Que el año nuevo…
Traiga un nuevo despertar
A todos nosotros.

Que el nuevo despertar
Encienda una nueva llama
En nuestros corazones.

Que la nueva llama
Nos ayuda a discernir la verdad de la falsedad
Y a aferrarnos a la verdad.

Que la verdad nos envalentone
Para decir la verdad al poder
Y a prepararnos para pagar el precio.

Poema desde la prisión
Stan Swamy SJ

 

Desde el pasado 5 de julio, Stan Swamy SJ ha pasado a engrosar, por derecho propio, la lista de mártires jesuitas que, en los últimos 50 años, dieron su vida por la fe y la justicia, aquellos que siguieron a Jesús y su Evangelio, en las fronteras, con los olvidados, los “descartados” del mundo.

Stan Swamy fue uno de ellos. Dedicó más de 40 de sus 84 años a defender los derechos de las comunidades indígenas o adivasis de la India. Vivió con ellas y defendió sus derechos a la tierra y a los recursos. Encarnó la presencia de la Iglesia con las comunidades sufrientes y explotadas. Denunció los abusos de poder de las compañías mineras que, en el Estado de Jharkhand, se adueñaban de las tierras de los adivasis, muchas veces sin el consentimiento y la adecuada compensación que exigían las leyes y la Constitución de la India. Fundó y dirigió el centro social Bagaicha, desde donde propició la formación y concienciación de los líderes indígenas. Junto a otras organizaciones, documentó en un estudio cómo miles de jóvenes eran detenidos, acusados de vínculos con partidos extremistas maoístas y encarcelados sin juicio. La mayoría languidecía en la cárcel durante años sin que nadie se preocupara por ellos. Planteó un litigio en representación de 3000 indígenas ante el tribunal superior de Jharkhand, reclamando la rápida resolución de sus casos. Desde entonces, estuvo en el punto de mira de las autoridades de la India. Querían desacreditarlo, le hostigaron y acusaron falsamente de tener vínculos con maoístas, de conspirar contra el gobierno, de estar implicado en el incidente de Bhima Koregoan -un incidente que en enero de 2018 terminó en un estallido de violencia con la muerte de una persona y varios heridos-. Fue el último de 16 defensores de derechos falsamente acusados, detenidos y encarcelados en relación con Bhima Koregoan, un síntoma más de la deriva autoritaria y erosión de la democracia del ultranacionalista gobierno de Narendra Modi. Como señaló en un video grabado dos días antes de su detención: “Lo que me está sucediendo (…) es un proceso más amplio que está teniendo lugar en todo el país. Todos somos conscientes de cómo prominentes intelectuales, abogados, escritores, poetas, activistas, estudiantes, líderes, que defienden los derechos de los adivasis, dalits (intocables) y expresan su desacuerdo con los poderes dominantes están en el punto de mira y son encarcelados. Me alegro de no ser un espectador silencioso. Estoy dispuesto a pagar el precio, sea cual sea”.

Si su vida fue ejemplar, su estancia de nueve meses en la cárcel no lo fue menos. A pesar de las falsas acusaciones, de su avanzada edad, de su frágil salud- afectado por Parkinson, operado de hernias, con audífonos-, del inhumano y cruel trato al que era sometido, de la denegación de su libertad bajo fianza, todavía sacaba fuerzas en sus cartas para dar las gracias por las muestras de solidaridad, preocuparse de los demás prisioneros o, con fina ironía, señalar que: “un pájaro enjaulado todavía puede cantar”. Hasta que su salud, cada vez más deteriorada, hizo que su abogado requiriera en el juzgado su ingreso en el hospital, donde falleció bajo custodia judicial un día antes del enésimo juicio por su libertad provisional.

Stan Swamy gastó la vida, “quemó las naves en bien del prójimo” como bellamente dijo otro mártir jesuita, Lluís Espinal y, además, corrió la misma suerte que los indígenas a quienes defendió. Se aferró a la Verdad y pagó el precio de enfrentarse al abuso de poder con su propia vida. Sus enemigos quisieron acallarlo, pero su figura, su caso y su muerte han recorrido la India y el mundo. Su espíritu continúa vivo y su legado dará muchos frutos. Su luz brilla intensamente. “Somos antorchas que solo tenemos sentido cuando nos quemamos; solo entonces seremos luz”.  D.E.P. Stan Swamy SJ.

[Imagen extraída de Wikimedia Commons]

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Abogada, con diversos cursos de posgrado en migraciones, derechos humanos, cooperación al desarrollo y dirección y gestión de ONG y liderazgo de entidades sociales. 25 años de experiencia en cooperación al desarrollo en diversas organizaciones (los últimos 12 en Entreculturas, como responsable de estudios e incidencia pública). Desde hace dos años, coordina la incidencia pública, las redes internacionales y la comunicación en el Secretariado de Justicia Social y Ecología de la Compañía de Jesús en Roma. Intereses: educación, participación y refugio/migraciones, derechos humanos. Autora y coordinadora de numerosos artículos y publicaciones.
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