Tere Iribarren. Un grito, un eco, un silencio. Siento vergüenza… De nuevo, como aniversario, en medio de vacaciones, en pleno descanso, un grito, mejor un silencio, llega como noticia a la prensa, noticia pasada ya, pronto olvidada.
Un gran grupo de inmigrantes… El mar los echa a la tierra. Es una bofetada a las promesas de los políticos, a la indiferencia ciudadana, a la mía, a la tuya, a la nuestra. El mar y el oleaje han roto todos sus sueños.
Y el eco de las palabras de Jesús “conmigo lo hicisteis”…
Para nosotros son hermanos sin rostro, sin nombre, sin familia, sin tumba.
Muertos que nadie reclamará, muertos que soñaron con vivir dignamente, que no conocieron la paz, que vieron las caras asustadas de sus pequeños en medio de la guerra, que aún sienten en su carne la caricia y la sonrisa.
En medio del grito indignado, los cristianos creemos que un misterio mayor nos acoge, nos arropa, nos promete la vida.
Nosotros no podemos quedarnos callados, no podemos seguir tranquilos. Por lo menos, deberíamos estar muy avergonzados.
Imagen extraída de: La Vanguardia
Es una lastima que estas cosas parece que no estan en los intereses de nuestros políticos, prima más el dinero que las personas. Jo siento verguenza de como funciona todo y de que estemos callados ante semejantes salvajadas…!!!
Un escrit curtet on, tanmateix, hi és tot, no hi manca res. És un crit per la vida dels germans, a veure si ens desvetllem, ja! Si cridessim tots alhora, almenys ens faríem sentir…
Si no tenim entranyes de compassió, podem considerar-nos seguidors de Jesús? a vegades em pregunto què carai fem a missa…
Agraeixo el teu crit, Tere, acostumats com estem a sentir discursos antiavortament i molt pocs en defensa de la vida dels ja nascuts.