Rosa Moro. En los Grandes Lagos africanos están convencidos de que si no fuera por la atención que se le presta a nivel internacional, Victoire Ingabire ya habría sido asesinada. A pesar de ello, sigue siendo una heroína bastante anónima en Europa. Es otra mujer de esas que encarnan con valentía la esperanza de millones de africanos, silenciados a la fuerza, una voluntad indomable a la que muchos comparan con Nelson Mandela.
Esta mujer de nacionalidad rwandesa vivía una vida acomodada en el exilio con su marido y sus tres hijos en Holanda. Siempre activa en la lucha por la justicia en su país, en 2006 fue nombrada presidenta de la coalición de oposición política en la diáspora, Fuerzas Democráticas Unificadas, FDU-Inkingi. Desde esa posición, Ingabire aceptó el duro y peligroso reto de volver a Ruanda para presentarse a las elecciones presidenciales de agosto de 2010. Poco después fue detenida y encarcelada, acusada de terrorismo y delitos de opinión, y sometida a un proceso judicial sin garantías, como denunció en su día Amnistía Internacional.
Tras ser condenada a 8 años de prisión en octubre de 2012, apeló al Tribunal Supremo en diciembre de ese mismo año y un año después, en diciembre de 2013, el Tribunal supremo elevó la pena de 8 a 15 años de prisión. El pasado octubre de 2014, el Tribunal Africano de Derechos Humanos y de los Pueblos de Arusha (Tanzania) admitió la apelación de todo el proceso en los tribunales ruandeses. Este es el último recurso. La espera de una respuesta por parte del tribunal de Arusha está siendo tensa.
En febrero de 2015, la embajadora de Holanda en Ruanda, Leoni Cuelenaere, logró visitar a Ingabire en la prisión y pudo constatar las deplorables condiciones de su detención, que ha denunciado públicamente.
La intención de las autoridades rwandesas no es otra que consumir económica, física y moralmente a la líder de la oposición y a los que la apoyan. Pero, lejos de lograrlo, esta mujer cada vez tiene más apoyo dentro y fuera de Ruanda. Su familia, amigos, seguidores, compañeros de partido y muchos congoleños, ruandeses, ugandeses y burundeses han formado el grupo de Amigos de Victoire Ingabire en Europa. Con ello, principalmente, pretenden hacer visible la lucha de Victoire, pues es lo que la mantiene viva.
El gobierno de Rwanda, encabezado por Paul Kagame, y todo su aparato represor saben que si dejan que esta mujer salga de la cárcel y se presente a unas elecciones, arrasará como un vendaval.
Ella y su formación están profundamente convencidos de que los problemas de Ruanda son de origen político y merecen una solución política. Como buenos africanos, su programa político se enmarca en la filosofía del ubuntu, resolución de los problemas a través del diálogo, la unión y la colaboración. A la cabeza de su partido, Ingabire lucha con todas las consecuencias por la paz y la reconciliación en Ruanda, que tantos años lleva bajo el yugo del miedo y la desigualdad. Sigue las máximas del ubuntu, defiende el entendimiento mutuo y no la venganza; la reparación mutua y no las represalias.
Victoire, con su lucha no-violenta ha hecho temblar el sistema de terror que oprime a la mayoría de los ruandeses desde hace décadas. En esta lucha por la paz y la reconciliación, lo que más necesita de nosotros es que no nos olvidemos de ella. Es importante, para mantenerla viva, así vencerá, porque como decía Gandhi, cuando los que tienen el poder después de haberte ignorado y difamado, te atacan, es cuando ganas.
Imagen extraída de: Victoire Ingabire Umuhoza