entreParéntesis/Cristianisme i JustíciaEl panorama internacional es mucho más amplio de lo que en este breve comentario podemos abordar. Por ello, nos limitaremos a seleccionar algunas de las cuestiones que nos parecen más relevantes, esbozando algunas reflexiones relacionadas.

Durante el mes de Ramadán de 2014, concretamente el 29 de julio, la organización terrorista «Estado Islámico de Irak y el Levante», proclamó su intención de crear un califato extendido por todo el mundo musulmán. Desde entonces se han hecho muy patentes la brutalidad de sus acciones; la sistemática persecución de las minorías étnicas y religiosas, especialmente de los cristianos de Oriente medio, y en general de todos sus opositores; la habilidad en el uso de los medios de comunicación y las redes sociales; la ingente cantidad de recursos económicos que manejan; el poderío militar y la amenaza que supone para la paz mundial. La respuesta internacional no siempre ha sido coherente ni bien articulada. Todo parece indicar que nos enfrentamos a un fundamentalismo yihadista radicalizado desde nuestra perplejidad e incapacidad como Occidente de entablar un diálogo constructivo y honesto.

También en el verano de 2014, la epidemia del Ébola llegó a la opinión pública occidental, aunque el brote actual se había declarado ya a finales de marzo en Guinea Conakry. Esta enfermedad habla no sólo de lo que significa vivir en la sociedad del riesgo global ni tampoco sólo de las distorsionadas «políticas del miedo», sino sobre todo habla del olvido sistemático de África y de nuestras miradas interesadas a la realidad: sólo nos preocupa África desde lo que resulta problemático para nosotros y parece amenazar nuestra seguridad, como las enfermedades o la migración.

Quizá esto no sea más que otro síntoma de la crisis ético-cultural de Europa, incapaz de poner en juego sus valores democráticos y solidarios. También los Estados Unidos dan señales de agotamiento, en tanto que líderes de un modelo que, hasta ahora, resultaba ser hegemónico; el declive de Obama, tanto en popularidad como en margen de acción política, puede verse como indicador de esta misma realidad. En paralelo, se constata la fuerte emergencia de nuevas potencias que reclaman protagonismo (sobre todo China, pero también India y Rusia, con su política expansiva que se muestra en la ocupación de Ucrania). Al mismo tiempo, queremos mostrar nuestra honda preocupación por aquellos Estados, como México, en que se corre el riesgo de sustituir el Estado de derecho por el crimen que se alimenta del mercado (en ese caso, el narcotráfico; en el caso del Estado Islámico, el petróleo).

También en este capítulo podemos detectar y destacar alguna flor de invierno. Concretamente, identificamos dos, tampoco exentas de ambigüedad. Por un lado, la emergencia de ciertos liderazgos latinoamericanos que permiten recobrar la esperanza. Por otro lado, hay que destacar el incremento de la cooperación Sur-Sur y el ascenso de una nueva multipolaridad en el tablero internacional. Nada de ello es perfecto. Pero tampoco casi nada es solamente negativo.

Conclusión

Creemos que el Señor de la historia, a través de estos acontecimientos, con sus fracasos y logros, sigue llevando adelante su historia de salvación para toda la humanidad. Desde esta convicción, queremos terminar haciendo nuestras unas palabras del papa Francisco en el número 218 de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium: «La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética». Son palabras que iluminan nuestra realidad, clarifican nuestro análisis, refuerzan nuestras opciones y estimulan nuestro compromiso de cara al año 2015 que ahora comenzamos.

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Imagen extraída de: Taringa

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