Xavier Alonso. La conocida como Convención relacionada con el estatus de refugiados se firmó en Ginebra en 1951, cuando en el mundo había 2.518.630 millones de habitantes. Ahora somos 7.376.472 millones. Es como una camisa que se nos ha quedado corta y estrecha. No sólo somos más sino que es más fácil moverse por todo el mundo, ya sea por turismo o por huir de una guerra.
La acogida y gestión de fronteras En 2011 estalla la Guerra civil de Siria, mueren cientos de miles de personas. Hasta unos cuatro años más tarde no se genera (o eso nos parece) un éxodo que, en las imágenes, parece de dimensiones bíblicas. Grecia e Italia se colapsan y la UE acuerda “reubicar” a 160.000 personas de esta marea de gente en éxodo a otros países de la UE. La reubicación fracasa. El número de personas realmente reubicada es mínimo. La gente continúa llegando masivamente y diversos países de la UE cierran fronteras (Austria, Hungría, Croacia, etc.). Una de las instituciones más progresistas de la UE, el Comité Económico y Social Europeo, lanza la campaña “Libres para movernos. Apoyemos Schengen”[i]. Schengen siempre ha sido estigmatizado como el acuerdo que “blinda nuestras fronteras exteriores” y ahora es revalorado como el acuerdo que “libera nuestras fronteras interiores”, nuestro movimiento libre dentro de Europa. Nuestro y el de los inmigrantes y refugiados que lleguen. Parece que es compatible la acogida de los que huyen con la gestión fuerte de fronteras. Los acuerdos, hay que gestionarlos bien. Sólo así serán válidos. Como la reubicación fracasa se recurre a la ayuda de Turquía. Recep Tayyip Erdoğan y los jefes de Gobierno de la UE acuerdan el 7 de marzo “acabar con la crisis migratoria en Europa”. “Se puso de relieve la necesidad de romper el vínculo existente entre la travesía a bordo de una embarcación y quedarse en Europa”. El Acuerdo infringe la pieza básica del derecho de asilo: si pides asilo, no puedes ser expulsado –hasta que no sea resuelto tu expediente-. Pero el Acuerdo tiene otros contenidos. Una parte es el 1 por 1, “por cada sirio que sea devuelto a Turquía desde las islas griegas, otro sirio será reasentado desde Turquía a la UE”. Si el 4 de abril empezaron a devolverse sirios a Turquía (hacia allí), hasta el 20 de abril se habían reasentado en la UE 103 refugiados sirios en la UE (hacía aquí) según el régimen de 1 por 1. La diferencia es que ahora llegarían a Europa legalmente, lo que debe suponer un plus de seguridad personal, y garantías jurídicas. Una buena gestión del Acuerdo debería conducir a reasentar realmente en la UE a docenas de miles de personas, y habrá que seguir muy de cerca el cumplimento de Acuerdo. Más que pensar que no se va a cumplir, hay que exigir que se cumpla. Por lo tanto, todavía no se puede decir que no funcione el refugio, sino que entramos en otra “fase”. 880.000 personas llegaron a la UE a través de Grecia e Italia durante 2015. Llevo ahora esta reflexión a nuestra situación. España tiene en su frontera sur a dos países seguros, y no son democracias tal como nosotros creemos que deben ser. Quizá percibimos que la calidad democrática de Marruecos y Argelia es similar a la de Turquía, y que es de inferior calidad a la nuestra. Imaginemos que en vez de Marruecos y Argelia, tuviéramos en el sur a Libia, como le ocurre a Italia. Tras la activación del Acuerdo con Turquía, y como los flujos migratorios son móviles, es decir, si no puedes entrar por un sitio, entrarás por otro, los que ya no pueden entrar por el este de Grecia entrarán por el sur de Italia: “La guardia costera de Italia dijo el martes [12 de abril] que había rescatado a unos 4.000 solicitantes de asilo en los últimos dos días, sumándose a los temores de un nuevo impulso para llegar a Europa a través de los estados del sur de Europa , ya que el número de refugiados que aterrizan en Grecia retrocede bruscamente .[ii] En 2015, aproximadamente 880.000 personas llegaron a la UE a través de Grecia e Italia. ¿Cómo viviríamos nosotros el problema si hubieran sido estas las cifras españolas? Imaginemos las playas de Andalucía y Murcia en estas circunstancias. ¿Podría España adaptarse a algo así? Sí, podría… Italia y Grecia gestionan lo que les está ocurriendo, y España haría lo mismo. Qué, si no.
¿Qué puede hacer España?
