En julio del 2022 el papa Francisco visitó Canadá y pidió perdón a los indígenas por los sufrimientos causados por miembros de la Iglesia desde la época de la colonia hasta nuestros días. Lo agradecieron, pero tanto los indígenas como los obispos canadienses desearon una declaración formal de este arrepentimiento.
El 30 de marzo de 2023 se publica una nota conjunta de los Dicasterios para la Cultura y el Desarrollo humano integral con el título La «Doctrina del descubrimiento» nunca fue católica. Se trata de un texto importante en el cual la Iglesia rechaza la mentalidad colonizadora del pasado y del presente.
Gracias a la ayuda de los pueblos indígenas, la Iglesia ha tomado mayor conciencia de los sufrimientos pasados y presentes de los pueblos originarios, provocados por la explotación de sus tierras y las políticas de asimilación promovidas por las autoridades de la época.
En esta nota ella se afirma que las bulas de Nicolás V, Dum diversas (1452) y Romanus Pontifex (1455), y la de Alejandro VI (1493), Inter caetera, no son expresión de la fe católica, son escritos en un período histórico concreto y relacionados a cuestiones políticas, para solucionar la guerra y evitar conflictos entre España y Portugal y buscar ayuda de los reyes para la evangelización, pero nunca han sido consideradas expresión de la fe católica.
Estos escritos se deben juzgar a la luz del contexto histórico y eclesial del pasado. Estos documentos no reflejan la dignidad y derechos de los pueblos indígenas, han sido manipulados para intereses políticos, para justificar actos inmorales contra los indígenas, realizados a veces sin oposición de las autoridades eclesiásticas.
Pero también se reconocen los numerosos ejemplos de obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que han dado su vida en defensa de la dignidad de estos pueblos.
Los dos dicasterios reconocen estos errores y sus terribles efectos negativos, piden perdón y rechazan que esta práctica se haya reconocido como doctrina del descubrimiento. Hay numerosas y reiteradas declaraciones de la Iglesia a favor de los indígenas, desde Paulo III, Sublimis Deus (1537), donde se defiende a los indios y sus propiedades y de ningún modo han de ser esclavizados.
El cardenal Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral afirma que esta nota no es una simple curiosidad histórica sobre la “Doctrina del descubrimiento”, sino un reconocimiento de que estas actitudes desafortunadas del pasado siguen teniendo efectos negativos hoy.
Repetidas veces los papas modernos han defendido a los indígenas, como Juan Pablo II en 1984 y Francisco en Canadá en 2022. Czerny, que en julio de 2015 estuvo en Bolivia en la visita del papa Francisco, recuerda que el papa pidió a la Iglesia que “se arrodille ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos e hijas”, los muchos y graves pecados cometidos con los pueblos originarios de América en nombre de Dios durante la llamada conquista.
Esta nota es muy importante para América Latina y el Caribe que vivieron los sufrimientos terribles del «Descubrimiento», «la Conquista» y la colonización. El tema no es nuevo y tanto Puebla (1979) como Santo Domingo (1992) denuncian la opresión de los pueblos indígenas, sus tierras y sus culturas y citan a los grandes defensores de los indios como Antonio de Montesinos y los obispos Bartolomé de Las Casas, Toribio de Mogrovejo, Antonio de Valdivieso, Juan de Zumárraga, Vasco de Quiroga, etc. También la teología latinoamericana de la liberación (Enrique Dussel, Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez, Ignacio Ellacuría, Pedro Trigo, Diego Irarrázaval, Eleazar López, Elsa Támez, Clara Bingemer, Ivone Gebara, Geraldine Céspedes…) ha denunciado la injusticia de la colonia y anunciado la necesidad de la opción por los pobres, por los indígenas, sus tierras y sus culturas y religiones. Más recientemente, el Sínodo sobre la Amazonía (2019) y Querida Amazonía (2020) han profundizado y actualizado esta grave cuestión y pedido perdón por tanto sufrimiento.
Pero la reciente nota vaticana nos ayuda a discernir lo que es auténtico magisterio eclesial y comprender que la eclesiología del segundo milenio y su visión de obispo de Roma como Vicario no solo de Cristo, sino de Dios, con poder sobre toda la creación, está muy lejos de la primera tradición eclesial y del evangelio.
Seguramente la nota habrá disgustado a todos los que ven en toda crítica de la conquista y la colonia una leyenda negra y siguen creyendo, como alguno de los primeros cronistas españoles del descubrimiento, que después de la creación y la encarnación no hay obra más importante que la conquista y colonización de América.
Acabemos con una poesía del obispo Pedro Casaldàliga sobre la ambigüedad de la primera evangelización de América Latina:
«Quizás no daba para más tu teología,
del Reino y de un imperio servidor,
salvar y conquistar la paganía,
cruzado entre las armas y el Amor.
La espada tu evangelio desmentía,
los yelmos apagaban tu fervor,
¡a mucha sangre de tu eucaristía
no era solo sangre del Señor!»
[Imagen extraída de Wikimedia Commons]