
“Tengo miedo, me van a matar”
Voces. José M. Castillo. [Religión Digital] Nadie pone en duda que Monseñor Romero fue un obispo ejemplar. Tan ejemplar que cuanto más se va conociendo su vida, más se le aprecia y más se le admira. Esto es lo más claro y lo más seguro que puedo afirmar, después de los 17 años que fui profesor de Teología en la UCA, la Universidad que tienen los jesuitas en El Salvador.
Yo no conocí a Romero. Porque cuando empecé a ir a Centro América, hacía ya nueve años que a él lo habían matado. Pero su recuerdo estaba entonces –y sigue ahora– tan vivo en el pueblo, en la gente, que todo el mundo habla de él. Sin duda alguna, Monseñor Romero es el salvadoreño más universal, que ha regalado aquel entrañable país a la Iglesia y al mundo.
Ahora, cuando el papa Francisco lo propone como ejemplo de creyente y de obispo, se recuerdan sus mejores ejemplos de vida y de fidelidad al Evangelio. Pero, en la vida de un hombre como Romero, siempre hay datos y detalles que nadie se imagina. Romero fue un santo. Pero, antes que un santo, fue un ser humano, profundamente humano. Y eso es lo que quiero recordar aquí. (más…)

Oscar Romero, una vida al estilo de Jesús
Víctor Codina. En 1986 visité en San Salvador la modesta vivienda de Monseñor Romero dentro del Hospital de la Divina Providencia para enfermos de cáncer. La religiosa carmelita que nos lo enseñaba nos contó que a altas horas de la noche del sábado 22 al domingo 23 de marzo de 1980 vio que la luz de la habitación de Monseñor todavía estaba prendida. Fue a verle para saber si se encontraba mal o necesitaba algo. Romero le dijo que estaba bien y que preparaba una homilía muy importante para la misa del día siguiente en la catedral.
En la homilía del domingo 23 de marzo en la catedral, Romero dirigió una vibrante llamada profética a los soldados del pueblo, forzados por el gobierno a reprimir a la población: “En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo, cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, ¡les ordeno!, en nombre de Dios ¡cese la represión!”. (más…)
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