Tere Iribarren. La Vanguardia, 23 de septiembre de 2016: «Hace unos días Alex, un neoyorquino de seis años, escribió una carta a Barack Obama. “Querido presidente, ¿recuerda usted al chico que recogió una ambulancia en Siria?”. “Por favor, ¿puede ir a por él? Le estaremos esperando con banderas, flores y globos. Le daremos una familia y él será nuestro hermano”.
Alex se compromete a compartir su bicicleta con Omran, a enseñarle inglés y matemáticas. Dice que le presentará a un amigo sirio que tiene en su colegio y que juntos podrán ir a fiestas de cumpleaños. “Muchas gracias –se despide Alex de Obama–. Esperaré a que venga”».
Es difícil comentar esta carta, es mejor leerla en silencio y dejarse impactar. Como Alex, esperaré a que venga…
Cada mañana cuando leo la prensa y oigo promesas, números y estadísticas sobre aquellos que están en condiciones inhumanas, espero que vengan…
Como a Alex, me sale hacer una lista de lo que podría compartir. Y me quedo afectada, sorprendida por la ceguera de nuestros ojos y la cerrazón de nuestro corazón.
Alex, enséñanos a celebrar cumpleaños, a llenar nuestra casa de globos y banderas, a sentirnos hermanos. Y no dejes de recordarnos que les esperamos. Muchas gracias, Alex.
Imagen extraída de: Sipse