Darío Mollá. Me parece que puede ser muy útil clarificar de entrada cuál ha sido mi punto de partida vital y metodológico al elaborar estas reflexiones sobre espiritualidad del trabajo en tiempo de precariedad. Explicitará aquello que pretendo y clarificará la ausencia de elementos que se pueden echar en falta.
Me he situado claramente en diálogo, frente a frente, con una de esas personas que sufren en nuestra sociedad las consecuencias personales y familiares de la falta de trabajo o de un trabajo precario. He intentado escuchar su situación, sus razonamientos, sus dificultades. Y me he preguntado ¿qué es lo que le puedo decir desde el evangelio de Jesús para ayudarle en esa situación a menudo tan dolorosa?
«Para ayudarle», he dicho. No he pretendido instruirle, formarle, darle elementos doctrinales, sino ofrecer unas consideraciones breves, claras, concretas y unas pautas de acción que puedan ayudarle y fortalecerle en su lucha cotidiana, que le ayuden a no desmoronarse, a no tirar la toalla, a vivir con la máxima dignidad su difícil situación.
¿Significa eso que no he tenido en cuenta elementos doctrinales, de la teología del trabajo, de la Doctrina Social de la Iglesia, de la moral social y/o económica? En absoluto. Esos elementos han sido mi punto de partida, el trasfondo de mis afirmaciones, su fundamento. Pero no he pretendido tanto el desarrollo o la explicitación de los mismos, sino extraer de ellos unas propuestas de vida y de acción, traducirlas a propuestas concretas para una situación concreta.
No he pretendido tampoco hacer un estudio sistemático de teología espiritual sobre el trabajo, ni menos aún de historia o recopilación de elementos dispersos sobre espiritualidad del trabajo. He buscado dar claves de actuación y de acompañamiento a quienes padecen cualquiera de las formas de trabajo precario o incluso carecen del mismo. Sigo aquello de Jon Sobrino de entender por espiritualidad «la capacidad de todo ser humano de reaccionar ante la realidad con ultimidad». Y he pretendido ofrecer razonamientos y propuestas para ese reaccionar.
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Hoy celebramos además la Jornada Mundial por el Trabajo Decente y por ello, nos sumamos al comunicado que la HOAC y las JOC han presentado con motivo de esta jornada y que podéis leer en el siguiente enlace:
Jornada Mundial por el Trabajo Decente: el mundo del trabajo necesita la alegría del Evangelio
Imagen extraída de: Tercera Información
Tengo pocas esperanzas de que mi comentario promueva alguna forma de conversación pública. De las veces que he hecho comentarios solo una vez recibí respuesta y fue para demostrarme lo equivocado que estaba, en lugar de tartar de hacerme explicar lo que parecía mi error y al fin el autor admitió que hubiera diversidad de criterios en la material.
Yo soy professional que no puedo dejar de trabajar aunque esté retirado porque la pension de seguridad social en mi país no alcanza ni con mucho aunque he reducido mi nivel de gastos a más del 75%. De más está decir que no encuentro empleo porque ni siquiera me ofrecen las entrevistas.
Tengo 30 años como psicoterapeuta y hay plazas a empleo parcial pero no quieren pagar los honorarios que por mi experiencia y capacidad tuvieran que pagarme. Prefieren a profesionales recién graduados que aceptan condiciones de empleo y salaries mucho más bajos.
La primera cosa que pudiera preguntar al Padre Mollá es que explique cómo un religioso puede situarse «de frente» a un seglar con empleo precario o sin empleo y comprender qué significa no poder predecir si se podrá pagar la comida de los hijos más allá del final del mes o cómo se le explica a un hijo pequeño que no haya una comida suficiente sobre la mesa.
Se trata P. Mollá de injusticia social y no veo como se le puede dar vueltas. No voy a recurrir a los argumentos viejos pero mientras las capas altas de la sociedad sigan educando a sus hijos para competir comercialmente para acumular dinero y los colegios privados donde les educan sigan siendo parte de la ecuación correspondiente no podrá haber ningún espacio para la compassion y la solidaridad que cualquier noción de justicia equitativa reclaman.