Manu Andueza. La verdad es que no sé muy bien qué es este escrito… Podría decirse que es una lectura desde Milani del tiempo actual.
Como todo profeta, ese sacerdote que vivió en la Italia de hace cincuenta años intuyó y criticó una serie de elementos que nos vendría muy bien recordar en la actualidad, leyéndolos desde lo que está pasando hoy. La historia nos debería servir para entender nuestro mundo, para reconocer errores y así no repetirlos.
Paso a recordar una serie de temas.
- Medios de comunicación
Lorenzo Milani era tremendamente crítico con los medios de comunicación. Valoraba su existencia, pero era muy duro con la información que daban. Precisamente, porque no era información.
Hoy, podríamos decir lo mismo. Es una auténtica vergüenza el papel de prensa, televisión, radios, redes sociales… Más que informar lo que pretenden hacer es conformar pensamientos. Es muy difícil encontrar un medio de comunicación que nos dé bien una noticia. Unas veces por omisión de verdad, otras por manipulación, las más porque ya pretenden ofrecernos lo que debemos pensar al respecto.
Nos tratan como si no tuviésemos libertad, como si fuéramos infantes y no adultos. Lo grave del caso es que continuamos consumiendo dicha malformación.
- Partidos políticos
Lorenzo Milani era también muy crítico con los partidos políticos de su época. Les acusaba de repartirse el botín entre ellos sin pensar en el pueblo.
Hoy, podríamos decir lo mismo. Nuestra clase política deja mucho que desear. Casos de corrupción, medias verdades, privilegios, subidas de sueldo mientras se bajan presupuestos en partidas importantes, con un olvido social flagrante…
No entienden en su mayoría que la política es salir juntos de los problemas comunes y muchos de ellos han olvidado que su labor es la de servicio al pueblo.
Han secuestrado la democracia, le han dado su forma, la han vestido de su verdad. Lo grave es que seguimos dando bandazos de un partido a otro sin darnos cuenta de los intereses que les mueven, de la manipulación que nos regalan.
- Patria
La patria se ha convertido en un valor indiscutible. Lorenzo Milani se preguntaba qué era eso de la patria. Con sus alumnos estudió las últimas guerras en las que había participado su país en pro de la patria. En todas había intereses económicos. En todas había mentiras. Llegó a la conclusión de que en el mundo solo hay dos tipos de personas: los opresores y los oprimidos. Y él optó por estos últimos.
Hoy crecen en nuestro mundo nacionalismos excluyentes que se llenan la boca con la palabra patria. Por el camino, y con la excusa de esta, dejan en los rincones a muchos miembros de su patria.
Nos cegamos en banderas sin descubrir el palo que la sostiene y hacia dónde nos llevan. Si de verdad somos patriotas, hemos de cuidar a las personas que la habitan. Cuando las diferencias crecen, la patria es una excusa de los opresores.
- Fútbol
El deporte, en especial el fútbol, lo sana todo, lo soluciona todo. Lo demás no es tan importante.
Milani fue especialmente crítico con esta banalización e idolatrización del deporte.
Hoy mueve más el deporte que las injusticias sociales. Les permitimos todo, les justificamos todo. Si hay equipos de fútbol con más presupuesto que países enteros no pasa nada, es lo que hay. Si hay sueldos estratosféricos, lo comprendemos. Si evaden impuestos, lo justificamos bajo la mentira de que su vida laboral es corta. ¡Si algunos de ellos en tres años cobran más de lo que la mayoría cobraremos en toda nuestra vida…! ¡Si después del deporte pueden seguir trabajando, montando negocios, ganando dinero…!
Hace poco se volvía a recordar la película Diamantes negros en la que se habla del tráfico de menores por parte de equipos de fútbol, para probarlos y luego dejarlos tirados en nuestras plazas. Pero no pasa nada, vivimos bajo la mentira de que mi equipo tiene otros valores.
- Leyes y justicia
Milani fue muy crítico con las leyes y la justicia. Estas están al servicio del pueblo. Si no les sirven, ya no sirven y, por tanto, hay que cambiarlas. Amaba las leyes y la justicia y las estudiaba para criticarlas y mejorarlas. Suya es la idea que decía que la obediencia no es una virtud. Obediencia, nos recordaba, solo a los pobres.
Nuestras leyes y justicia parece que estén de vacaciones. Es absurdo a más no poder. Ponemos normas por encima de dignidades, por encima incluso de Derechos Humanos. Los casos de Helena Maleno, en juicio por defender los derechos humanos, de Pablo Hasel y tantos otros son una prueba fehaciente de este absurdo. La cantidad de personas en prisión sin juicio y sin poder salir por no disponer de lo suficiente para pagar una fianza lo corrobora.
Hay que revisar el tema. Pero nos quedamos quietos, engañados bajo los mitos de la seguridad y de unas libertades personales que son esclavitudes de una multitud.
Ante este panorama que podría continuar… ¿no hay solución?
Sí, la hay, y también Milani la propuso. Se trata de educar personas soberanas, personas que puedan pensar por sí mismas. Personas críticas, interesadas en buscar la verdad, en conocer que hay detrás de cada realidad, de las diferentes circunstancias, de los hechos, para así poder tener una opinión formada. Personas que no se dejen llevar por las corrientes del momento, sino que sean capaces de tomar decisiones pensando en ellas y en todos. Personas capaces de no expulsar lo distinto (cf. Byung-Chul Han) sino de entablar diálogo que permita el encuentro, el conocimiento y la construcción de un mundo más justo. Personas que entienden que el fin último es dedicarse al prójimo; el fin inmediato es entender a los demás y hacerse entender. Personas soberanas capaces de tomar decisiones.
Es aquí donde hemos de poner las fuerzas. Aquí donde nos jugamos el futuro de la humanidad. Mientras tanto, ante los problemas anteriores, tal vez debamos aprender a objetar ciertas situaciones actuales.
Imagen extraída de: Portale cattolico svizzero