Cristianisme i Justícia. «Lee y conducirás, no leas y serás conducido». Así nos advertía Santa Teresa de Jesús del peligro de la ignorancia, de la inconsciencia, del oscurantismo. En estos tiempos infaustos en los que un virus microscópico ha sacado a relucir todas nuestras miserias, saber separar el grano de la paja se convierte en una herramienta fundamental para poder abordar cuestiones acuciantes para la humanidad que no admiten procrastinación ni desidia alguna.
Por ello, para estas atípicas y pandémicas vacaciones de verano, el equipo de colaboradoras y colaboradores del Blog de CJ, nos deja un listado más que nutrido de recomendaciones literarias que nos urgen a cuestionarnos y a cuestionar el mundo de nos rodea, no desde la pasividad del sillón de aquel «Tranquilo majete» al que le cantaban los Celtas Cortos en 1993 que -desgraciadamente- nunca pasa de moda, sino desde la reflexión rigurosa que empuja a la acción.
Empecemos por los primeros 13 libros:
- Manu Andueza (@manu_andueza) recomienda las siguientes dos lecturas:
Utopía para realistas (Salamandra, 2017) de Rutger Bregman.
«Se trata de un interesante libro con propuestas sociales para hacer un mundo mejor. Cuenta con análisis y datos que acaban defendiendo propuestas como una jornada laboral de 15 horas, la renta básica universal y un mundo sin fronteras. Repasa cómo valoramos nuestra sociedad y los trabajos que tenemos, defendiendo dar mayor valor a enfermeras, médicos, basureros y maestros, en detrimento de otros trabajo más valorados como pueden ser banqueros y abogados».
Con la escuela hemos topado. Y unas notas de teología de la educación (PPC Editorial, 2020), de José Luis Corzo.
«Gran aportación al mundo educativo. El autor pretende salvar la escuela. Para ello tiene un primer bloque que condensa lo esencial y lo urgente a partir de la necesaria autocrítica. Repasa el subsuelo sociocultural que nutre a los alumnos/as y las aportaciones y olvida las de Paolo Freire y Lorenzo Milani. Nos sitúa en el centro de la educación, recordando el porqué por encima del cómo.
El segundo bloque dedicació a la teología de la educación nos recuerda que “la secularización es indispensable” y repasa las aportaciones de los documentos eclesiales sobre educación, recordando sobre todo que la escuela católica ha de dedicarse a pobres, huérfanos y alejados de la fe (GS 9), y que si enseña exclusiva o preferentemente a elementos de una clase social privilegiada fomenta un orden social injusto (EC 58). Recoge las aportaciones del papa Francisco poniendo incidencia en el hecho de no hacer proselitismo. Nos invita a que la educación y la fe se nutran de la vida y la cultura de los pueblos.
Se trata de un diálogo franco y apasionado que da a la escuela la centralidad que se merece. Son palabras directas y sinceras, generadoras de auténtico debate sobre la educación y su misión política y social».
- Por su parte, Jesús Martínez Gordo propone la lectura de Diario del Concilio (Idatz, 2008), de Jacinto Argaya.
«Leyendo el libro de Santiago Madrigal, Conferencias episcopales para una Iglesia sinodal (Sal Terrae, 2020) me he encontrado con que el autor se adentra en la cuestión siguiendo la hoja de ruta que le marca el diario de monseñor Jacinto Argaya (a la sazón obispo de Mondoñedo). Apoyado en su testimonio va precisando cómo se afirman y consolidan las conferencias episcopales a lo largo de los cuatro períodos conciliares, sin dejar de prestar atención a la dificultosa gestación de la conciencia corporativa y sinodal en el episcopado hispano, mayoritariamente alineado con el sector más conservador, anticolegial y papista. Releyendo el Diario de quien también fuera obispo de San Sebastián desde 1968 hasta 1979, me he dado cuenta de que el lector se encuentra con un texto que, muy bien escrito, le adentra en la trama de todos los debates conciliares, además de en la apuesta por la colegialidad episcopal que la minoría entiende incompatible con la proclamación del primado de Pedro en el Vaticano I (1870). Quien se adentre en su lectura, se va a encontrar con un interesante y sugerente testimonio, cierto que de casi 600 páginas».
- Jorge Picó (@jorgepicopuch) sugiere la lectura de Campos magnéticos. Escritos de arte y política (Arcadia, 2019), de Manuel Borja-Villel y nos cuenta lo siguiente:
«La definición de qué es un museo para el Consejo Internacional de Museos tiene ya más de cuatro décadas de antiguedad, mucho tiempo para una institución que se nutre de la práctica artística, donde la hibridación y el trasvase de saberes es constante. En este libro, el actual director del Museo Reina Sofía se lanza a repensar estas estructuras públicas visionando el arte junto a la política, como si fueran campos magnéticos que se atraen y se repelen. Cada página del libro asume el reto que tiene la cultura como elemento liberador y humanizante».
- Lucia Montobbio (@lucia_montobbio) no lo duda y da el salto a la novela para aconsejarnos Vinieron como golondrinas (Libros del Asteroide, 2007), de William Maxwell.
