Ahora que en nuestro mundo se debate el tema de las herencias, los impuestos que tendrían que pagar, cómo hay que traspasar lo de unos padres o madres a sus herederos…, no nos vendrían mal recordar una hermosa historia bíblica. Además, se trata de una de esas historias que casi nadie recuerda. Tiene que ver con leyes sobre las herencias. Sus protagonistas, tienen por nombre Maalá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsa. ¿Os suenan? ¿Recordáis su historia?
Si la respuesta a esta pregunta es negativa, no te preocupes. Para la inmensa mayoría son auténticas desconocidas. Permíteme que te explique su historia.[1]
El padre de estas cinco hermanas había muerto en el desierto. Había muerto sin hijos. Por lo tanto, no había a quien traspasarle la herencia. Fin de la historia.
Así habría acabado, de no ser por el deseo de justicia y de lucha de las cinco hermanas. Ellas tuvieron el coraje de presentarse ante Moisés, el sacerdote Eleazar, los jefes de la comunidad y todo el pueblo para expresarles su inconformidad. Solicitaban una tierra para ellas, una propiedad en medio de las que tenían los hermanos de su padre.
Ante tamaña propuesta, Moisés tuvo a bien consultarlo a Yahveh. Y este le dijo que las hermanas tenían razón. No solo eso, sino que hizo modificar la ley. Si leemos los siguientes versículos, los de la modificación de la ley, obviamente veremos que sigue un esquema de patriarcado y que hoy nos queda muy lejos de lo que sería un reparto justo. Pero ubicándolo en su contexto, es un gran cambio. Un cambio avalado por Dios.
Esta historia nos tiene que enseñar algo. Y aquí viene la propuesta de investigación. Antes que nada, si no la conocíamos… ¿cómo es posible?, ¿cómo es que nadie nos la había contado? Superando esta primera indignación, acudamos a la propuesta.
Propongo analizar la situación de la mujer ante las tres famosas “t” de Francisco. ¿Cómo están ante el derecho a tierra y lo que ello conlleva? ¿Cómo respecto al trabajo? ¿Y al techo?
Segunda parte. Busquemos historias anónimas para sacarlas del anonimato y darles el protagonismo que se merecen. ¿Qué mujeres han trabajado y trabajan para cambiar la flagrante situación que hemos descubierto en la primera parte de nuestra investigación?
Tercera parte. ¿Conocemos las leyes? ¿Cómo están? ¿Hay leyes que todavía mantienen una desigualdad? En nombre del Dios bíblico, ¿nos atrevemos a hace propuestas de modificación? ¿A dónde hay que enviarlas? ¿Somos voceros de estas injusticias legales?
Termino recordando el nombre de las mujeres protagonistas de nuestra historia para sacarlas del anonimato: Maalá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsa. Tal vez tendríamos que escribir su nombre bien grande y colocarlo en nuestras iglesias, en las paredes de nuestros colegios, en nuestras casas. Así las recordaríamos, para solicitar su coraje y luchar por la justicia para construir un mundo mejor y posible… desde Dios.
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[1] Esta historia la puedes encontrar en Nm 27, 1-11.
[Imagen de Juanita Mulder en Pixabay]