[Este artículo es parte de una serie de artículos que reflejan el trabajo del grupo de religiones y paz este curso 2021-22 sobre “El Hinduismo, Gandhi y la paz” basado en una presentación introductoria en el grupo por Javier Melloni que se puede ver aquí.]
Encontramos en Mohandas Karamchand Gandhi un gran maestro de la noviolencia. Einstein decía que las generaciones futuras llegarían a dudar que Gandhi hubiese existido de verdad. Porque hay escenas de su vida de una altísima santidad y ello honra al ser humano: en una persona como Gandhi somos honrados todos.
¿Quién influenció a Gandhi en la noviolencia?
Henry Thoreau es un personaje peculiar, considerado padre de la desobediencia civil, también es uno de los padres de la ecología. Se enfrentó en los Estados Unidos a la recaudación de impuestos para sufragar la guerra contra México. Se niega a pagar y escribe unas reflexiones muy interesantes que influirán en la noviolencia de Gandhi. Es una fuente laica y no europea a tener en cuenta cuando hablamos de la noviolencia gandhiana (también estuvo en contacto con cristianos cuáqueros).
También tuvo mucha influencia en su pensamiento Lev Tolstoi. Su obra El Reino de Dios está en vosotros le impactó mucho y provocó en él una transformación profunda. Tolstoi como una de las influencias occidentales más notables en Gandhi. Es así, Gandhi se carteó con Tolstoi quien quiso hacer un Ashram a su modo en Rusia y tenía una gran ternura con las clases bajas campesinas que se parecían mucho a los dalits indios. Gandhi siempre tuvo un gran respeto por Tolstoi y esa obra concretamente es un gran referente para él, para su lucha noviolenta.
La otra gran fuente es no solo la hindú, sino especialmente la jainista. La madre de Gandhi, sin profesar esta religión, se encontraba muy cercana a las comunidades jainistas, muy presentes en el Gujerat. Los jainistas llevan la noviolencia al extremo: se tapan la boca y la nariz para no inspirar ningún mosquito y cuando caminan –desnudos o no, porque los hay que van desnudos- van barriendo el suelo por donde van a pasar para no pisar ningún insecto, por pequeño que sea. Gandhi vio esto desde pequeño. Los jainistas ayunan mucho y la madre de Gandhi también ayunaba frecuentemente. Esto explica los ayunos de Gandhi utilizados como arma político-espiritual, norma pasivo-activa de lucha, autoagresión para poner de manifiesto al agresor la violencia que ha realizado sobre la víctima y que opera a modo de medicina homeopática: la víctima de forma consciente y lúcida, haciendo un acto de noviolencia resistente, devuelve al agresor lo absurdo e inadecuado de su acción, buscando su transformación personal. No deja de ser lo de Jesús: “Quien te abofetee en una mejilla, preséntale la otra”, porque así le retornas la dignidad que él (el agresor) ha perdido al abofetear a la víctima. El agresor se reencuentra a sí mismo en el rostro que serenamente –no agresivamente- le mira y le dice: “¿qué estás haciendo?. Es entonces cuando el agresor puede darse cuenta de su agresión y reaccionar.
¿Qué es en Gandhi la noviolencia?
Pues habrá que verlo en cada momento, nos diría. En ningún momento propugnó una resistencia pasiva o la no resistencia, sino una resistencia activa y en cada caso habrá que ver en qué consiste. En definitiva, una persona noviolenta es activa, pero no utiliza la violencia. Gandhi nos dice: “En la noviolencia la valentía consiste en morir, no en matar”. Esta es una potente frase. Se trata de invertir la fuerza de la violencia: en lugar de destruir al otro, oblación (=donación) de uno mismo. Es entonces cuando el otro puede reaccionar, sabiendo que esa reacción no será inmediata, sino a largo plazo. La violencia quiere tener efectos inmediatos, en cambio, la noviolencia en sus efectos no es inmediata: la conversión del otro no está garantizada a corto plazo. Evidentemente, la fortaleza que ha de tener alguien que practique la noviolencia es grande.
Gandhi, a pesar de que estaba en la política, era muy estricto con el vegetarianismo porque su modo de comprometerse era el de la santidad, de la noviolencia: comer carne produce energía depredadora, comer otro tipo de alimentos, no. Su modo de hacer política y de entender la comunidad era desde la santidad de la noviolencia que requería una alimentación vegetariana. Somos lo que comemos.
