
Nuevos nombramientos de obispos y “conversión eclesial”
Jesús Martínez Gordo. Después de veinticinco años al frente de la diócesis de Bilbao (quince con mons. Ricardo Blázquez y diez con mons. Mario Iceta) casi nadie niega -me dice un amigo- que estos obispos fueron enviados para reconducirnos al “buen camino” de la involución eclesial, formulada en el Sínodo de obispos de los Países Bajos (1980) y, a partir de entonces, ejecutada sin consideraciones de ninguna clase. Las “Conclusiones” de este singular y atípico Sínodo, celebrado en el Vaticano, bajo la presidencia de Juan Pablo II y los “pesos pesados” de la curia vaticana de aquel tiempo, han sido aplicadas -con penosos y más que lamentables resultados- no solo en Holanda, sino también en otros lugares. Y, por supuesto, en el País Vasco, la “Holanda del Norte”. Lo han hecho al pie de la letra, estando al frente de la Conferencia Episcopal el cardenal mons. Rouco, en armoniosa y cordial entente con diferentes nuncios en Madrid. El punto capital de aquel Sínodo (y de la hoja de ruta en que cuajó) ha venido siendo el nombramiento de obispos con un perfil ajustado a las susodichas “Conclusiones” que invito a leer detenidamente a los más interesados. Y el problema que había que atajar era la recepción del Vaticano II en curso. Es referencial al respecto la Asamblea Diocesana (1984-1987) de Bilbao y las propuestas votadas y aprobadas: una buena parte, ratificadas por los obispos de entonces (mons. Larrea y Uriarte) y otras, muy pocas, referidas a asuntos reservados a la Santa Sede, comunicadas por los obispos al Vaticano. (more…)