Darío MolláNo sé si fue un “lapsus” o fruto de una fina ironía cuando una amiga religiosa me comentó, al decirle yo que en mi comunidad actual vivimos tres jesuitas y seis personas que cumplen condena en situación de tercer grado en la cárcel valenciana de Picassent, “¡ah, entiendo… vivís tres jesuitas y seis personas!”. Por gracia de Dios, vivo desde hace unos meses en la comunidad Claver de Valencia, fundada el 8 de marzo de 2012, con un proyecto comunitario cuyo eje básico es la convivencia y la ayuda a personas en situación de privación de libertad.

A pesar de ser la terminología que se usa últimamente en la Compañía de Jesús, no nos gusta llamarla “comunidad de hospitalidad”. Hospitalidad nos remite a “huéspedes” y no queremos que nadie se sienta “huésped” en nuestra casa, sino miembro de pleno derecho. Y así está concebida la comunidad: desde su estructura material hasta su modo de funcionamiento. ¿Mejor “comunidad de acogida”? Tampoco acaba de satisfacernos del todo, aunque más que lo de hospitalidad. Tomando un término que la Congregación General 34 de la Compañía de Jesús puso en valor y que luego (no sé por qué…) ha sido olvidado, me gusta más lo de “comunidad de solidaridad”.

Porque se trata de ser solidarios los unos con los otros y los otros con los unos, los jesuitas y las personas, aportando todos lo que somos y completándonos unos a otros porque todos nos necesitamos y todos tenemos algo que recibir de los demás. Como les gusta decir a mis compañeros de comunidad, Mariano y Jesús, fundadores de la misma, “les acogemos y nos acogen”. Y testigo soy de eso, pues en los meses que llevo han tenido detalles conmigo que no había recibido en ninguna comunidad de sólo jesuitas.

Y más allá de detalles materiales y puntuales, se reciben dones muy importantes. Aprender a valorar lo que de verdad es la vida, hacernos conscientes de su dureza para tantas personas y de una capacidad de lucha y de coraje nunca pensada, emocionarnos ante los sentimientos que es capaz de experimentar una persona separada de su familia por la fuerza, caer en la cuenta de que la injusticia no es sólo una palabra sino mucho sufrimiento. Y para los creyentes descubrir de modo nuevo y sorprendente lo que significan muchas palabras del evangelio, incluida la palabra Dios.

Por todo ello, celebraremos con gozo el próximo 8 de marzo el quinto aniversario de Claver, también con la buena gente que nos apoya. Celebraremos todos: los tres jesuitas… y las seis personas.

jesuitas

Imagen extraída de: Pixabay

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Jesuita, teólogo y especialista en espiritualidad ignaciana. Ha publicado en la colección EIDES: "Encontrar a Dios en la vida" (n º 9, marzo 1993), "Cristianos en la intemperie" (n º 47, octubre 2006), "Acompañar la tentación" (n º 50, noviembre 2007), "Horizontes de vida (Vivir a la ignaciana)" (n º 54, marzo 2009), “La espiritualidad ignaciana como ayuda ante la dificultad” (nº 67 septiembre 2012), “El ‘más’ ignaciano: tópicos, sospechas, deformaciones y verdad” (nº78, diciembre 2015) y “Pedro Arrupe, carisma de Ignacio: preguntas y respuestas” (nº 82, mayo 2017).
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2 Comentarios

  1. Mí Enhorabuena!!!!!
    Sois únicos. Yo soy de los que piensan que tenéis un «don». Que os ha regalado ,Nuestro Señor.
    Gracias a Dios,conocí a Jesús Jiménez.
    Me cambió la vida,me ayudó, y sé que me sigue ayudando.
    Es un verdadero amigo, además de un gran profesor y lo más importante. UNA GRAN PERSONA.

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