Santi Torres. Hablaba el otro día de los tópicos, pondré hoy solamente un ejemplo: el tópico de que los políticos se han alejado de la realidad. A quien le toca por razones de trabajo estar en contacto frecuente con políticos de tendencias bien diversas sabe que, efectivamente, esto no es nada más que otro tópico. Precisamente lo que uno percibe de la realidad actual es lo contrario: los políticos viven demasiado pegados a la realidad. Si, demasiado condicionados por cuestiones personales como las que nos afectan a todos (mantener el trabajo, conciliar vida laboral y profesional…) y por cuestiones derivadas de un momento de crisis que no sabemos cómo gestionar. Personalmente ya me gustaría tener más políticos “alejados de la realidad”, es decir, personas de pensamiento y amplio horizonte, gente con visión, leídos en historia y amantes de una cierta abstracción; personas de diálogo y cultura, gente acostumbrada a pensar por ella misma y con cierta libertad y decisión. Pero en cambio, veo sobre todo personas muy normales, asustadas y condicionadas por una “realidad” que les desborda. Personas preocupadas porque hablen bien de ellas en los periódicos, preocupadas por estar a buenas con los sectores en que se apoyan, preocupadas por unos indicadores económicos que ya no controlan, preocupadas de gobernar mirando los sondeos…. Preocupadas y asustadas. ¡Y además acusadas de vivir alejadas de la realidad!

Pero el tópico no es solamente falso sino también peligroso. Provoca reacciones como las de aquellos políticos que deciden “hablar como la gente”, “acercarse a la gente”, “hacer suyos los problemas de la gente”… y lo único que hacen es acercarse a las realidades más radicalizadas para pescar unos cuantos votos aunque sea precisamente a base de deformar la realidad de “tanto acercarse a ella”. Los populismos son hoy más que nunca una tentación, especialmente ante  cuestiones que por su complejidad necesitan de abordajes menos simplificadores.

Por tanto, reivindico un cambio de “tópico”. Que deje de repetirse el sonsonete de los “coches oficiales”, de “la burbuja del poder”, o de los “sueldos astronómicos”… Quizás en determinados niveles de la política esto pueda darse, pero no es el caso de la mayoría ni es éste el “problema” principal de nuestros políticos. El problema es que no saben qué hacer, y viven tan desorientados como el resto: presionados por una realidad que no les deja mucho margen de maniobra. O disponemos todos de un poco de serenidad para que cada uno pueda hacer bien  su trabajo, de un poco de confianza  y de un poco más de democracia y poder, o no lo tenemos crudo. En este caso será bueno no equivocarse de enemigo, aunque  sea partir de una simplificación sin pies ni cabeza.

parlamenthttp://www.rtve.es/noticias/20100701/majors-reduciran-forma-ostensible-peliculas-catalunya/337959.shtml
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Miembro del equipo de Cristianisme i Justícia. Licenciado en Psicología por la UB, en Teología por el Instituto de Teología Fundamental y máster en Teoría Política por la Universidad Pompeu Fabra. Presidente del Patronato de la Fundación Migra Studium.
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1 COMENTARIO

  1. Si no saben que hacer ¡que se vayan! y si no se van es porque tampoco saben que hacer en su vida fuera de la política.

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