La noviolencia de Gandhi es muy holística, completa: estratégica, mística, espiritual, religiosa, fraterna. Comporta acción, no es pasiva… Sin embargo, en una entrevista que le realizaron poco antes de morir, le preguntó el periodista cuál diría que era su legado, pensando que señalaría la resistencia y la desobediencia civil utilizada para conseguir la independencia de la India y la sorpresa fue que el propio Gandhi manifestó que su gran legado era su visión espiritual de la noviolencia (recordemos que su autobiografía la tituló, Mis encuentros con la Verdad), su visión, podríamos decir, teológica e interreligiosa.
Gandhi y la noviolencia como vía para conseguir derechos
Cuando Gandhi organiza la Marcha de la Sal (entre marzo y abril de 1930, campaña de desobediencia civil que tenía como objeto el ejercicio del derecho natural de los hindúes a la producción de sal y contra el impuesto sobre la sal, hasta la fecha monopolio británico) consideró necesario que la protesta a favor de la independencia se dirigiera primeramente contra un hecho o situación que perjudicase directamente a toda la población de la India, ya fueran hindúes o musulmanes, y de cualquier casta, ya que las características económicas de la sal, producto de necesidad básica, imposible de sustituir y gravado por un impuesto que elevaba artificialmente su precio, hacían que un boicot contra la sal fuese más popular que una protesta contra leyes abstractas de autodeterminación política. El hecho de que la población más pobre de la India sufriera las consecuencias del impuesto británico le daba un carácter más legítimo y masivo a la protesta. Gandhi tenía 61 años y recorrió una distancia de 390 kilómetros: dejó su retiro religioso en su Ashram cerca de Ahmedabad y se dirigió a pie y acompañado de algunos de sus seguidores y también de algunos periodistas extranjeros hasta la costa del mar Arábigo. Llegó a la playa en una fecha muy simbólica, el día del aniversario de la Matanza de Amritsar, ocurrida el 19 de abril de 1919 cuando, en una celebración de Año Nuevo (Vaisakhi,) soldados del Ejército Indio Británico, al mando del general Dyer, dispararon contra una multitud de miles de hombres, mujeres y niños, provocando centenares de víctimas y que marcó un punto de inflexión en las relaciones entre la India y el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, siendo el punto de partida del Movimiento de No Cooperación que encabezaría Gandhi entre 1920 y 1922).
Ese día Gandhi, con una nutrida representación de miles de simpatizantes, llegó a orillas del mar. Había planeado trabajar en las salinas de la playa, llenas de sal de mar cristalizada en cada marea alta, pero la policía lo había prevenido cubriendo los depósitos de sal con barro. Sin embargo Gandhi se agachó y recogió un pequeño trozo de sal natural del barro, gesto que fue imitado por un nutrido grupo de simpatizantes: simbólicamente habían roto el monopolio de la sal británico; desde este momento la desobediencia civil fue imparable. Su ejemplo fue seguido por todo el país. De Karachi a Bombay los indios evaporaron el agua y recogieron la sal a plena luz del día, desafiando a los británicos. Dicha marcha provocó el arresto de 60.000 indios que no se resistieron a los arrestos violentos de la policía colonial. El mismo Gandhi fue detenido el 5 de mayo –tras haber enviado el dia 4 una carta al virrey Lord Irwin, explicándole sus intenciones de asaltar las salinas de Dharasana en Gujerat como la próxima protesta contra el dominio británico- y pasó 9 meses en prisión, pero el Movimiento Satyagraha continuó sin él. Una muchedumbre de 2.500 manifestantes llegó a las Salinas de Dharasana, unos 200 Km al norte. Allí el 21 de mayo los satyagrahis intentaron quitar el alambre de púas que protegía las salinas. La policía cargó y comenzó a golpearlos. Ellos no opusieron resistencia y cientos de satyagrahis fueron golpeados por soldados, muchos de ellos indios bajo mando británico, sin ni siquiera levantar los brazos para protegerse de los golpes. El ataque recibió cobertura mundial de noticias y ayudó a que la opinión pública se volviera contra el gobierno británico en la India y a favor de los luchadores por la libertad indios. La publicidad resultante atrajo la atención mundial sobre el movimiento de independencia de la India y puso en duda la legitimidad del gobierno británico en la India.