Lo primero es que siga viva y activa la esperanza de acabar con la guerra. Veamos tres testimonios de primera línea: tanto los alcaldes de Lesbos y Lampedusa como el director de Caritas de Siria –a los dos primeros los he oído, y al segundo leído – dicen lo mismo: que la prioridad es la paz. Es más difícil e importante la paz, y menos difícil la acogida de la gente en Europa. El primer deber de nuestro Estado, y de nosotros mismos, es un esfuerzo de diplomacia, y de incidencia ciudadana, para quela guerra finalice.
Lo segundo es aprovechar la circunstancia para convertirse en un país de refugio, adquirir esta marca dentro de la comunidad internacional. Ahora no es así, y nuestras cifras –el número de refugiados anualmente aceptados- son muy bajas. En los 90, desde los diversos debates mediáticos, científicos, sociales, caímos en la cuenta de que habíamos dejado de ser un país de emigración (española) y pasábamos a ser un país de inmigración (extranjera), imponiéndose con mucha rapidez una nueva demografía. Ahora quizá sería bueno, previsor, de sentido común, orientarnos a un nuevo título, el de país de refugio. Pasemos a ser un país de refugio además de un país de inmigración. Los flujos son mixtos, y cada vez lo serán más.
La acogida de refugiados en la UE está ocurriendo. Entre 2014 y 2015 se han doblado las solicitudes admitidas a trámite (562.680 por 1.255.640 personas)[iii]. En España se acoge de tres, o hasta cuatro maneras: la vía normal de la petición individual de asilo, la vía de la reubicación, la del reasentamiento, y la estancia de aquellos que se quedan en el país de forma irregular y que con el paso de los años no son expulsados y consiguen regularizarse.[iv]Una buena parte de los que quedan en situación irregular son los que piden asilo y se les deniega. En su conjunto, en Europa son cifras por encima del millón anual, y algunas docenas de miles en España. Creo que corresponde a España incrementar su capacidad de acogida de refugiados, por alguna de las cuatro vías anteriores.
Petición de asilo
La primera vía es muy importante en España. Las peticiones de asilo tienen desde 2014 dos nuevos puestos de entrada, normalizados, en Ceuta y Melilla, gestionados por ACNUR. Esta medida se acordó en medio de una Legislatura carente de explicación sobre la política, pobre de debate. Creo que fue la única gran noticia de la Legislatura (porque no se supo nada más que fuese bueno, aunque haya existido), una buena noticia precedida de muchas muertes mediáticas –siento decirlo así- en las “vallas”. En la situación anterior apenas existía alternativa al cruce irregular de las fronteras sur de España, y ahora empieza a haberla. Es a través de las solicitudes individuales de protección internacional, una a una, como España va incrementando su tradicionalmente bajo número de nuevos asilados reconocidos cada año. En 2014 reconoció aproximadamente a un 20% de 5.460 solicitantes, mientras que en 2015 ha reconocido aproximadamente a un 31 % de 14.600 solicitantes. Las cifras 2016 deberían ser superiores a las de 2015.
Personalmente, nunca he conocido una explicación oficial al hecho de las bajas cifras españolas de acogida de refugiados, y puede haber varias razones. La más importante es la falta de caso que hace el Gobierno a la inquietud y clamor social por acoger más refugiados. Quizá el Estado no se sienta presionado políticamente, salvo en lo tocante a cumplir compromisos con la UE. Quizá sienta presión desde arriba, pero no desde abajo. La segunda es que pese a que parece que hay un gran clamor social, en realidad lo que hay es una cierta pereza, compartida por el Gobierno y por la mayoría de la población. Para nosotros, para los ciudadanos el de los refugiados no es ni de lejos uno de los principales problemas “que existe actualmente en España” (Barómetro CIS, estudio 3131, marzo 2016). La tercera razón es que podemos intuir que si bien no acogemos refugiados, sí que acogemos personas en situación irregular y, por lo tanto, de una manera u otra estamos abriendo el país a los demás. Según las Naciones Unidas, España fue, junto con el Reino Unido e Italia, el país de Europa más abierto en cuanto a número de inmigrantes acogidos entre 2000 y 2015.[v] Las personas en situación irregular se acogen mediante un par de medidas combinadas: baja tasa de expulsiones reales, y muchos expedientes de arraigo social, laboral o familiar, y autorizaciones por “circunstancias excepcionales”[vi]. El año pasado había en el país 41.121 personas que habían obtenido esta solución legal extraordinaria. Pese a esta realidad sin duda positiva para la gente que no tiene una solución legal ordinaria, debemos seguir insistiendo en que España debe acoger más refugiados, pues el refugio es una necesidad en sí misma.
