La librería, de Isabel Coixet, es una pequeña obra de arte difícil de sintetizar en un escrito. La intención del artículo es hacer un sencillo comentario de los temas que apuntamos y reflexionamos en el cinefórum del Ciclo de cine Ignasi Salvat. Como todas las películas de la premiada cineasta, su obra nunca deja indiferente y te adentra en una historia sugestiva y profunda, llena de matices y belleza visual. La película es una adaptación de la novela The Bookshop, de la escritora inglesa Penelope Fitzgerald. Isabel Coixet se quedó cautivada con el relato de esta escritora y soñó en crear una película que adaptara al lenguaje cinematográfico esta historia de lucha y superación. Finalmente, después de un largo proceso Coixet lo hizo realidad, al igual que la protagonista de la película consigue cumplir su sueño a pesar de las adversidades.
La película es ante todo un canto a la lectura y al poder transformador de los libros. Su protagonista, Florence, defiende que en una librería nunca te puedes sentir solo. Esta cita se hace presente a lo largo de la historia, a través de un ritmo narrativo pausado que va adentrándote en la vida de Florence y de los demás personajes de la historia, conjugando perfectamente los diálogos, las reflexiones en voz off, los silencios, la música y la contemplación del paisaje. Tenemos la sensación de que la propia película nos ofrece un viaje a través del poder cautivador que tiene la lectura, que nos hace posible imaginar, viajar a otros mundos y descubrir nuevas miradas y horizontes. La lectura, y también, por tanto, la cultura, se presentan en la historia como motor liberador, como arma única que la protagonista tiene en una pequeña comunidad endogámica, dominada por unos pocos poderosos y también por su propio miedo a la novedad y el cambio. Este pueblo, llamado Hardbourough, que significa «pueblo duro/cruel», puede ser una metáfora de muchos males de nuestra sociedad, como los prejuicios, la intolerancia y el abuso de poder. Hay unos poderes fácticos que dominan y que ganan aparentemente la partida a Florence. También se retratan unos cómplices silentes, que con una actitud pasiva, de mirar para otro lado, acaban favoreciendo o perpetuando este dominio.
Por otra parte, La librería también es un canto al coraje y la bondad. Florence lo tiene aparentemente todo en contra para poder abrir su pequeña librería en el pueblo a donde llega. Su situación no es fácil, es viuda y está sola. Aparentemente, pues, vive en soledad, pero está acompañada por su pasión y por una fuerza interior y una bondad muy grandes. Quizás incluso podríamos decir por una cierta inocencia que la aleja de cualquier juicio negativo a su entorno y le hace creer en lo que quiere llevar a cabo utilizando su ingenio y valentía. Estos valores positivos que posee no le evitan evidentemente el sufrimiento, pero le dan perseverancia, la hacen vivir con esperanza y relacionarse con su entorno y las personas que encuentra en el camino con ternura. Su vivencia también se ve marcada por dos regalos: la relación especial que se establece con Christine y la amistad profunda con el señor Brundish. Chrsitine es una niña con mucha personalidad que ayuda y aprende junto a Florence. Es la voz inteligente y astuta, que intuye la maldad de ciertos personajes. Christine ama y admira a Florence, pero en un momento de la película le reprocha su forma de actuar o pone en cuestión a la amiga su bondad, que le impide prever el mal y lo que sus enemigos son capaces de hacer para destruir lo que ha construido. El señor Brundish encarna, por otro lado, un espíritu libre y aparentemente también solitario, pero fuertemente conectado a la realidad que le rodea. El encuentro con Florence le significará una nueva apertura y una oportunidad para cultivar una amistad profunda y hacer un gran gesto de amor y generosidad.
La película, sin embargo, no esconde la crudeza y el drama de la historia y de la vida misma. Isabel Coixet explica que la novela todavía es mucho más impactante y áspera, sin ninguna concesión. La cineasta, en cambio, quería dotar a la historia de una cierta esperanza. Por lo tanto, aunque nos quedamos quizás con el corazón encogido en ciertos momentos de la historia, la podemos vislumbrar a través de la huella única y la semilla fecunda que deja la protagonista.
Imagen extraída de: Tiempo de cine