«Recomiendo este libro por el tiempo en el que nos encontramos viviendo. Tiempo de incertidumbre donde, inesperadamente, la espontaneidad gana valor frente al pragmatismo en la sociedad occidental. Pocos estamos acostumbrados. El coronavirus o la gripe que apareció a principios de los años veinte en los EE. UU. nos obligan a renunciar a ciertos privilegios. Pero también nos facilita el entender cuáles son nuestras necesidades básicas, qué es aquello que permanece durante toda nuestra vida, aquello que encierra amor y comprensión. Esta es la historia de una familia americana que se sostiene gracias a la fuerza de la mujer. Para Bunny, el hijo menor, su madre es una presencia angelical; para Robert, el hijo mayor, alguien a quien tiene que proteger, especialmente ahora que la gripe asola su ciudad del Medio Oeste; y para James, su mujer es el centro de una vida que sin ella, se desmoronaría».
- Oscar Mateos (@oscarmateos1) nos invita a leer Hermanos de alma (Anagrama, 2019), del escritor francés David Diop.
«Un relato desgarrador y realista como pocos. Hermanos de alma utiliza las primeras 100 páginas para hacer descender al lector en el horror de una trinchera francesa en plena Primera Guerra Mundial. Alfa Ndiaye, un senegalés reclutado por el ejército francés, ha perdido a su hermano del alma, Mademba Diop, lo que le conducirá desde entonces a una relación abrupta con la muerte y la violencia de la guerra. En medio de esta historia de amistad, subyace una reflexión sobre el desarraigo sufrido por Alfa y tantos miles de africanos forzados a luchar en las trincheras de las guerras mundiales y el peso el impacto de la presencia colonial en un país como Senegal».
- Josetxo Ordóñez (@Animus_Defendi) añade a este listado de recomendaciones literarias La revolución interior (Errata Naturae, 2019), «una obra de 1937 del gran Stefan Zweig».
«Es una especie de (auto)biografía intelectual de Lev Tolstói. Un retrato del gran escritor ruso en primera persona, pero más allá de esa faceta de novelista apabullante que todos llevamos en la cabeza. Se trata del Tolstói ensayista, pensador radical y anarquista insobornable. Un Tolstói que defiende que mientras la ley siga reconociendo el principio absoluto de la propiedad contra los derechos de los desposeídos, se estará comportando de manera antisocial e injustificable. Un Tolstói que sostiene que el Estado es el gran encubridor de la injusticia social, a través de un complejo sistema de violencias basado en parlamentos, prisiones, jueces, recaudadores de impuestos, policías y ejércitos. Un Tolstói que mantiene que la conciencia y la creencia religiosa y moral de cada individuo son inalienables, y que ningún poder externo puede implantar ahí su dominio. Y todo ello, contado por los propios textos de Tolstói y la prosa perfecta de otro sutil pensador de la contemporaneidad, el Zweig vienés, exiliado, testigo y víctima del horror del totalitarismo».
- Sonia Herrera (@sonia_herrera_s) confiesa que se ha llevado a estas vacaciones “extrañas” unos cuantos libros en la maleta y que es incapaz de decantarse por uno solo…
«Estoy devorando con fruición Canto yo y la montaña baila (Anagrama, 2019), de Irene Solà. Me parece una obra maestra, una de las novelas más bellas que he leído en los últimos años, con un uso excelso del lenguaje y una capacidad descriptiva que te atraviesa el cuerpo haciéndote ver, oler, palpar, degustar y escuchar todos los elementos que componen esta ficción a medio camino entre el realismo mágico de Elena Garro en Los recuerdos del porvenir (451 Editores, 2011) y la fantasía de Marion Zimmer Bradley en Las nieblas de Avalón (Salamandra, 2000). Diría que es un libro indispensable.
No puedo dejar tampoco a un lado mi experiencia reciente como madre, así que recomiendo encarecidamente la lectura y disfrute de la divertida y “costumbrista” novela gráfica Mamá (Litera libros, 2015), de Glòria Vives.
Y como también me he traído algo de ensayo, elijo El mundo que necesitamos. Donna Haraway dialoga con Marta Segarra (Icaria Editorial, 2020), lectura de fondo de armario para estos tiempos de transformación ecosocial inaplazable en los que vivimos».
Imagen de Mystic Art Design en Pixabay
[…] Jesús Martínez Gordo. “Además de pagarles las pensiones, ‘comernos’ tres meses de confinamiento y tener que vivir ‘paramilitarizados’, ahora, en pleno verano, nos prohíben divertirnos para no contagiarlos. Mejor que se mueran de una vez y nos dejen en paz…”. Este descarnado comentario -conjunción de crueldad, alcohol y visceralidad- fue proferido hace unos días, de madrugada, después de haberse cerrado unos locales de copas. Lo transcribo tal y como me lo ha contado un veraneante en la costa cantábrica. Al escucharlo, me he dicho, que era hora de pensar en voz alta sobre este “descarte de los ancianos” en la sociedad y, particularmente, en las residencias a lo largo de lo que parece haber sido la primera fase de la pandemia. […]
[…] lo místico, el alma, son espacios densos de otro tiempo, de otra lógica. Quizás, hoy y en tiempos de pandemia, la poesía sea el modo de reimaginar lo humano que avanza hacia un futuro […]