El Seminario de Teología del Acontecimiento, con más de 25 años de sesionar sobre los signos de los tiempos bajo la hermenéutica y método propio del Pensamiento Social Cristiano, entendemos que el kairós que representa la Asamblea eclesial convocada por el CELAM es una llamada para ir haciendo un “nosotros cada vez más amplio” y buscar nuevas oportunidades para nuestros hermanos descartados, víctimas de la violencia y la exclusión social y económica. Por ello, inspirados en los sueños de la exhortación Querida Amazonia y tras un análisis de la realidad, ofrecemos estas conclusiones sobre las cuestiones sociales más urgentes para ser abordadas desde nuestra fe cristiana.
Consideramos que es prioritario, a través del diálogo y el discernimiento comunitario, construir un “sueño común”, es decir, un horizonte hacia el que todos y todas juntos podemos mirar, pero además, identificarnos plenamente con aquel sueño y caminar juntos, ayudando a los que pierden la fuerza. Es fundamental reconstruir los lazos de solidaridad, subsidiariedad y amistad social, que nos permitan estar atentos a las necesidades de los demás. Así, caminando como Pueblo de Dios y brindándonos la ayuda y el apoyo mutuo, para no desfallecer y reforzar la esperanza escuchar y reconocer que cada uno de nosotros tenemos algo que aportar.
Concretamente proponemos fomentar el diálogo intraeclesial y, como menciona el papa Francisco (EG 238), el diálogo con el Estado, la sociedad y nuestros hermanos creyentes cristianos, no cristianos y no creyentes sobre los siguientes puntos:
- Desde la economía, proponemos resaltar la creatividad de personas, colectivos y comunidades para emprender nuevas formas de producción de bienes y servicios que todos necesitamos, además de los conocimientos técnicos y científicos que contribuyen a que, aquello que se emprende sea eficaz y eficiente; e incluso de la fuerza del trabajo de todos para que realmente las propuestas tomen forma. Y así, aunados en el servicio de unos a otros, podamos encontrar una forma de dignificar nuestra existencia a la par de los medios generados para nuestra satisfacción material. Pero ante todo deseamos una economía con rostro humano que cuide y proteja los intereses especialmente de los más vulnerables y excluidos.
- Desde lo social, queremos proponer afianzar el compromiso de estar atentos a las necesidades de quienes están a nuestro lado, pero sin olvidarnos de quienes estando lejos sufren de condiciones de marginación, descarte, discriminación, etc. Es necesario ensanchar nuestro corazón para acoger a todos, próximos y lejanos con el propósito de incluirlos e impulsarlos a que, ellos también, sean protagonistas del devenir histórico y de la solución de los problemas que se plantean resolver para alcanzar el “sueño” común”. Para lo cual, es importante una armonía personal, comunitaria y ecológica, donde todos conscientes de la interdependencia mutua y el necesario desarrollo hacia la fraternidad y amistad social, tomemos en consideración a las sociedades que hoy son cada vez son más plurales y en ese sentido también son más ricas.
- Desde lo político, entendido la política como el esfuerzo que debe realizarse para alcanzar el “sueño común”, y que se construye entre todos. Además en el entendido de que se necesita de aquellos que puedan coordinar los esfuerzos a través de las creación de instituciones que puedan llegar hasta los últimos rincones del orbe que favorezcan la administración adecuada de los recursos y resolver los conflictos con justicia. Es importante marcar normas para el entendimiento y participación mutuas a través del diálogo social y que sea ésta “la mejor política para el servicio del verdadero bien común” (FT 154) evitando las polarizaciones y divisiones que en mucho marcan nuestro tiempo presente.
- Desde lo ecológico, debemos tener presente que la Buena Nueva de la creación, nos interpela para el cuidado de la Casa común, nuestra hermana y madre Tierra; que junto al clamor de los pobres nos recuerda la urgencia de la conversión hacia la cultura ecológica para vivir de esta manera, una vida más austera y de cuidado de todos los recursos naturales. Debemos asumir nuevas formas de consumo especialmente en los combustibles fósiles para evitar el calentamiento global. La encíclica Laudato Si’ nos ha hecho patente la interdependencia de todos nuestros actos, así como la certeza de que nadie se salva sólo y la conversión ecológica es urgente.
- Y por último, desde lo Eclesial, proponemos construir una Iglesia abierta, dialogante, interesada por el dolor de los que más sufren, impulsora del espíritu de fraternidad que nace del ser todos hijos de un solo Padre que se manifiesta a través de nuestra razón, nuestro corazón y nuestras manos. Para este sueño, es importante ser una Iglesia samaritana que siempre está en salida y en acción misericordiosa, caminando sinodalmente laicas y laicos, consagradas y consagrados, así como las jerarquías y hermanos ordenados, en una relación mutua y entrega al servicio con la conciencia de ser Pueblo de Dios.
Con este trabajo pretendemos contribuir a la Asamblea Eclesial latinoamericana, pero también, con una propuesta de largo plazo, podamos comprender ese poliedro de la realidad misma donde las diferencias viven complementándose y desde donde es posible ir incluyendo a las periferias y construir una cultura del encuentro solidario (FT 215).
[Imagen de Gavin Seim en Pixabay]