Valeria Méndez de Vigo. «La educación es lo más cercano a la magia en el mundo. Nada puede transformar la vida de una persona como la educación. Insufla confianza y regala a las personas una voz. Además de sus evidentes beneficios para una vida más plena y mejor, la educación puede contribuir a la mejora de la sociedad en su conjunto; una sociedad en la que la gente sea consciente de sus derechos y deberes». Nivasini, estudiante de secundaria de India y participante en la plataforma online El Mundo que Queremos/The World we Want

La educación es un derecho humano fundamental y un factor esencial para la plena realización de otros derechos. Pero, los beneficios de la educación no se agotan en quien los recibe, sino que se extienden al conjunto de la sociedad y afectan a muy diversas dimensiones del progreso y bienestar colectivo. Es, en suma, la triple naturaleza de la educación como derecho humano básico, como bien público global y como vector del desarrollo, la que justifica su importancia y su centralidad en el desarrollo.

Sin embargo, a pesar de esto, todavía hoy hay 124 millones de niños, niñas y adolescentes en el mundo que están sin escolarizar. De estos, 59 millones de niños y niñas no acuden a la escuela primaria y 65 millones de adolescentes no están matriculados en el primer ciclo de secundaria. Pero lo más grave es que, tal y como denuncia UNESCO, estas cifras van en aumento. Hoy hay dos millones más de niños, niñas y adolescentes sin escolarizar que en 2011, cuando esta cifra era de 122 millones. Esto coincide con un drástico recorte de la Ayuda Oficial al Desarrollo internacional a educación desde 2010.

En el año 2000, los líderes mundiales se comprometieron a que, en 2015, todos los niños y niñas en el mundo acudirían a la escuela, pero la realidad, como hemos podido comprobar, es muy diferente. Ese año 2000 se adoptaron los Objetivos de Educación para Todos y Todas, que consagraban el derecho a una educación de calidad para todas las personas. También se acordaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), dos de ellos comprometidos con la educación: el ODM 2, cuyo propósito era lograr la enseñanza primaria universal y el ODM 3, sobre la promoción de la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer, que incluía como meta la paridad de género en todos los niveles de enseñanza. Todos estos compromisos debían alcanzarse en 2015. La fecha de cumplimiento ha llegado y, aunque se han registrado avances, aún nos quedan numerosos retos por afrontar.

2015 es un año histórico: en este año, la comunidad internacional se reunirá en diversas ocasiones para dilucidar las nuevas agendas de Educación y de Desarrollo Global que marcarán la nueva hoja de ruta para los próximos quince años, hasta 2030.

Ha llegado el momento de asegurar que el derecho a la educación sea una realidad para los 124 millones de niñas, niños y adolescentes que se encuentran sin escolarizar, por eso desde Entreculturas lanzamos este mes de septiembre “Llena el mundo de educación”. Pero no nos vale cualquier educación. La educación por la que optamos y que aparece recogida en el Informe “La Educación en el Centro: Clave de desarrollo en la Agenda Post 2015” debe ser una educación universal, inclusiva, equitativa, de calidad, transformadora y a lo largo de toda la vida para todos y todas. No podemos desaprovechar la oportunidad que nos brinda 2015. Ha llegado la hora de hacer efectivo el compromiso político y social para hacer realidad el derecho a una educación de calidad para todos y todas.

Como señala Malala Yousafzai: “2015 puede ser el año en que la humanidad se comprometa a crear un futuro mejor para los niños y las niñas, para los hombres y las mujeres. Puede ser el año en que todos nos comprometamos a ser testigos del último niño o niña sin escolarizar, del último niño o niña forzado a trabajar en condiciones de esclavitud, del último niño o niña que deba huir de su hogar por la amenaza del cambio climático. No es imposible, simplemente requiere tomar la decisión de hacerlo”.

Foto Entreculturas_un mundo en tus manos_Sergi Camara_ Sur Sudan_JRS3

Imagen cedida por Entreculturas.

¿TE GUSTA LO QUE HAS LEÍDO?
Para continuar haciendo posible nuestra labor de reflexión, necesitamos tu apoyo.
Con tan solo 1,5 € al mes haces posible este espacio.
Abogada, con diversos cursos de posgrado en migraciones, derechos humanos, cooperación al desarrollo y dirección y gestión de ONG y liderazgo de entidades sociales. 25 años de experiencia en cooperación al desarrollo en diversas organizaciones (los últimos 12 en Entreculturas, como responsable de estudios e incidencia pública). Desde hace dos años, coordina la incidencia pública, las redes internacionales y la comunicación en el Secretariado de Justicia Social y Ecología de la Compañía de Jesús en Roma. Intereses: educación, participación y refugio/migraciones, derechos humanos. Autora y coordinadora de numerosos artículos y publicaciones.
Artículo anteriorDel comunismo al consumismo
Artículo siguiente¿Vocaciones a la política?

1 COMENTARIO

  1. Lo dice bien claro Malala: «No es imposible, simplemente requiere tomar la decisión de hacerlo». Empujemos para conseguir que nuestros políticos lleguen a acuerdos sólidos en conjunto sobre temas tan claves como el del compromiso con la educación de todos y todas. Gracia Valeria por tus exposiciones y reflexiones, siempre dando en el clavo.

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingresa tu comentario!
Please enter your name here