Techo y comida es una película de 2015 del director jerezano Juan Miguel del Castillo, protagonizada por una magistral Natalia de Molina. Pero dicho esto, Techo y comida es mucho más. Es la historia de muchas familias que han sufrido la crisis. Familias con una vida normalizada (sin aquellos estigmas que nos sirven para culpabilizar a los que tienen peores cartas en la vida) que terminan en la exclusión. Paro de larga duración, trabajos precarios… Cada vez resulta más difícil acceder a un trabajo. Es una espiral, cuanto más tiempo llevas sin trabajar, más difícil es que te llamen para una entrevista. La autoestima cae en picado, aumenta el desánimo. Cuando se agotan los ahorros, cuando ya no se puede pedir más favores a la familia o a los amigos, cuando no hay red social, no hay malla que sostenga la pobreza. La angustia, la soledad, la incertidumbre. Una soledad inmensa y vergüenza. Culpabilidad por que no soy capaz de mantener a mi familia. No soy capaz ni de encontrar un trabajo de miseria.
Techo y comida es la historia de la crisis de la vivienda y la emergencia habitacional en nuestro país, de la burbuja inmobiliaria y el alquiler inasequible, de la falta de una política social que garantice el techo. Es, por añadidura, la historia del turismo sin control y la especulación que hace subir los precios del alquiler en las grandes ciudades. La vivienda es un derecho, pero la noche del 16 de mayo de 2018 en Barcelona un grupo de voluntarios contaron casi 1.000 personas durmiendo en la calle. Los jóvenes no pueden independizarse por que no pueden acceder a una vivienda. Las personas en paro no pueden acceder a veces ni a una habitación realquilada.
Techo y comida es también la historia de una cobertura social insuficiente, sin recursos, con trabas burocráticas que la hacen lenta y, por tanto, inútil. Servicios sociales desbordados y sin recursos. Ley de la dependencia frustrada por falta de dotación económica. Sin una política de apoyo a las familias, sin becas escolares, sin ayudas sociales… Un estado del bienestar mínimo suplido por las redes familiares, que cuando no existen dejan la pobreza al descubierto.
Techo y comida es la historia de muchas mujeres solas con criaturas a cargo, familias monomarentales. La primera causa de la pobreza es ser mujer. Feminización de la pobreza: el 42% de los hogares monoparentales con hijos a cargo están en riesgo de pobreza. De estos, el 81% tienen al frente a una mujer. La cara de la pobreza es una mujer cada día más delgada, porque si hay algo para cenar es para las hijas o hijos.
Techo y comida es la historia de la pobreza infantil, tristemente actual en nuestros barrios y pueblos. España tiene una de las tasas más altas de pobreza infantil de la UE y es el segundo país, por detrás de Rumanía. Triste récord. Casi el 30 % de la población infantil vive por debajo del umbral de la pobreza, 1,4 millones de niños y niñas. España tiene también uno de los niveles más bajos de Europa en ayudas a las familias. El 80% de los niños y niñas españoles que sufren pobreza severa son hijos de familias pobres y tienen un 80% de posibilidades de ser pobres cuando sean adultos. En nuestros barrios y pueblos hay hambre y pobreza infantil, y esto no es una prioridad. Que haya niños y niñas que pasan hambre es un escándalo en pleno siglo XXI.
Techo y comida es la historia de la sororidad, de la solidaridad femenina, tierna, discreta, respetuosa, que ha sostenido y sostiene a muchas mujeres y a muchas familias; que las mujeres experimentamos cada día en una cotidianidad que nos desborda con las dobles y triples jornadas y que sería insostenible si no fuera por el cuidado mutuo, por la solidaridad y la complicidad entre mujeres. Cuidado de los hijos e hijas, trabajo remunerado fuera de casa, trabajo de cuidados no remunerado, cuidado de madres y padres, de enfermos… Si no fuera por la sororidad estaríamos mucho más rotas y agotadas.
De todo eso habla Techo y comida y nos deja con esta bofetada en el último fotograma de la película: “526 personas perdieron su vivienda cada día durante 2012, en que la tasa de paro estaba en el 26%. Se rescata a la banca con 100.000 millones, ¿y a ti quién te rescata?”
Imagen extraída de la web de la película.
[…] crónica, aumento de la desigualdad, miedo (a la precariedad laboral, al cambio acelerado, a la exclusión social, al terrorismo, al cambio climático, a la vulnerabilidad en general…), el terreno parece abonado […]