Tere Iribarren. Siempre me pareció falso
el nombre que nos han dado: emigrantes.
Porque emigración significa éxodo.
Y nosotros no hemos salido voluntariamente
eligiendo otro país.
Ni migramos a otro país
para establecernos en él.
Nosotros hemos huido.
Expulsados, desterrados.
Estamos inquietos junto a las fronteras,
esperando el día de la vuelta.
Con los ojos en la espalda.
Mirando hacia atrás.
No olvidamos nada,
a nada hemos renunciado.
No podemos perdonar…
llegan gritos a nuestros tiendas.
Somos como rumores que traspasan el océano.
Llevamos los zapatos rotos, el corazón partido.
Cargamos con los niños a quienes nos cuesta mirar.
Levantamos los ojos y el corazón en grito de súplica
a este sociedad injusta
que mancha nuestra tierra.
Ninguno de nosotros se quedará aquí.
La última palabra aún no ha sido dicha.
La tenéis vosotros.
Imagen extraída de: Gráffica