Manfred NolteEs evidente la fragmentación que sufre la economía española. De un lado lo que se refiere a los agregados económicos y monetarios. De otro el capítulo referido al empleo. La última encuesta de población activa (EPA) al cierre del primer trimestre de este año confirma el divorcio entre LOS dos mundos, que parece no tener una explicación coherente. Pero la realidad es que existen algunas razones que nos ponen en la pista de esta grave desavenencia. Veamos.

Con tres registros consecutivos de crecimiento trimestral en el PIB puede darse por cerrada técnicamente la caída libre de la crisis, lo que llamamos recesión. La reforma financiera apoyada en la inyección de fondos con procedencia de Bruselas y la intervención del Estado mediante un abanico de medidas que abarcan desde la nacionalización de determinadas Cajas hasta la creación del Banco malo han frenado la caída en barrena de la solvencia de una parte del sector que amenazaba con arrastrar a la economía entera del País hasta el abismo. Atrás quedan los dramáticos episodios de Julio de 2012 cuando España rozó la quiebra y el impago exterior al negarse los inversores institucionales a refinanciar la nueva deuda pública emitida por el Tesoro.

La propia virulencia de la crisis con el resultado de una masiva destrucción de puestos de trabajo y la reforma del mercado propiciaron después una notable disminución de los costes laborales unitarios en relación a la media de la eurozona, del orden de 18 puntos porcentuales entre 2008 y 2013, lo que ha permitido a la economía española recuperar la competitividad perdida entre 1999 y 2008.

Es a partir de este registro cuando se desarrolla el tradicional circulo virtuoso de la recuperación: mejoría sustancial de las cuentas exteriores, recuperación de la confianza internacional, atracción de las inversiones extranjeras y despegue final  de la deprimida demanda interna, atenazada por la crisis y por la amenaza de deflación. El milagro inicial ya se ha producido en las cuentas exteriores. De un déficit de 105.000MM€ (10% PIB) en 2007 la economía española ha pasado a registrar a un superávit de 7.000MM€  (0,7% PIB) en 2013. Por otra parte, el superávit comercial de bienes y servicios es de 28.000MM€  lo que representa en 2013 el 2,8% del PIB. Las exportaciones españolas han ganado cuota de mercado mundial, y representan el 35% de nuestro PIB –mayor porcentaje que el de Alemania- constituyéndose en el tractor indiscutible de la incipiente recuperación.

El déficit presupuestario se ha contraído hasta niveles del 6,62% del PIB en 2013 desde el 11,1% alcanzado en 2009, apenas unas décimas por encima de los comprometido con Bruselas según el ‘Procedimiento de déficit excesivo’. Y lo que es más importante, a finales de 2013, el déficit primario, excluyendo el pago de intereses se sitúa en algo menos del 2 por ciento del PIB.

Aunque las exportaciones siguen siendo el principal dinamizador de la economía, la demanda interna comienza a contribuir con una aportación positiva a la creación de riqueza. También es previsible que el sector inmobiliario haya tocado ya fondo tanto en la caída de sus precios como en la atonía del numero de operaciones registradas. El crédito bancario ofrece tímidos signos de reactivación. Fitch y Moody’s han subido un escalón la calificación de la deuda pública. El tipo del bono a 10 años está en mínimos a niveles de 2005 y el ‘Indicador de sentimiento económico’ cotiza en máximos desde 2007.

Todos estos datos, de signo moderadamente optimista, contrastan con los regresivos datos presentados por el Instituto Nacional de Estadística. Si bien el número de parados disminuye en el primer trimestre del año en 2.300 personas y se sitúa en 5.933.300, ello no es atribuible a la mejoría del mercado sino a que la población activa disminuye en 187.000 personas. La ocupación baja en 184.600 personas este trimestre, hasta un total de 16.950.600. El empleo se ha reducido en 79.600 personas en los últimos 12 meses y la tasa de paro en el primer trimestre repuntó dos decimas hasta el 25,9%. La encuesta muestra además otros signos desalentadores, como el aumento del paro juvenil, la destrucción de trabajo estable o el enquistamiento progresivo del paro de larga duración.

¿Cómo se concilia este panorama dual de la economía española, o, si se quiere, cuáles son  las razones del enquistamiento del paro a pesar de nuestro despegue moderado?

Comencemos señalando que las hipótesis de vuelta del mercado laboral a los niveles de 2007 apuntan en varios medios especializados al año 2025. Las recientes promesas gubernamentales recogidas en el nuevo cuadro macroeconómico no desmienten estas conjeturas. A partir de ahí el diagnóstico nos remite a lo que el Fondo Monetario Internacional ha conceptuado como ‘paro estructural’. El eufemismo afecta a 16 de los 26 puntos porcentuales del paro padecido en España y se traduce como irrecuperable a corto plazo. Y ¿a qué se debe este factor de no servible causante de la permanencia en el tiempo de esta lacra social? Aun a riesgo de errar en un intento de simplificación la clave está en el escaso stock de cultura y habilidades del colectivo de desempleados en un mundo competitivo y globalizado, aspecto que no es adecuadamente abordado por las políticas activas practicadas por los gobiernos de turno en la protección y recuperación de este grupo social. Más de la mitad de los desempleados lo son de larga duración con los riesgos de exclusión definitiva que ello implica y una proporción similar no cuenta con estudios superiores a la ESO. Un reciente estudio de FEDEA pormenoriza tanto las debilidades registradas como las propuestas de réplica en los planes del Gobierno.

Gráfico

Fuente:BBVA Research

La reforma laboral con ser necesaria no ha sido suficiente. En fechas recientes Thomas Piketty ha alertado de la progresiva reducción de las rentas salariales en la riqueza mundial y las desigualdades que ello acarrea. La más dramática de ellas, se traduce en paro y exclusión. En un escenario de globalización la mano de obra poco cualificada será marginada y en gran medida su trabajo automatizado y sustituido por un robot. No queda otro camino que intensificar el stock de conocimiento y habilidades de los trabajadores si queremos que tengan una posición activa en la sociedad. En este contexto, los drásticos recortes en el presupuesto para la formación, limitando las políticas activas casi exclusivamente a las bonificaciones son claramente contraproducentes. Lo mismo es aplicable a las rebajas en educación o a las dotaciones a I+D+i que, representando la elaboración de una oferta competitiva en el tiempo, abren el camino a una producción exitosa en el futuro cercano.

BROTESVERDES

Imagen extraída de: ABC

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Doctor en Ciencias Económicas. Profesor de Economia de la Universidad de Deusto. Miembro del Consejo de Gobierno de la misma Universidad. Autor de numerosos artículos y libros sobre temas económicos preferentemente relacionados con la promoción del desarrollo. Conferenciante, columnista y bloguero. Defensor del libre mercado, a pesar de sus carencias e imperfecciones.
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