Travel es un documental a doble pantalla dirigido por Nicola Mai y co-escrito colectivamente junto a 8 mujeres nigerianas con experiencia de trata y trabajo sexual que recrea la historia de Joy, una mujer que abandona Nigeria tras la muerte de su padre y vende sexo en Bois de Vincennes, en París. El documental explora una historia de tráfico humano y explotación en la industria del sexo, pero también de libertad y búsqueda de autorrealización personal. Quizás el aspecto más llamativo del documental es la decisión de Joy, tras haber obtenido asilo en Francia como víctima de tráfico humano, de seguir ejerciendo prostitución para poder seguir ayudando a su familia.
El formato que utiliza Nicola Mai, como en otras ocasiones, es una etnoficción, un tipo de documental que recrea la información previamente obtenida en la observación y entrevistas etnográficas con actores no profesionales para garantizar el anonimato y de paso evitar el estigma asociado a las trabajadoras del sexo.
En este aspecto Joy encarna un prototipo formado a partir de historias reales. Algunas de las mujeres que participaron en la elaboración del guion, participan también en el documental como actrices.
Travel nos presenta la prostitución como un fenómeno complejo donde podemos ver a Joy tanto como una mujer vulnerable, traficada y prostituida para saldar su deuda, como también a una Joy que decide libremente trabajar en prostitución. El mismo diálogo del principio del documental, que se puede ver en el tráiler me parece interesante. Joy dice que las chicas no están de acuerdo con la nueva ley que entró en Francia (ley abolicionista que combate prostitución y penaliza a los clientes en Francia): “Estamos perdiendo clientes”. También afirman que “no es su decisión trabajar en prostitución” pero que “nadie le fuerza”… bueno, es “la situación”.
Una primera tarea sería diferenciar tráfico humano de prostitución. La definición de tráfico humano viene recogida en el protocolo de Palermo e implica la captación, traslado mediante fuerza o engaño y explotación de la persona. Una forma de explotación sería forzar a la persona a trabajar en prostitución (como también lo es el trabajo forzado en granjas, construcción, industria textil o centros de belleza). Pero también puede ser una decisión libre trabajar en prostitución para conseguir un sueño. Por su relevancia recojo este testimonio de un joven de Europa del Este: “¿Puedes ver lo que llevo puesto?, ¡es todo bueno!, Armani, mira, mira… ¿Cómo diablos crees que he encontrado el dinero para esto? ¿Eh? ¡No trabajando como albañil! Tu sabes, cuando estás viviendo en la calle un poco de todo”[1].
Mayoritariamente las y los trabajadores sexuales son un grupo vulnerable, estigmatizado y desprotegido. La estigmatización contribuye a la criminalización y a la marginalización. Algunas de las trabajadoras sexuales que he conocido estaban dadas de alta como autónomas para poder cotizar y beneficiarse de una pensión en el futuro. (Esto no solía pasar entre la mayoría de los/las trabajadores/as sexuales que ejercían de forma esporádica y/o combinándolo con otra actividad normalizada en el mercado laboral).
Las acciones criminales contra la prostitución se están extendiendo y el trabajo sexual voluntario está incrementando[2]. Amnistía Internacional reporta que en los países donde se criminaliza la prostitución las personas que se dedican al trabajo sexual o prostitución están en una posición mucho más vulnerable. Muchos de ellos solo acuden a la policía si sienten que realmente su vida está en peligro, pues se arriesgan a perderlo todo. La descriminalización les permitiría controlar su propio trabajo e incluso organizarse. No hay ninguna evidencia que afirme que la descriminalización del trabajo sexual vaya a suponer un aumento del tráfico humano, al contrario, sin el miedo de la criminalización puede ser más fácil la colaboración para identificar traficantes y victimas de tráfico[3].
Travel nos adentra en el mundo de tráfico humano, prostitución y trabajo sexual ayudándonos a desmontar ideas simples y adentrarnos en un mundo complejo desde la óptica de sus protagonistas. Un buen punto de partida para afrontar un debate complejo.
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[1] Nicola Mai: “Surfing Liquid Modernity. Albanian and Romanian male sex workers in Europe” in Men who sell sex. Global perspectives. Routledge. 2014
[2] Men who sell sex. Global perspectives. Routledge. 2014
[3]https://www.amnesty.org/en/latest/news/2016/05/amnesty-international-publishes-policy-and-research-on-protection-of-sex-workers-rights/
Imagen extraída de: Kingston University