[Este artículo es parte de una serie de artículos que reflejan el trabajo del grupo de religiones y paz del curso 2021-22 sobre el Hinduismo, Gandhi y la paz basado en un presentación introductoria en el grupo por Javier Melloni que se puede ver aquí].

Este año celebramos el año de la conversión de San Ignacio de Loyola. Sin embargo, consideramos importante ver los procesos de transformaciones de Gandhi que no solo le  marcaron a él, sino a mucha gente que busca y trabaja por la paz y la noviolencia.

Gandhi vivió 78 años (2 octubre 1869-30 enero 1948). Por tanto llegó a ser anciano, con una vitalidad increíble. Parecía que de los ayunos sacaba vigor, aunque en algunos de ellos llegó al borde de la muerte. ¿Cómo llegó hasta este punto?

Pasó los primeros 18 años de su vida en Porbandar, ciudad costera de la India en el actual estado del Gujarat, en el noroeste de la India, donde nació. Hijo de un gobernador local (el diwan o Primer Ministro de Porbandar), su familia pertenecía a la casta vaisía (comerciante), la tercera (Vaishya) de las cuatro castas de la sociedad india tradicional en el marco del hinduismo. No es ni un Brahman ni tampoco un campesino. Fue un adolescente retraído y nada brillante en sus estudios en diversas escuelas del Gujerat (tartamudeaba cuando hablaba).

Emigra a Inglaterra

Le enviaron en 1888 a estudiar Derecho a una universidad pública de Londres para que pudiera de regreso ejercer la abogacía en la India. Pero allí sus problemas de timidez se acrecentaron y su condición de indio (su tez oscura) se notaba más aunque iba vestido como los ingleses.

Sin embargo, gracias a sus años de estancia en Inglaterra toma consciencia de los valores espirituales de su país. Entra en contacto con movimientos vegetarianos. Hay en estos momentos anteriores a la Primera Guerra Mundial un cierto despertar espiritual en Inglaterra, con una mirada universalista (aparecen utopías como la del Esperanto, como una lengua universal, y ciertos grupos, como los teósofos, quedan impactados con la riqueza cultural de la India que Gandhi hasta entonces no había profundizado) Es el descubrimiento de Oriente a través de Occidente. Es en Londres donde descubre el Bhagavad-gītā , importante texto sagrado hindú, aunque de segundo rango (no forma parte de los Vedas y, por tanto, de los textos considerados “canónicos” en el hinduismo, pero es muy popular y leído en la India), que llega a ser su libro de cabecera y al que consideró “el libro por excelencia para el conocimiento de la verdad”. Asimismo, se hace consciente del valor espiritual del vegetarianismo como una de las formas de noviolencia.

También en Londres entra en contacto con las enseñanzas de Jesús, sintiéndose atraído por la ética cristiana. De esta época son sus intentos de sintetizar los preceptos del budismo, el cristianismo, el islam y su religión natal, el hinduismo, a partir de lo que señaló como el principio unificador de todos ellos: la idea de renunciación. En estos años también leyó a Liev Tolstói, en quien más tarde encontraría el guía para el perfeccionamiento de la práctica y la teoría de la noviolencia. Cuando regresó a la India, lo hizo con sus señas de identidad orientales: había ido en busca de la sabiduría occidental y retornaba con el secreto que había hecho sabios a los hindúes.

Regresa a India y emigra a Sudáfrica

Regresa a la India en 1891, al terminar su licenciatura para ejercer la abogacía y trata de establecerse como abogado, a sus 22 años, en Bombay, pero no tiene éxito: no servía para hablar ante los tribunales. Regresa al Gujerat y prepara peticiones para litigantes, pero debe también dejarlo… Lo cierto es que durante todos estos años fuera, no ha “crecido” como persona, ha “disminuido”. Su familia no sabe qué hacer con él. En Sudáfrica hay una comunidad india importante que necesita un abogado para que defienda sus intereses. Gandhi acepta en 1893 un contrato de trabajo por un año con una compañía india que operaba allí en la ciudad de Durban. Y lo que iba a ser una estancia provisional se convierte en un período prolongado, hasta 1915, es decir 22 años.

