Josep F. Mària. [La Vanguardia] Josep Miralles (1944-2020) nos dejó inesperadamente el día 27 de junio. Había nacido en febrero de 1944 en Barcelona, en una familia sencilla. Fue un alumno brillante y se hizo jesuita en octubre de 1962. En su formación como jesuita, estudió Filosofía, Sociología y Teología, mientras vivía en comunidades jesuitas de barrios obreros de Barcelona, en Aranjuez y en París. En esta última ciudad preparó su tesis doctoral sobre sociología de la religión.
Hasta el final de su vida, su actividad ha estado marcada por dos tensiones fundamentales: la tensión entre creyentes y no creyentes y la tensión entre ricos y pobres. Estas tensiones han sido incómodas para él, pero le han forzado a encontrar posiciones matizadas e inclusivas. El reconocimiento de una realidad compleja, pero últimamente buena y ofrecida a todos sin condiciones, le han convertido en un jesuita que afinaba.
Josep maduró en los años del Concilio Vaticano II (1962-65) y de la Congregación General 32 de los jesuitas (1975). El Concilio abrió la comprensión de la fe al mundo moderno, habitado por creyentes de diversas religiones y por no creyentes. La Congregación General 32 actualizó la misión de los jesuitas como la proclamación de la fe unida íntimamente al servicio de la justicia social. Su vida intelectual, de profesor y de activista, fue marcada por el afán de encontrar, en cada situación personal, en cada cruce institucional, en cada momento social, una posición acogedora al estilo de Jesús de Nazaret.
En concreto, dedicó una gran parte de su actividad a ESADE (1988-2019), donde fue profesor de Ciencias Sociales, animador del Servicio de Atención Religiosa e impulsor de documentos misionales. Mientras trabajaba en ESADE, vivía en comunidades de jesuitas de barrios sencillos del área metropolitana de Barcelona. Vivía en ellos porque le querían ahí, se encontraba bien y lo consideraba necesario para compartir con los pobres el trabajo de construir una sociedad más justa. En concreto, estuvo muchos años vinculado al trabajo parroquial (catequesis de niños, de jóvenes y de adultos) en el barrio de Can Vidalet (Hospitalet-Esplugues de Llobregat). Con este mismo espíritu, sirvió en el patronato de Oxfam Intermon (presidente 1994-2010), en el de Migrastudium (presidente 2003-2020) y en el de Arrels Fundació. Y fue muchos años activo en el centro Cristianisme i Justícia de los Jesuitas de Cataluña.
Y ahora ¿adónde va?, ¿dónde está? Preguntas difíciles de contestar. En cualquier caso, está vivo en los corazones de los que le hemos conocido. Recordarle nos hará bien, sean cuales sean nuestras creencias.
La tradición cristiana nos invita a creer y esperar que ahora Josep vive en plena intimidad con la humanidad, con este mundo de belleza infinita y con el Misterio último de la realidad, que algunos llamamos «Dios».
Pero esto no es algo que sabemos: es algo que creemos y esperamos. Las cosas que sé, las sé, y punto. Las cosas que creo y espero alimentan deseos que crecen en mi interior.
Deseo que Josep viva en plena intimidad con el mundo, la humanidad y con Dios… y en una mayor intimidad conmigo. Por eso, cuando le recuerdo, deseo de todo corazón que su vida y sus gestos sigan inspirando mi presente.
Deseo que Josep siga inspirando el presente de este país y de este mundo; el presente del barrio de Can Vidalet, el presente de organizaciones como Arrels, Intermón, Migrastudium o ESADE. Y el presente de la Compañía de Jesús donde ha vivido 68 años de su vida.
Josep, ¡sigue ayudándonos a afinar como tú!
Imagen extraída de: La Vanguardia
«Recordarle nos hará bien» Así es. Y lo recuerdo con mucho cariño y emoción. Conviví con él en Hospitalet de Llobregat, en la calle Juventud, ¿el 50?, en tres pisos donde vivíamos estudiantes de filosofía de Cataluña, Aragón, y de la India. Me parece que fue el curso 67/68 en el comienzo de la Misión Obrera cuando esa oleada de jesuitas de gran valor intelectual y generosidad dejó las redes de la vida burguesa que se decía entonces y bajó al tajo. Una generación que iba cerrando los grandes centros de formación, Aranjuez, San Cugat, etc. para vivir en «comunidades de barrios sencillos», en «esa existencia social que determina la forma de pensar», en tensión permanente con las viejas formas religiosas..
Me enteré tarde de su fallecimiento. Casi nunca hago comentarios en la red, pero hoy lo vuelvo a «sentir en mi intimidad, en la del mundo y en la del Misterio de la realidad»…
«Desde las afueras» o «en las fronteras» allí estamos contigo Josep.
Gracias. Santi Villamayor, Zaragoza