por el sistema y la sociedad del consumo. Nos han robado la Navidad, el gordinflón Papa Noel con su trineo de regalos suplanta al Niño Jesús, la fiesta de los pobres y sencillos se ha convertido en la fiesta de los ricos, los comercios entonan villancicos para hacer propaganda de sus productos, Navidad es la fiesta de los aguinaldos, de los canastotes, del panetón, de la Coca Cola, la sidra y el pavo, mientras en la ciudad se iluminan los árboles con luces de colores. Los mismos gestos de beneficencia que abundan estos días muchas veces se convierten en propaganda comercial y política….
Se cae así en lo que Francisco llama la “mundanidad espiritual”, el manipular la religión en provecho propio, el revestir con un barniz de espiritualidad actitudes mundanas de poder, riqueza y bienestar. Mantenemos la apariencia religiosa de la Navidad pero la hemos ido vaciando de su auténtico contenido espiritual y evangélico. (más…)