Jaume Flaquer. Arturo Sosa, es el nuevo superior general de los jesuitas. La Compañía de Jesús ha ido a buscar a su general al mismo continente en el que la Iglesia buscó al Papa Francisco. América Latina, antaño tierra lejana, o “fin del mundo” como dijo el Papa el día de su elección, se ha convertido en centro de la Iglesia. La periferia ha entrado en el centro para quedarse, para transformar la mirada del centro… descentrándolo. Europa ya representa el pasado, América Latina el presente, y Asia y África el futuro, no muy lejano, por cierto. De hecho, el 32% de los jesuitas congregados para escoger al nuevo superior general son asiáticos y es el continente de donde provienen más de la mitad de las vocaciones. En América Latina empiezan ya a estabilizarse…
En la Compañía, donde está prohibido hacer campaña por nadie y donde nadie puede postularse para el cargo (ni siquiera veladamente), la elección está más guiada por la búsqueda de la persona idónea que por su origen nacional. Sin embargo, el peso de América Latina hacía verosímil encontrar ahí a alguien de la talla suficiente para tal responsabilidad.
Arturo Sosa es doctor en ciencias políticas. Su formación y su profesión le han dado unos ojos abiertos a la realidad como quería San Ignacio. Mirar el mundo con mirada mística encontrando ahí a Dios, y con inteligencia para acertar en las estrategias para transformarlo evangélicamente. He ahí un compendio de la espiritualidad ignaciana. En Venezuela hablan de él como de un “hombre con una mística bien anclada en el suelo”, “de oración y de discernimiento fino”, que “sabe construir equipos y animarlos en la dirección deseada”, alguien “cercano y amigo, muy cercano a las generaciones jóvenes a quienes ha acompañado en sus desafíos y miedos”.
Todo esto le hizo destacar en su país y fue nombrado provincial de los jesuitas venezolanos durante siete años y posteriormente rector de la universidad católica del Táchira en San Cristóbal, donde potenció tanto la reflexión profunda como la pastoral estableciendo mucho trabajo en red.
Arturo es también alguien profundamente afable y simpático. La combinación de simpatía y buen juicio le llevó a ser nombrado responsable de las “casas internacionales” de los jesuitas en Roma. Esta tarea le ha permitido entrar en contacto con estudiantes jesuitas de todo el mundo, gran parte de los cuales son de América Latina y de Asia. La sabiduría con la que ha ejercido este cargo durante estos dos últimos años le ha hecho ser conocido entre los jesuitas del mundo con tareas de responsabilidad que tienen que viajar a Roma con regularidad. Pero no ha perdido contacto con los jesuitas de su país. Con ellos comparte un grupo de whatsapp al que ya ha escrito nada más acabar el proceso de su elección.
El nuevo superior general sin duda podrá ayudar al Papa en la tarea mediadora que la Iglesia puede ejercer para devolver la estabilidad a Venezuela. Arturo Sosa, personalmente, se ha expresado en diversas ocasiones con dureza contra el actual régimen como un “régimen de dominación” a partir de la misma definición “cívico-militar con el que este mismo se presenta”. Desde la ciencia política denuncia la confusión entre Estado y sociedad que postula el régimen. Sin embargo, establece una diferenciación entre el ciclo de la época de Chávez y el de Maduro, y las críticas no las formula de manera apasionada sino como profesor, conferenciante y analista. Por ello, fácilmente puede convertirse en un instrumento de diálogo entre las partes enfrentadas, porque su opción por las causas de la justicia social es inequívoca.
Vistas las prioridades que han centrado su liderazgo en Venezuela, podemos pronosticar que va a subrayar al menos tres ejes: el de la fe-justicia-cultura, el del trabajo en red y el de la participación de los laicos en una misma misión compartida.
Los retos que le esperan, sin embargo, son muchísimos. A nivel interno, proseguir con la reestructuración de las provincias jesuíticas europeas envejecidas e ir integrando más a Asia y África en las tareas de responsabilidad internacional; y a nivel externo el tema de los refugiados, de la ecología, de la justicia global y de la transmisión de la fe a los jóvenes en Occidente va a centrar las prioridades, tratándolo todo desde la profundidad y el rigor, y proyectando una mirada misericordiosa y esperanzada hacia la realidad.
Imagen extraída de: Compañía de Jesús de España