Se hace necesario romper un círculo vicioso que dura décadas, en cuanto a la manera del Estado de decidir las cuestiones relativas al refugio. España carece de política de refugio. Sólo se dedica a administrar lo que dice la Ley de asilo, e ir a rebufo de las diferentes crisis –Ceuta y Melilla, Lampedusa, Siria…- y los acuerdos europeos. Contribuir a éstos no es suficiente. El Gobierno está pronto a relacionarse con ACNUR o la UE, e ignora a los ayuntamientos y las comunidades autónomas. Esto es malo. En España, la política de refugio la administran empleados de las fuerzas y cuerpos de seguridad y las ONG. El país, la población, no está representada en estas decisiones. Mucha energía ciudadana e institucional no es aprovechada.
Una ventaja adicional y potencial de la actual crisis es que al estarse ya canalizando mucho más dinero público del que había (de la UE y del propio Estado) para acoger refugiados, este está sirviendo yapara engrasar, testar, las estructuras materiales de ONG y administraciones, para los desafíos del futuro. Además, los refugiados que llegan dejarán de ser vulnerables, inmersos como están, a partir del momento en que llegan y son acogidos, en procesos de orientación laboral, itinerarios formativos, etc. Serán en poco tiempo trabajadores con poca, media o mucha cualificación. Y aquí se produce otra oportunidad: de ser un país que acoge, a un país que además necesita. Los refugiados son también trabajadores, y por ello pueden encontrar aquí una oportunidad real de quedarse a vivir y trabajar. En la próxima década podríamos tener un 10,4 % menos de activos potenciales y “parece que, de nuevo, acabará siendo la inmigración la única solución parcial”. [vii]
Reubicación y reasentamiento
En cuanto a la reubicación y el reasentamiento, ambas medidas coexisten con las nuevas medidas del Acuerdo con Turquía. Son medidas vivas, que deben cumplirse. España presenta números muy bajos:[viii]
Datos de 15 de abril de 2016 | Compromisos de España en número de personas | Personas realmente llegadas a España |
Reasentar desde campos de refugiados de Oriente Medio, Norte y Cuerno de África | 1.449 | 0 |
Sirios a reubicar desde Turquía | 6.127 | 18 |
El Acuerdo de la UE con Turquía compromete más aún a la UE a avanzar en el proceso de su adhesión. Se prevé eximir a los turcos de visado, como muy tarde en junio de 2016. Un país con más de 77 millones de habitantes y casi en su totalidad musulmanes. Turquía avanza lo que será la Europa del futuro. Es nuestro socio, difícil e inevitable. Hay un riesgo moral que debemos correr, integrándola de alguna forma con la UE, políticamente. Si creemos que aceptando a Turquía como gestor de la crisis humanitaria con Siria corremos un riesgo moral, hay que decir que la actual crisis también sitúa a España en su propio riesgo moral. También nosotros padecemos algunos de los problemas que vemos en la democracia turca. Ahora, la intensificación de entrada de sirios, ¿no incrementa un latente, potencialmente al alza, sentimiento xenófobo?
Una Europa sin miedo
Acabo recordando lo que el Papa hizo hace poco en su viaje a Lesbos. Se llevó a tres familias sirias jóvenes, un total de 12 personas que serán refugiadas en el Vaticano. ¿Se trata de un gesto simbólico, que se traduce en “no tengáis miedo, acoged a las personas refugiadas”? No solamente fue eso. Para mí lo más importante es que las 12 eran todas ellas musulmanas. El gesto marcaría lo que debe ser Europa en el futuro: una Europa que se abre a la acogida de refugiados, pero una Europa que acepta la pluralidad religiosa, una Europa sin miedo a lo musulmán. Y por lo tanto, también una Europa que se abre a Turquía.
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[i]Resolución 2016/C 133/01, DOUE de 14 de abril de 2016.
[ii]EurActiv.com, 13 abril 2016.
[iii]Eurostat Newsrelease 44/2016, 4 de marzo de 2016.
[iv]Existen otras vías, como los visados y autorizaciones de residencia de carácter extraordinario (Ley orgánica 4/2000), o las solicitudes de asilo también extraordinarias (Ley 12/2009).
[v]Thomas Piketty, que cita las World Population Prospects, www.sinpermiso.info, 3 de abril de 2016.
[vi]Por la vía de extranjería se pueden dar autorizaciones por: protección internacional, razones humanitarias, colaboración con las autoridades, seguridad nacional, interés público, mujeres víctimas de violencia de género, colaboración contra redes organizadas, etc.
[vii]Josep Oliver Alonso, en Nuevos flujos y gran recesión. La emigración en Cataluña, España y la UE, Cidob, 2013.
[viii]Cf. carta del Comisario Dimitris Avramopoulos de 15 de abril de 2016.
Imagen extraída de: Pixabay
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