
Pequeña teología en-de la incertidumbre
Juan Pablo Espinosa Arce. Estos son días en los cuales el valor del no-sé ha adquirido un valor fundamental. Son los días de la incertidumbre. En ellos hemos vivido, pensado, especulado desde esa misma incertidumbre. ¿Qué viene ahora?, ¿cuándo se acabará la pandemia?, ¿y la vacuna?, ¿habrá?, ¿para cuándo?, ¿volveremos a nuestra (y por favor entre comillas bien grandes y marcadas) “normalidad”? Un solo ejemplo: las agendas anuales. Todos planificamos un ciento de cosas para este año. En un par de días todos esos compromisos se cancelaron o se tuvieron que traducir en encuentros virtuales. Darío Sztajnszrajber, filósofo argentino, habla de aprender a derribar los supuestos infinitos. La época presente nos ha recordado que la historia y la vida tiene un punto final. No hay infinitos. Somos finitos, finitud y final. Estamos constituidos por el no-saber (no-sé) y por la incertidumbre. Los aciagos mitos del progreso propios de la modernidad con el exceso de racionalidad (J. Gevaert) que buscaron dar respuesta a todo parece que caen, como castillos de naipes. La incertidumbre y el no-saber son buenos, nos debemos acostumbrar a ellos porque ellos estaban en nosotros, aunque no lo supiéramos o no quisiéramos verlos. (más…)