Victor Codina. 1.El rey va desnudo. Cuento de Hans Christian Andersen
Un sastre malvado y astuto promete hacerle al rey un traje maravilloso de tejido de oro. Dice que solo los honestos lo podrán apreciar. Pero todo es un engaño, no existe tal traje. Toda la población aplaude el nuevo traje, hasta que un niño se atreve a decir que el rey va desnudo y enseña sus vergüenzas…
Nos han hecho creer que el mundo progresa indefinidamente, que la ciencia y la técnica resolverán todos los problemas. Trump dice que el cambio climático es un cuento.
Necesitamos que los ojos de un niño, de alguien sincero nos digan la verdad: cambio climático, efecto invernadero con aumento de la temperatura por el uso de combustibles fósiles, deshielo de glaciares y aumento de nivel del mar, contaminación atmosférica, contaminación de ríos y mares verdaderos cementerios acuáticos, deforestación, agotamiento del agua, pérdida de biodiversidad, aumento de la basura, nuestra tierra está en peligro de sobrevivencia…
2. Se mueve una mariposa en Nueva York y llueve en Tailandia Ecología interrelacional
Nuestro mundo está interrelacionado, vivimos dentro de ecosistemas, atmósfera, vegetación, animales y seres humanos estamos relacionados, formamos parte de la única tierra, cualquier cambio repercute en todo el cosmos. El ser humano forma parte central de este ecosistema, pero no puede destruirlo sin afectar a todos. La ecología es integral.
3. Detrás de cada móvil hay un niño muerto. Ecología social
Los móviles se hacen de coltán, un material que se extrae del Congo, y son niños los que lo arrancan de la tierra, con muchos accidentes y muertes.
Nuestro sistema consumista de vida, nuestra falta de ecología tiene consecuencias sociales, los pobres son sus primeras víctimas, al grito de los pobres se une el grito de la tierra, la Laudato si’ no es una encíclica verde, es una encíclica social, preocupada por la justicia y los pobres. No hay dos crisis, ecológica y social, sino una sola crisis socio-ambiental que todo lo incluye y abarca.
4. No somos Dios. Ecología humana
Detrás del cambio climático y del efecto invernadero hay personas que se creen dueñas del mundo, capaces con su técnica de dominarlo y transformarlo todo para sacar ganancias, es el llamado paradigma tecnocrático. El cambio climático es un problema antropológico, humano, somos responsables de ello, somos responsables del mundo.
Frente a esta actitud hay que decir que no somos Dios ni dueños del mundo, el mundo es creación de Dios para todos y nos toca cuidarlo, protegerlo, conservarlo, no destruirlo para lucro de unos pocos. El hombre no es el rey de la creación sino su cuidador, su jardinero.
5. American way of life. Ecología cultural
La ecología incluye no sólo plantas y vegetales sino culturas que hay que respetar. No se pueden homogeneizar las culturas, ni se puede imponer la cultura norteamericana como la única válida y necesaria. Más aún hay que respetar la pluralidad y diversidad de las culturas como una gran riqueza, las culturas indígenas han demostrado ser las que mejor han cuidado la naturaleza, la tierra, su habitat, en respeto y armonía con ella, de modo que nos pueden enseñar a proteger nuestra casa común. La imposición de una cultura hegemónica es algo tan dañino como la agresión al ecosistema.
6. Vivir bien. Ecología socio-ambiental
El ideal de muchos pueblos amerindios es el “buen vivir”, frente al proyecto occidental moderno de vivir siempre mejor aunque sea a costa de los demás y de la tierra. La ecología socio-ambiental exige armonía, sabiduría y moderación, respeto a la comunidad. Ser excluido de la comunidad es el mayor castigo. La película La nación clandestina de Jorge Sanjinés presenta el caso de un aymara que es expulsado de la comunidad por sus faltas graves. No puede vivir aislado, regresa a la comunidad en carnaval con una máscara para bailar la danza de la muerte hasta quedar rendido, muerto e integrado finalmente en su comunidad.
7. Comprar flores en la cancha. Ecología de la vida cotidiana
En la cancha (mercado) de Cochabamba se venden muchas flores: para cumpleaños, difuntos, fiestas, santos. La ecología debe vivirse cada día, en la vida cotidiana, aun en medio de la pobreza y escasez, con creatividad y alegría, esperando un mañana mejor si todos contribuimos a ello. Hay que comenzar por lo más pequeño, responsabilidad en el uso del agua, separar la basura, no dejar luces prendidas, evitar en lo posible los plásticos, usar transporte público, cuidar la vivienda y el barrio…
8. ¿Y las generaciones futuras? Ecología intergeneracional
No podemos dejar a las generaciones futuras una tierra devastada y agotada, convertida en desierto, sin comestibles, con el agua y el aire contaminados, las culturas y las lenguas destruidas y desaparecidas. ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a los que nos sucedan? Porque no se trata solo del medio ambiente sino que hemos de transmitir y dejar las culturas, los valores, el sentido de la vida, para qué estamos en la tierra, qué hacemos para que el mundo mejore en el futuro. Es necesaria una solidaridad intergeneracional y también intrageneracional pues hoy hay que gente que vive en situación inhumana.
9. “Hermano sol y hermana luna”. Ecología religiosa
Esta película de Zefirelli nos habla de Francisco de Asís, un enamorado de Dios y amante de toda la creación, con la cual vive en fraternidad: hermano sol, hermana luna, hermana madre tierra, hermano fuego, hermana agua, hermana muerte… Francisco entona el cántico de la creación y alaba al Señor por todas las criaturas. Sus primeras palabras son el título de la carta del Papa Francisco a toda la humanidad sobre el cuidado de nuestra casa común: Laudato si’. Todas las religiones pueden aportar mucho a la ecología en defensa de la tierra, también el cristianismo pues todo ha sido creado y santificado por Cristo y la creación un día será transfigurada en un nuevo cielo y una nueva tierra. Pecado no es solo ofender a Dios y al hermano, sino también es pecado no respetar la tierra, hay un pecado ecológico que hemos de convertir.
10. El aguilucho y las gallinas
Un huevo de águila fue dejado por un campesino en un gallinero, fue empollado por una gallina y vivía como las gallinas. No volaba. Hasta que un día un ingeniero lo descubrió y le hizo volar. Después de varios fracasos, el águila voló y dejó el gallinero para siempre.
Esta puede ser una parábola de nuestra situación. Vivimos habituados al gallinero de “siempre se ha hecho así”, “todos hacen lo mismo”, “nada puede cambiar”, “hay que ser realistas”, “resignémonos con la realidad”, “los otros tienen la culpa”.
Necesitamos abrir los ojos, reconocer que podemos volar y salir del gallinero, buscar un mundo mejor, otro mundo es posible y necesario, no podemos caer en el fatalismo de que no hay remedio respecto a la tierra, a la cultura, a la humanidad.
De nosotros depende que las cosas pueda cambar. La ecología integral comienza por un cambio de mentalidad, por una nueva sensibilidad y debe llevarnos a una sencillez de vida, no consumista, solidaria, defensora de los pobres y de la naturaleza, agradecida al Dios creador del cielo y la tierra… Aprendamos a volar, no nos quedemos en el gallinero. Seamos profetas de un mundo nuevo, aprendamos a soñar. El Espíritu del Señor nos acompaña siempre.
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