La librería

En un pequeño pueblo de la Inglaterra de 1959 una joven decide, en contra de la educada pero implacable oposición vecinal, abrir la primera librería que ha habido en esta zona. (FILMAFFINITY)

Director: Isabel Coixet

Fecha: 2017

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La librería, de Isabel Coixet, es una pequeña obra de arte difícil de sintetizar en un escrito. La intención del artículo es hacer un sencillo comentario de los temas que apuntamos y reflexionamos en el cinefórum del Ciclo de cine Ignasi Salvat. Como todas las películas de la premiada cineasta, su obra nunca deja indiferente y te adentra en una historia sugestiva y profunda, llena de matices y belleza visual. La película es una adaptación de la novela The Bookshop, de la escritora inglesa Penelope Fitzgerald. Isabel Coixet se quedó cautivada con el relato de esta escritora y soñó en crear una película que adaptara al lenguaje cinematográfico esta historia de lucha y superación. Finalmente, después de un largo proceso Coixet lo hizo realidad, al igual que la protagonista de la película consigue cumplir su sueño a pesar de las adversidades.

La película es ante todo un canto a la lectura y al poder transformador de los libros. Su protagonista, Florence, defiende que en una librería nunca te puedes sentir solo. Esta cita se hace presente a lo largo de la historia, a través de un ritmo narrativo pausado que va adentrándote en la vida de Florence y de los demás personajes de la historia, conjugando perfectamente los diálogos, las reflexiones en voz off, los silencios, la música y la contemplación del paisaje. Tenemos la sensación de que la propia película nos ofrece un viaje a través del poder cautivador que tiene la lectura, que nos hace posible imaginar, viajar a otros mundos y descubrir nuevas miradas y horizontes. La lectura, y también, por tanto, la cultura, se presentan en la historia como motor liberador, como arma única que la protagonista tiene en una pequeña comunidad endogámica, dominada por unos pocos poderosos y también por su propio miedo a la novedad y el cambio. Este pueblo, llamado Hardbourough, que significa «pueblo duro/cruel», puede ser una metáfora de muchos males de nuestra sociedad, como los prejuicios, la intolerancia y el abuso de poder. Hay unos poderes fácticos que dominan y que ganan aparentemente la partida a Florence. También se retratan unos cómplices silentes, que con una actitud pasiva, de mirar para otro lado, acaban favoreciendo o perpetuando este dominio.

Por otra parte, La librería también es un canto al coraje y la bondad. Florence lo tiene aparentemente todo en contra para poder abrir su pequeña librería en el pueblo a donde llega. Su situación no es fácil, es viuda y está sola. Aparentemente, pues, vive en soledad, pero está acompañada por su pasión y por una fuerza interior y una bondad muy grandes. Quizás incluso podríamos decir por una cierta inocencia que la aleja de cualquier juicio negativo a su entorno y le hace creer en lo que quiere llevar a cabo utilizando su ingenio y valentía. Estos valores positivos que posee no le evitan evidentemente el sufrimiento, pero le dan perseverancia, la hacen vivir con esperanza y relacionarse con su entorno y las personas que encuentra en el camino con ternura. Su vivencia también se ve marcada por dos regalos: la relación especial que se establece con Christine y la amistad profunda con el señor Brundish. Chrsitine es una niña con mucha personalidad que ayuda y aprende junto a Florence. Es la voz inteligente y astuta, que intuye la maldad de ciertos personajes. Christine ama y admira a Florence, pero en un momento de la película le reprocha su forma de actuar o pone en cuestión a la amiga su bondad, que le impide prever el mal y lo que sus enemigos son capaces de hacer para destruir lo que ha construido. El señor Brundish encarna, por otro lado, un espíritu libre y aparentemente también solitario, pero fuertemente conectado a la realidad que le rodea. El encuentro con Florence le significará una nueva apertura y una oportunidad para cultivar una amistad profunda y hacer un gran gesto de amor y generosidad.

La película, sin embargo, no esconde la crudeza y el drama de la historia y de la vida misma. Isabel Coixet explica que la novela todavía es mucho más impactante y áspera, sin ninguna concesión. La cineasta, en cambio, quería dotar a la historia de una cierta esperanza. Por lo tanto, aunque nos quedamos quizás con el corazón encogido en ciertos momentos de la historia, la podemos vislumbrar a través de la huella única y la semilla fecunda que deja la protagonista.

Imagen extraída de: Tiempo de cine

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