Víctor CodinaTodavía están vivas en nuestras retinas las dramáticas imágenes del Aquarius con más 600 migrantes de cerca de 20 países africanos -hombres jóvenes, mujeres embarazadas, muchos niños-todos ellos varados en el Mediterráneo en espera de un puerto acogedor. Una verdadera odisea, un éxodo, un calvario.

Y también  recordamos la ingenua alegría de estos migrantes africanos al saber que España los recibiría: sonreían y cantaban felices, sin darse cuenta de lo que les esperaba. Tras aplausos, cuidados médicos e investigación policial, se esconde un futuro incierto: ¿estatuto de refugiados?, ¿traslados a Francia?, ¿encerramiento en los inhumanos Centros de internación de extranjeros (CIE)?, ¿repatriacióin a sus países de origen?

Todo el mundo estos días ha invocado las razones humanitarias por las que debían ser acogidos estos migrantes y se ha criticado la crueldad de los que han cerrado sus puertos al Aquarius, incluso comparando esta actitud con  la crueldad del nazismo y el juicio de Nüremberg…

Pero lo que hay que preguntarse es cuáles son las causas de esta huida de sus países africanos. Más allá de la pobreza, de gobiernos ineptos y corruptos y de guerras civiles, hay que recordar que la actual situación dramática de Áfricas es consecuencia, en gran parte, de la colonización de países europeos (Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Holanda, España, Portugal, Alemania, Italia…), prolongada por la actual actuación de empresas multinacionales que explotan recursos naturales, materias primas, gas, petróleo, oro, fosfatos, minerales, diamantes, coltán para los móviles, etc.

Es lo que el lúcido sociólogo Luis de Sebastián formuló gráficamente al titular uno de sus libros África, pecado de Europa. Y explicaba que habló de “pecado”, para que constase que la actuación de Europa en África exigía una reparación.

No se trata simplemente de humanidad y compasión ante los migrantes, sino de justicia y de exigencia de reparación. Gran parte de la actual riqueza europea es fruto de sus antiguas colonias africanas, asiáticas y americanas, es una riqueza manchada con sangre inocente.

Quienes nos adherimos por la fe a la tradición judeocristiana no podemos olvidar la interpelación de Dios a Caín, que aparece al comienzo de la Biblia: “Caín, ¿qué has hecho de tu hermano?”. Tampoco podemos olvidar que la viuda, el huérfano y el forastero eran los predilectos de Dios, según la predicación profética de Israel. Y que en el juicio final  se nos preguntará si hemos acogido en nuestra casa al forastero peregrino, porque aunque no lo sabíamos, en él estaba presente el Señor Jesús.

Aquarius puede quedar como símbolo de la cruel inhumanidad de nuestro mundo, pero también como expresión de la indignación de mucha personas de buena voluntad y del deseo sincero de construir un mundo diferente, más justo y más humano.

colonización

Imagen extraída de: Pixabay

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Jesuita. Estudió filosofía y teología en Sant Cugat, en Innsbruck y en Roma. Doctor en Teología, fue profesor de teología en Sant Cugat viviendo en L'Hospitalet y Terrassa. Desde 1982 hasta 2018 residió en Bolivia donde ha ejercido de profesor de teología en la Universidad Católica Bolivia de Cochabamba alternando con el trabajo pastoral en barrios populares Ha publicado con Cristianisme i Justícia L. Espinal, un catalán mártir de la justicia (Cuaderno nº 2, enero 1984), Acoger o rechazar el clamor del explotado (Cuaderno nº 23, abril 1988), Luis Espinal, gastar la vida por los otros (Cuaderno nº 64, marzo 1995).
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