Finalmente el virrey reconoció su impotencia para imponer la ley británica, a menos que se utilizara ampliamente una represión violenta, con el riesgo de que esta reacción quitara a los británicos todo crédito ante los indios, incluidas las élites. Cediendo a las peticiones de Gandhi liberó a todos los prisioneros (más de 60.000 detenidos en las movilizaciones) y, presionado por las circunstancias, reconoció a los indios el derecho a recolectar ellos mismos la sal. Esta marcha se convirtió en uno de los más importantes acontecimientos que condujeron a la independencia de la India del Imperio británico.
El Imperio británico había perdido su credibilidad ante el mundo. Gandhi había comprendido, ya en su lucha contra la discriminación racial en Sudáfrica, que el control de la India dependía no del control británico sino de la colaboración india. Sus marchas de la Sal multiplicaron el número de satyagrahis y mostraron le fuerza de la no cooperación masiva. Además, ayudó a la gente india a pensar en un país, como en un todo grande y unificado.
Conclusión
Hoy lo tenemos más difícil, con mísiles y tanques, con drones y armas de nueva generación… Cuando hay un rostro delante hay una manera de ejercer la noviolencia diferente a si estamos ante una máquina y debemos apretar un botón. Ante un rostro el agredido puede tener la capacidad de interpelar al agresor. Al perder el contacto humano la violencia se deshumaniza todavía más. A Gandhi le preguntaron si hubiera podido practicar la noviolencia ante Hitler –consta que llegó a enviarle alguna carta- y con la brutalidad de los nazis, si éstos se habrían dejado interpelar como los británicos. A lo que Gandhi respondió, honestamente: “No sé cómo habría actuado. Con los británicos lo hice así porqué intuí que mi interpelación podía tener capacidad de respuesta…”.
En plena guerra en Ucrania –y con conflictos bélicos en muchos lugares del mundo- nos hermanamos con todas las víctimas de las guerras con esa intuición presente en Gandhi de mirar el rostro del otro, también del agresor… Les llamaba a los agresores adversarios, no enemigos. Al enemigo se le destruye, con el adversario dialogamos.
Atrevámonos a mirar el rostro del otro. Que esta energía de la paz atraviese mentes y corazones, ambas cosas, porque ambas se requieren. La violencia es una distorsión cognitiva… La sentimos como efectiva, pero se trata de una distorsión cognitiva en la percepción de las cosas, que deforma la realidad.
Podemos darnos cuenta de la categoría moral de Gandhi así como de la radicalidad de su compromiso con la noviolencia. Ciertamente es difícil encontrar a una persona con estas características. Incluso podemos ver que entre sus compañeros de lucha no todos respondían igual. Así, en la Marcha de la Sal tuvo mucha importancia ser cronista de lo que pasaba. Por eso, Gandhi encabezó la Marcha con un grupo de periodistas, incluso extranjeros, que mandaban día a día sus crónicas. Otros ayudaron en las ambulancias, a recoger a los heridos… Es obvio que no todos tenían el temple de los satyagrahis. En movimientos de resistencia como el encabezado por Gandhi es muy importante para el militante de la noviolencia encontrar su lugar, el lugar donde va a encajar mejor, y tener en cuenta que es una tarea colectiva, en la que se puede colaborar de distintas maneras.
Gandhi fue y es un líder de la noviolencia que no solo inspiró a gente de su época sino que sigue inspirando a gente en la actualidad y en diferentes continentes. En Europa, Lanza del Vasto y actualmente las “Comunidades del Arca” son luz de la noviolencia de Gandhi. También ha habido una “tropicalización” de Gandhi y su pensamiento, es decir, traerlo a la realidad local. Así en México se mantienen vivas las herencias gandhianas a través de la Cátedra Mahatma Gandhi que es una alianza entre la Gujarat Vidyapith, la Universidad que funda Gandhi en 1920 en Ahmedabad, y una serie de organizaciones académicas en México como la Universidad de la Tierra en Oaxaca, y otras muchas provenientes de pueblos originarios, que forman parte todas de esta Cátedra. Han realizado congresos y encuentran mucha sintonía con Gandhi, especialmente con su libro El programa constructivo (1941, revisado en 1945) y con el Swaraj entendido como autonomía, autosuficiencia e independencia tanto del individuo como de la comunidad. Al menos en América Latina se ha recuperado mucho a Gandhi y se le tiene en cuenta en esta parte medular que son las luchas de resistencia por los territorios. Gandhi y la noviolencia todavía sigue viva entre mucha gente que la practica y le sigue hoy en día.
[Imagen de marian anbu juwan en Pixabay]