Nacho BeltránDespués de las burbujas financieras, las ventas de preferentes y otras historias como el Fórum filatélico, podemos afirmar que vivimos en un país de analfabetos financieros. No es algo exclusivo de aquí, lo podemos aplicar a cualquier país en el que se haga una encuesta de cultura financiera. El Banco de España (BdE) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMNV) desde 2008 llevan a cabo un plan para extender la educación financiera y de acuerdo con el Ministerio de Educación tienen la intención de introducir la materia de formación financiera en la ESO. También existe la asignatura de fomento del emprendimiento.

Y sobre estos dos temas (educación financiera y emprendimiento) tengo algunas cuestiones.

¿Quién debe llevar la educación financiera a las aulas?

La función es de las autoridades educativas, pero creo adecuado que no sea sólo de ellas. Hacerlo con ayuda de los profesionales del sector financiero, en principio, parece coherente. En Cataluña y en Castilla-La Mancha se lleva a cabo un programa que, organizado por una escuela de negocios y varios bancos, lleva a empleados de banca a los colegios para hablar de productos financieros, crédito, nóminas, pago con tarjetas… Yo a los profesionales que conozco sin duda alguna les animaría a que se apuntasen a participar en este programa. Pero me da miedo que se puedan cruzar en una clase empleado bancario e hijos/as de una persona que haya sido desahuciada de su vivienda. Podemos pensar que es una casualidad más rebuscada, pero puede pasar.

Uno se imagina que a un programa escolar se lleva a un terapeuta para prevenir el consumo de drogas, a un policía para hablar de seguridad o a un profesional sanitario para hablar de primeros auxilios. No ponemos a un zorro a vigilar a las gallinas. Es una exageración, pero espero que se entienda.

El tener herramientas de cultura financiera incide de forma significativa en los retos que tendrán que afrontar las familias en el futuro para hacer frente al día a día, a la vivienda y a la jubilación, por ejemplo. Los estudios en EEUU demuestran correlación entre tasas altas de ahorro y tener una educación financiera o al consumidor en la juventud.

Creo que es conveniente que el apoyo a la educación financiera en las aulas no venga de los bancos. Tiene que venir de nuevos agentes sociales que sean más neutrales comercialmente. Y los bancos deben asegurar una buena formación a sus comerciales y gestores, pero en dentro de las sucursales bancarias. Con el simple hecho de que cumplan con a su deber (canalizar el ahorro y dar crédito) y no hagan uso de paraísos fiscales en su operativa, ya me daría por satisfecho como política de responsabilidad social.

¿Por qué hablar tanto de emprendimiento?

Desde 2011 se materializan las asignaturas de empleo y emprendimiento, pero éstas no se centran, por ejemplo, en explicar qué es un plan de empresa y hacer prácticas para poder sacar  un negocio adelante. Leyendo los objetivos de la asignatura nos damos cuenta de que lo que están promoviendo realmente es que los jóvenes se preparen para aceptar el mercado de trabajo actual, lo cual conlleva carreras profesionales fragmentadas en empresas y sectores diversos y un considerable aumento del número de autónomos y freelance. Por supuesto, todo ello aderezado con la aniquilación de la negociación colectiva y el arrinconamiento de los sindicatos. En la línea que apuntan la modernidad líquida de Zygmunt Bauman y la segunda modernidad de Ullrich Beck. No busques trabajo, créalo.

Hay múltiples llamamiento a los emprendedores, a las start ups… Aunque la idea puede ser buena, si se quiere mejorar el emprendimiento ahora hay mejores medidas. Recordar que en el índice Doing bussines del Banco Mundial pasamos del puesto 136 a 142, en lo que se refiere en la apertura de negocios, en el último año.

La educación, en definitiva, es el modo cómo se socializa a los pequeños en la tribu. No es solo una mera formación de trabajadores. ¿Qué queremos? ¿Ciudadanos responsables de la sociedad o meros reproductores del sistema? Los primeros pueden tener opción a que no se repitan los escándalos de la banca en la que tan fielmente se confió. Por tanto ¿a quién pondremos a cuidar las gallinas?

Imagen extraída de: CapitalMadrid

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