Cristianisme i Justícia / Justícia i PauEn la última sesión del ciclo de conferencias Lunes de los Derechos Humanos (Dilluns dels Drets Humans) abordamos el siguiente tema: «Acogida o rechazo? Políticas de frontera en Europa y derechos de los migrantes». Para ello contamos con la presencia de Ferran Camas Roda, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, y director de la Cátedra de Inmigración, Derechos y Ciudadanía de la Universitat de Girona, y de Miguel Pajares, doctor en Antropología Social por la Universitat de Barcelona y presidente de la Comisión Catalana de Ayuda a los Refugiados.

Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Miguel Pajares y esto es lo que nos contó.

– Desde hace años contemplamos horrorizados la muerte de miles de inmigrantes en su tránsito hacia Europa, huyendo de la miseria y la guerra, y cómo son maltratados por las redes de traficantes y las mismas autoridades. Esta situación no es fruto de la fatalidad. Tiene que ver con una política europea injustamente restrictiva y insolidaria, que vulnera a menudo los derechos humanos. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

En Europa se han estado alimentando los prejuicios y los miedos a la inmigración desde hace varias décadas. Muchos partidos políticos han fiado sus réditos electorales a los discursos contra la inmigración y el resultado han sido unas políticas muy restrictivas basadas en la consideración de la inmigración como amenaza. De esta forma, los derechos humanos han pasado a segundo plano. El paradigma de la llamada “lucha contra la inmigración ilegal” ha primado sobre todas las demás cuestiones.

– ¿Tiene sentido el control de fronteras o de flujos migratorios que se ha implantado en los países «desarrollados» en la última década (expulsiones, vallas, CIEs…)?

Los controles de fronteras y todos los mecanismos de los que se ha dotado la política de expulsiones, como son los CIEs, los acuerdos de readmisión con países terceros, o el encargo a esos países de que adopten posiciones represivas hacia los migrantes, todo eso es muy poco eficaz para la regulación del flujo migratorio. Supone muchos sufrimientos para los migrantes pero cambia poco el número de los que vienen. Lo que realmente determina el flujo migratorio es la situación de nuestro mercado laboral: cuando había trabajo venían muchos, pero ahora son muchos más los que retornan a sus países.

– ¿Qué cambios deberían implantarse para cambiar esta política en el Estado español? ¿Se puede hacer sin tener en cuenta en la UE?

Las políticas de inmigración deben reducir notablemente sus contenidos represivos; éste es el cambio más importante que creo que debe hacerse. Además, hay que mejorar las políticas de acogida y acomodación de la población inmigrada. También hay que combatir con más energía la discriminación. Todos éstos son cambios que se pueden iniciar por parte de cualquier Estado, y por tanto, se los hemos de exigir al Estado español, pero será muy difícil que avancen mucho si a nivel europeo no se camina en la misma dirección.

– Sabemos todos los argumentos y estereotipos xenófobos que se esgrimen contra los y las migrantes y sabemos que hay muchos proyectos, como la Xarxa Antirumors (Red Antirumores), que hacen un gran trabajo para desmontarlos, pero observando la migración en positivo desde una óptica cultural y económica, incluso, ¿qué aporta la inmigración al país de acogida?

Todos los estudios que se han hecho sobre los efectos de la inmigración demuestran que el país de acogida se beneficia de ella. Los que se han centrado en los efectos económicos muestran que es más lo que aportan los migrantes que lo que gastan en prestaciones de todo tipo. Sin embargo, en la sociedad receptora existe la convicción de que los inmigrantes son una carga, y tal convicción se acentúa en momentos de crisis. De ahí que toda la labor que se hace con proyectos como la Xarxa Antirumors sea muy necesaria y muy útil. Pero no hemos de olvidar lo difícil que resulta desmontar los prejuicios, por lo que los esfuerzos en esa dirección también han de intensificarse.

– ¿Contamos realmente con una políticas públicas de verdadera integración y respeto o más bien se están dirigiendo hacia la asimilación y la anulación de la cultura de origen? ¿Está nuestra sociedad dispuesta a recibir y respetar otras prácticas culturales diferentes a las suyas?

Por lo que se refiere a la integración, creo que si ésta la identificamos con la equiparación de derechos y la igualdad de trato y oportunidades, hemos de concluir que queda mucho por hacer. Por otra parte, tal como dices en la pregunta, a menudo se ha identificado integración con asimilación cultural y creo que eso es un grave error. La integración puede producirse en un marco de diversidad cultural en el que los derechos sean bien respetados.

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Aquí tenéis el vídeo completo de la mesa redonda (intervención de Ferran Camas en catalán; intervención de Miguel Pajares en castellano -del minuto 29:30 al 59:38).

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