Lucas LópezTras la crisis del 29, Emmanuel Mounier funda “Sprit” y promueve la corriente personalista. ¿Es la persona conceptualmente suficiente para montar una tradición filosófica? Paul Ricouer defiende que con Mounier murió el personalismo como tradición filosófica. Cree que su legado está en la incorporación de cierto ambiente filosófico personalista a las tradiciones políticas, culturales y religiosas de la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, el poderío de otras cuatro grandes corrientes (marxismo, existencialismo, estructuralismo y neopositivismo) habrían demostrado la debilidad conceptual del personalismo, diluido en la cultura, pero sin discurso académico potente. Piensa Goñi (Las narices de los filósofos, 2009) que el personalismo, sin ser un sistema, queda como una filosofía con muchas variantes: Marcel, Levinas, Stein, Zubiri, Díaz… 

Ya el estructuralismo anota que más que cosas se dan sistemas. Los elementos no definen una estructura; es la estructura la que determina a través de las relaciones la entidad y levedad de los elementos. Lo relacional aparece también en una filosofía radicalmente diferente: el personalismo. No se es si no se es en relación. Más que “ser” hay “relacionar-ser”. No hay yo sin un tú. No hay ningún yo posible sin un Tú trascendente de todos los tú posibles (Buber). La Otredad parece como lugar decisivo de la filosofía. Ya no será metafísica sino meta ética, es decir, relacionalidad y responsabilidad (Levinas). La respuesta (relación) implica una iniciativa previa. La Otredad no sólo está sino que me configura. Lo sorprendente es que constato que puedo, sin embargo, creer que soy yo, situarme en el centro, venir en soberbia (Loyola). Desprecio el Éxodo. Me convierto en un sumidero que todo lo succiona. Quedo en apariencia un yo más grande. Eclipse de la Otredad, de Dios (Buber). Cultura del ego.

Frente a la filosofía de las cosas (neopositivismo) y la filosofía de las ideas (idealismo y su derivación lingüística), Mounier propone el personalismo. Como quedó señalado, se dedica a hacer filosofía tras la crisis del año 29: “…el crac del 29 le hizo pensar que la crisis económica que estaba sufriendo Occidente enmascaraba una crisis espiritual y se puso manos a la obra” (Goñi, Las narices de los filósofos, 2008). Quiere mantener el primado de la persona porque si somos solo individuos o consumidores o elementos de una organización social, política o económica, somos prescindibles y nuestra dignidad queda por detrás. La crisis de 2008, que se prolonga hasta la actualidad, también es una crisis espiritual. Nuestra primera reacción fue afirmar: más sociedad, más formación. Sin embargo, nuestra respuesta es desregular la protección y levantar barreras. Eclipse de la otra persona.

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Imagen extraída de: Pixabay

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