Querido amigo y hermano:

Si te pongo estas letras creo que no es para agradecer que me citaras durante tu charla en Cristianisme i Justícia (aquel libro que citaste me trajo algunos dolores no pequeños). Es porque quiero presentarte un poco mejor ante todo el público que te escuchó el pasado viernes 27 aquí en Barcelona. Una presentación no se hace solo a base de títulos y publicaciones (que a veces significan bien poco). Yo quisiera pedir a todo los que te oyeron y los que lean esto, que traten de ver una película breve de Xuban Intxausti titulada Gesto. Es un reportaje sobre aquel famoso Gesto por la Paz.

Pues bien, en esa película aparece un Imanol Zubero -con bastantes menos años y más cabello que el que vimos el pasado viernes en Barcelona-, entre los primeros militantes de Gesto por la Paz. Allí aparece también el detalle de ponerse un lacito azul todos aquellos que querían una Euskadi en paz y rechazaban una independencia comprada con asesinatos. En los primeros días fue muy arriesgado ponerse el lacito: ETA los amenazaba, los tildaba de asesinos (¡qué cosas!) y de “españo-lazos”. Pero poco a poco, Gesto por la Paz. Por otro lado, los militantes de Gesto por la Paz no eran incondicionalmente antietarras: fueron de los primeros y de los que más trabajaron por el acercamiento a Euskadi de los presos de ETA.

¿Que a dónde voy con todos estos recuerdos? Pues a una especie de sueño a lo Luther King, que me atrevo a encargarte a ti y a los tuyos, porque ya tenéis experiencia en estas labores. Te lo cuento:

Soñé con otro lacito difundido no ya por Euskadi sino por toda Europa y que significa la paz entre Israel y Palestina, con el rechazo a todo terrorismo, tanto de ataque como de respuesta. No es preciso que ahora sea un lacito azul: podría ser verdinegro (como la divisa de los toros de María Pineda) o quizás incluso rosa para evocar a los ya miles de niños y niñas muertos a sus pocos años como fruto del derecho de Israel a defenderse. El color es lo de menos. Lo importante es que ese lacito se difundiera por toda Europa y, ante la tibieza de tantos dirigentes europeos, apareciera a miles por las calles de Berlín, de París, de Praga, Madrid, Varsovia y demás poblaciones de esta Europa tantas veces hipócrita.

Y querido Imanol: si tú y los tuyos que ya tenéis experiencia en estas lides, podéis hacer de “puesta en marcha” de este sueño, tengo un amigo músico que estaría dispuesto a componer la que sería su mejor canción y que hemos acordado que se titularía “Eskerrik asko Gesto”. Puestos a soñar, ojalá fueran las conferencias episcopales las que quisieran encargarse de esa distribución tan amplia.

Sé muy bien que todas estas cosas llevan mucho tiempo y llegarán tarde. Mi único consuelo es aquel refrán de que “más vale tarde que nunca”.

[Imagen extraída de Wikimedia Commons]

¿TE GUSTA LO QUE HAS LEÍDO?
Para continuar haciendo posible nuestra labor de reflexión, necesitamos tu apoyo.
Con tan solo 1,5 € al mes haces posible este espacio.
Foto del avatar
Jesuita. Miembro del Área Teológica de Cristianisme i Justícia. Entre sus obras, cabe mencionar La Humanidad nueva. Ensayo de cristología (1975), Acceso a Jesús (1979), Proyecto de hermano. Visión creyente del hombre (1989) o Vicarios de Cristo: los pobres en la teología y espiritualidad cristianas (2004). Sus últimos libros son El rostro humano de Dios,  Otro mundo es posible… desde Jesús y El amor en tiempos de cólera… económica. Escribe habitualmente en el diario La Vanguardia. Autor de numerosos cuadernos de Cristianisme i Justícia.
Artículo anteriorAnte la nueva exhortación ecológica del papa
Artículo siguienteEcos sinodales (I)

1 COMENTARIO

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingresa tu comentario!
Please enter your name here