Será en Sudáfrica, el país de los antiguos colonos holandeses, donde se gesta el Gandhi noviolento que descubre la fuerza política de la noviolencia. Allí vivía una colonia hindú formada en su mayoría por trabajadores, a quienes los ingleses llamaban despectivamente sami; carecían de todo derecho y se les despreciaba y discriminaba racialmente. Gandhi, en sus viajes en ferrocarril, experimenta en carne propia qué es ser discriminado; vive la humillación de ser rechazado por no ser blanco. Es allí donde tiene su “noche fundante”: tenía que viajar hasta otra ciudad en ferrocarril y sólo había billetes de primera clase; se lo podía permitir y compró uno; un inglés se da cuenta y pide que lo saquen de ahí a lo que se niega Gandhi alegando que ha comprado el billete y por tanto tiene derecho a viajar; en la primera estación le expulsan de mala manera del tren (“¡Largo de aquí, sami!”, le increpó el revisor, hombre fornido y de elevada estatura). Este episodio le hace reaccionar: o se humilla para siempre o toma la causa no sólo de los hindúes, sino también la de todas las minorías –culturales y religiosas- que convivían con la comunidad británica en la zona anglosajona, velando para que no sufrieran discriminaciones. Es ahí donde pone en práctica la desobediencia civil, inspirándose fundamentalmente en las enseñanzas de Henry Thoreau.

Regreso definitivo a India

Gandhi siente en un momento determinado, habiendo ya regresado a la India con 45 años, la necesidad de crear un ashram. Los ashram en la India son como una mezcla de monasterio y comunidad: es una palabra muy amplia que hace referencia a un espacio abierto donde viven unos residentes y otros van solo a visitarlo; se trata de un lugar donde se hace una práctica espiritual y se comparten unos ideales. Hay diversas formas de ashram en la India. Gandhi convoca a un lugar interreligioso, no solo para hindúes. Y desde allí estructurará su lucha noviolenta contra el Imperio británico para lograr la independencia de la India.

Sus conversiones

El de Gandhi es un proceso de transformación o conversión interior a través de la transformación política, del compromiso. Un día la preguntaron a Gandhi por qué un hombre santo como él se metía en política, a lo que contestó con sutileza: “Se equivocan, yo soy un político, un hombre comprometido, que quiere ser santo”. Gandhi descubrirá la vida completa a partir de ser abogado en su estancia en Sudáfrica, dónde defenderá la condición humana y no sólo la propiamente hindú, la dignidad de todos, protestando contra la injusticia de la segregación racial. Eso sí, se circunscribirá a la zona de influencia británica y tendrá en cuenta las minorías allí existentes, como la musulmana. Hay en él todo un recorrido muy interesante que marca su proceso de transformación, en el que, primero en Sudáfrica y posteriormente en la India, serán momentos muy importantes los de su estancia en prisión: recibió condenas por un total de 11 años y 19 días y al final, pasó 6 años y 10 meses entre rejas (sus arrestos más importantes fueron en 1922 (en Suráfrica), en 1930, 1933, y 1942 en la India). No es poco. En muchos momentos la cárcel fue su “celda” de monje. Allí tuvo más tiempo para leer las Escrituras de las diferentes tradiciones. Se interesa por el cristianismo, y se siente muy atraído por el Sermón del Monte (Mt 5 y 6). También profundiza en textos del Corán, textos judíos e hindúes. En todo este tiempo de reflexión, en gran parte pasado como hemos dicho en cárceles, arrestos y al que se han de añadir los periodos de descanso entre campañas de resistencia noviolenta contra las autoridades británicas, que a su vez le ocasionan nuevos arrestos, va dando forma a los 11 votos del Movimiento Satyāgraha.

Conclusión

Gandhi tenía un gran autodominio, fruto de las transformaciones parte de un proceso de conversión y crecimiento personal con consecuencias en lo colectivo, como no podía ser de otro modo. Eso es un ejemplo de transformación y madurez también en lo religioso: Gandhi era un hombre profundamente religioso, tanto que para no herir otras sensibilidades podía no mencionar explícitamente a Dios, aunque seguía su voz interior en ese algo que trascendía su propia conciencia.

[Imagen de Daniel Christiansz en Pixabay]

T'AGRADA EL QUE HAS LLEGIT?
Per continuar fent possible la nostra tasca de reflexió, necessitem el teu suport.
Amb només 1,5 € al mes fas possible aquest espai.
El Grup de treball sobre Religions i Pau de Cristianisme i Justícia (GRIP) té com a objectiu abordar les religions en clau de pau, és a dir, conèixer els seus orígens, estudiar les seves doctrines, idees, llibres sagrats i fundadors o líders espirituals que les han impulsat, des dels valors de la pau.
Article anteriorUn taxista en Lima
Article següent¿Podemos evitar la Tercera Guerra Mundial?

DEIXA UN COMENTARI

Introdueix el teu comentari.
Please enter your name here