Cristianisme i Justícia. En esta ocasión Cristianisme i Justícia ha querido dar voz a los jóvenes en su declaración de Fin de Año. El suyo es un análisis lúcido de la situación que estamos viviendo, reconociendo los errores, denunciando la creciente desigualdad social y declarando su compromiso de trabajar para transformar esta realidad. «No queremos ser una generación perdida», afirman, huyendo de la etiqueta que a menudo se utiliza para referirse a los jóvenes de esta franja de edad.

Se definen como «hijos de la bonanza», de una sociedad mercantilizada donde la democracia se ha ido diluyendo en el individualismo, y reconocen que «en algún momento de este proceso dejamos de pensar qué modelo de sociedad queríamos porque no lo creíamos necesario y el totalitarismo de la indiferencia empezó a instalarse en nuestras vidas». Aseguran, sin embargo, que «nos han quitado la venda de los ojos» y ahora constatan el déficit democrático, el desprestigio de las instituciones políticas, la polarización ideológica que dificulta el diálogo, los riesgos del absolutismo de la técnica y una creciente superficialidad que invade todos los ámbitos de la vida.

Frente a ello denuncian el desmantelamiento del Estado del Bienestar, que está provocando un aumento de las desigualdades sociales y advierten que la crisis «al igual que ha producido una ola de solidaridad, está alentando la aparición de un nuevo fascismo social» que puede ser una amenaza a la convivencia y a la democracia.

A pesar del desconcierto que provoca encontrarse en medio de un cambio de época, enfrentándose a la «imposibilidad de lograr muchos de los proyectos personales y comunitarios con que nos habían enseñado a soñar», este grupo de jóvenes se niega a formar parte de una generación perdida.

Por ello, este manifiesto quiere ser una llamada a la esperanza, en el que se comprometen e invitan a recuperar la fraternidad y trabajar por lo común, combatir el individualismo y la indiferencia, y cuidar a la persona en su integridad.

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Para leer la reflexión de fin de año entera, haz click aquí.

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7 Comentarios

  1. Enhorabuena por las reflexiones que han hecho estos jóvenes; son muy ciertas y animan a la esperanza en los caminos social, ideológico, institucional, de valores y de religión. No obstante, en el apartado económico social / estado del bienestar no hay que olvidar los abusos que se han dado al malgastar los recursos del Estado y al enriquecerse de forma nada ética una parte de los ciudadanos.
    Respecto a la disminución de recursos que ha hecho empobrecer el estado de bienestar, recordemos a funcionarios que no cumplían sus obligaciones de horarios de trabajo por los cuales eran retribuidos (administración, sanidad, educación,…) y que en las empresas privadas no se habrían consentido. O los cobros de prestaciones sociales de parte de la ciudadanía que está sin trabajo – desde el paro al PER – que son percibidos por personas que prefieren seguir en ese estado de subvención estatal antes que ponerse a trabajar en colocaciones que les ofrece el mismo Estado. Por no hablar de las desastrosas inversiones institucionales en aeropuertos, autovías, pabellones municipales, etc, y por supuesto las bonificaciones económicas entregadas a directivos de la Banca por lograr unas cifras de negocio cuyos rendimientos han sido todo lo negativos que se nos ha dado a conocer.
    Todo este tremendo gasto, de no haberse producido, habría llevado a una situación muy diferente de la actual. Por lo que esta llamada vuestra a una educación en valores es fundamental, como lo es esa llamada a la esperanza que a lo largo de la historia siempre han dado esos «profetas en tiempos de crisis» – desde Isaías o San Pablo, a Dorothy Day -, esos líderes diferentes que con sus reflexiones abren los ojos a la sociedad. Vuestro escrito forma parte de ello.

  2. Claro que no son una generación perdida!, juntos tienen todo lo necesario para hacer de este mundo un lugar más humano y justo. En ocasiones pierde uno el camino pero el primer paso es reconocerlo para poder corregir. Mis felicitaciones y que VIVAN LOS JÓVENES! Y SI VAN A PODER!

  3. No sé si la política de esta página permite responder a los comentarios de otras personas, de modo que me arriesgo a ello. Después de leer lo escrito por José Manuel Casanovas el día 28 de Diciembre de 2012 a la 1:20 pm, me doy cuenta de la profundidad del problema en el que estamos metidos.

    Dice José Manuel Casanovas: «Enhorabuena por las reflexiones que han hecho estos jóvenes; son muy ciertas y animan a la esperanza en los caminos social, ideológico, institucional, de valores y de religión.»

