
Acompañar es amar
Ramon Centelles. Entrar en una prisión por primera vez impone. Porqué el CIE, ya lo sabemos, funciona igual que una prisión para personas extranjeras en situación irregular. Yo había estado delante del CIE en ocasión de movilizaciones. Pero traspasar su entrada es diferente. Una mezcla de inquietud y de emoción al saber que vas a hacer algo bueno.
Durante los dos años que he visitado, me he encontrado con personas que acababan de llegar a territorio español en patera y también personas que llevaban diez o quince años entre nosotros. Recuerdo el caso de un hombre que llegó antes de que yo hubiese nacido. (más…)

Ideas para la cultura organizativa en tiempo de desolación
Josep F. Mària. El proceso político que se vive en Cataluña y España, junto con la incertidumbre que está provocando, seguramente afectan a organizaciones con diversidad donde las posiciones sobre el proceso están divididas. En este sentido, algunas pistas pueden ayudar a mejorar el clima o la cultura organizativa:
a) Cuidar de las personas. Las opiniones sobre el proceso nos pueden dividir, pero compartir la tensión que todos sufrimos nos puede unir.
b) Espacios no virtuales de diálogo. En este sentido, así como hay palabras hirientes, también hay silencios hirientes. Por lo tanto, con cuidado, se pueden abrir espacios (¡no virtuales!) donde los miembros de la organización dialoguen sobre cómo está afectando a cada uno el proceso (¡no la posición!). (más…)

Formando un mundo alrededor de la esperanza
Sonia Herrera.
“Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar”.
Eduardo Galeano
Vuelvo a menudo a Pedro Páramo, la obra cumbre de Juan Rulfo que me sumergió en el realismo mágico definitivamente y me sacó de Macondo para llevarme a Comala, y de ahí seguir un viaje continuo que me llevaría hacia la calle Donceles 815 de la Aura de Carlos Fuentes o al Ixtepec de Los recuerdos del porvenir de Elena Garro.
Vuelvo a menudo a aquellas páginas y me veo a mí mista en un asiento del Ruta 1 en Monterrey, con aquel libro de tapas anaranjadas entre mis manos, tan abstraída en la lectura que no me importaban los baches, ni la duración del trayecto, ni los vendedores que subían y bajaban, ni el bullicio, ni la cumbia sonando en la radio del conductor…
Hace unas semanas recordé el siguiente fragmento de la novela y sentí una punzada, el aguijón que sirve de acicate cuando algo de repente adquiere sentido: “(…) pronto comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza”. (más…)
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