entreParéntesis/Cristianisme i Justícia. En el terreno de la política nacional, podemos hablar de una fase «otoñal», gris, de declive, con caída de hojas y de vigor. La corrupción más o menos generalizada que hemos comentado en el apartado anterior alimenta y agudiza el descrédito ciudadano y la falta de confianza en los políticos y en las instituciones que, de manera sistemática y creciente, constatan las encuestas. El modelo construido en la transición democrática, que se establece en la Constitución de 1978, empieza a dar síntomas de agotamiento.
En este año 2014 hemos sido testigos de algunos acontecimientos que apuntan en esta dirección. La abdicación del rey Juan Carlos I vino acompañada de las manifestaciones republicanas más vigorosas de nuestra historia reciente; la irrupción de Podemos en las elecciones europeas de mayo, y su rápido ascenso en los meses posteriores, muestran ya una evidente quiebra del bipartidismo; los cambios en la dirección de importantes medios de comunicación esbozan movimientos ambivalentes en una nueva etapa del cuarto poder en estos tiempos de la Red.
Con todo, si hubiera que señalar una única cuestión como la más significativa en este terreno político-institucional, deberíamos señalar «la cuestión catalana», que en realidad es la crisis del modelo autonómico como marco de ordenación territorial del Estado. La consulta catalana del 9 de noviembre constituye el momento más relevante de todo un proceso de desafección progresiva, de incomprensión creciente, de polarización excesiva, de incremento simultáneo del independentismo y del centralismo… todo ello enmarcado en una gravísima falta de fluidez en las relaciones institucionales entre el Gobierno central y la Generalitat de Catalunya. Todo esto es cierto. Pero también lo es que el asunto es más hondo y que no se limita a Cataluña sino que afecta de manera permanente al conjunto del modelo del Estado.
Dicho todo lo cual, debemos también poner el foco en algunas setas de otoño que aportan fecundidad y creatividad en medio de un ambiente deteriorado y cansado. Nos referimos a ciertas propuestas de regeneración política provenientes de algunos núcleos intelectuales y de la sociedad civil organizada; a ciertos movimientos sociales que han sido capaces de canalizar de manera constructiva la indignación que explotó en la primavera de 2011; a la irrupción de nuevos actores que pueden renovar la vida política, especialmente desde el ámbito local y municipal.
Imagen extraída de: PanamáON