    Eso espero. Como deseo el cambio que ellos anuncian allá, en su reflexión, tendente a preocuparnos por la persona y por lo común. Sin embargo, me produce desesperanza el razonamiento de José Manuel Casanovas respecto a la maltrecha «salud» del Estado del bienestar, que él achaca a los subsidiados del PER, a los que acusa vagos y jetas porque aspiran a percibir ese subsidio en lugar de buscar trabajo (se olvida de los Latifundios en Andalucía, esa cantidad enorme de Hectáreas en manos de cuatro o cinco familias, que no han de preocuparse en sacarles rendimiento ya que la política agraria de la Comunidad Europea los premia con «subsidios» multimillonarios por el hecho de ser propietarios de tierras) y a los Funcionarios, en tanto que no cumplen con sus horarios de trabajo, y en defintiva a lo público, ya que en una empresa privada no habría sucedido este comportamiento porque los dueños no lo habrían consentido:

    «Respecto a la disminución de recursos que ha hecho empobrecer el estado de bienestar, recordemos a funcionarios que no cumplían sus obligaciones de horarios de trabajo por los cuales eran retribuidos (administración, sanidad, educación,…) y que en las empresas privadas no se habrían consentido. O los cobros de prestaciones sociales de parte de la ciudadanía que está sin trabajo – desde el paro al PER – que son percibidos por personas que prefieren seguir en ese estado de subvención estatal antes que ponerse a trabajar en colocaciones que les ofrece el mismo Estado.»

    Luego sí, cita el derroche en obra pública innecesaria (olvida que el dinero público pagado por esa obra fue a grandes constructoras españolas, para regocijo de sus dueños y consejos de administración) o las bonificaciones a directivos de la Banca (volviendo a olvidar que el rescate bancario se está llevando por delante lo poco que queda del precario Estado del Bienestar):

    «Por no hablar de las desastrosas inversiones institucionales en aeropuertos, autovías, pabellones municipales, etc, y por supuesto las bonificaciones económicas entregadas a directivos de la Banca por lograr unas cifras de negocio cuyos rendimientos han sido todo lo negativos que se nos ha dado a conocer.»

    Hecho de menos el término «política» en la reflexión. La crisis es, fundamentalmente, política. Pero me parece una reflexión valiente y que va contracorriente del pensamiento dominante. Poner el foco en la persona y en lo común, en la cooperación, en combatir el individualismo, es arriesgado. Pero el riesgo es consustancial al cristianismo.

  4. En mi anterior escrito hay una falta de ortografía «imperdonable». Al final del mismo, concretamente en el último párrafo, empiezo así:

    «Hecho de menos el término “política” en la reflexión. La crisis es, fundamentalmente, política. Pero me parece una reflexión valiente y que va contracorriente del pensamiento dominante….»

    Echo, del verbo echar, se escribe sin H. He cometido un doble error: escribirlo y publicarlo sin asegurarme. Disculpen.

  5. A pesar del desconcierto que provoca encontrarse en medio de un cambio de época, enfrentándose a la “imposibilidad de lograr muchos de los proyectos personales y comunitarios con que nos habían enseñado a soñar”, este grupo de jóvenes se niega a formar parte de una generación perdida.

  6. José Manuel,
    Muchas gracias por tu comentario.
    Creo que focalizar la responsabilidad de la situación en la que estamos en tod@s l@s funcionari@s y perceptores de las distintas ayudas que la sociedad se dio para paliar las diferencias de oportunidades, desigualdades estructurales y desventuras vitales, es injusto y falta a la verdad.
    Estoy de acuerdo con que otro funcionariado es posible porque otro funcionariado ya es, ya existe en much@s profesionales que hacen bien su trabajo y cumplen el horario, o lo incumplen haciendo más horas de las estipuladas por compromiso con las personas, con la sociedad y con lo público.
    Criminalizando al funcionariado nos están imponiendo privatizaciones que nos empobrecen como sociedad y no mejoran los servicios que recibimos (http://focap.wordpress.com/2012/12/10/la-gestio-privada-no-es-millor-ni-mes-eficient-que-la-publica/) y pagamos entre tod@s y además aumenta la violencia contra lo público (la evasión de capitales, el fraude fiscal de todo tipo, incluida la contratación en negro o el impago del IVA, son también formas de violentar lo público) y contra las personas que lo representan (profesionales que son su cara visible, además de l@s politic@s).
    Recuperemos los valores comunitarios, el bien común como objetivo de tod@s y la política como medio para conseguirlo, hagamos una regeneración ética de toda la sociedad y seguro que también tendremos el funcionariado, el empresariado y la clase política que queremos.

  7. Excelente reflexión; pero tan sólo es un primer sorbito de lo que vivimos desde haces siglos en Latinoamérica. Mucha Paz…

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