
¿Es posible la dignidad sin todos los derechos?
Xavier Alonso. Es una pregunta peligrosa, porque puede justificar que se limiten los derechos. No, no es posible. La máxima dignidad consiste en tener todos los derechos. Si hablamos de inmigración, su integración está condicionada por el principio de gradualidad. En España y en todos los países los derechos son adquiridos por los extranjeros gradualmente, paso a paso, con el paso del tiempo. Al llegar al país, aunque no tengas “papeles”[1], dispones ya de ciertos derechos: servicios sociales básicos, reunión, asociación, sindicación, huelga, educación obligatoria, asistencia sanitaria pública (en algunas comunidades autónomas), tutela judicial, asistencia jurídica gratuita. Y hay un derecho-obligación que es fundamental, un derecho-bisagra fundamental: el derecho a empadronarse. Toda persona, tenga o no papeles, debe empadronarse. Empadronarse sirve para hacer contar el tiempo, 3 años, hasta que puedas obtener la autorización de residencia por arraigo social[2], que da paso al segundo nivel de derechos, los de los extranjeros “con papeles”: reagrupación familiar, ayudas públicas de vivienda, educación postobligatoria, trabajo y seguridad social, sufragio activo y pasivo en las elecciones locales bajo ciertas circunstancias. (más…)

Aislar a la xenofobia #2015electoral
Xavier Alonso. Los que conocen la historia reciente de la política de inmigración en España, coinciden en que en el año 2000 se truncó el consenso entre los dos grandes partidos acerca de las líneas maestras de dicha política. El borrador de la segunda ley de extranjería de la democracia fue consensuado por la mayoría de los partidos en el Congreso de los Diputados, pero en última instancia no recibió el apoyo del PP, que gobernaba. La Ley orgánica 4/2000 se aprobó sin sus votos. Y tras las elecciones del 12 de marzo de 2000, el PP, con mayoría absoluta, aprobó la ley orgánica 8/2000. ¿Qué consenso se quebró?
El consenso que se quebró fue la tradición de consensuar la política… El consenso no tiene por qué estar relacionado con discursos electorales explícitos. En una materia tan sensible como es la inmigración, puede consistir en hablar contenidamente en los medios de comunicación, no estigmatizar a los inmigrantes o a las confesiones religiosas, pactar cambios legales en vez de imponerlos, etc. Los partidos y sus líderes deben asumir esa responsabilidad. Plataforma x Cataluña, un partido xenófobo, obtuvo representación en las elecciones municipales de 2003 y 2011, y aquí el consenso consistiría –suponemos- en aislarlos, no darles juego en los debates, no competir por el mensaje. El PP asumió un reiterado discurso xenófobo en Badalona. Sin duda, es difícil y hasta incoherente que un partido renuncie a competir por un espacio electoral, por mucho que uno de los competidores sea xenófobo… (más…)